Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

Señor

II Rey 24:15 Envió, pues, el Señor la peste a Israel desde aquella mañana hasta el tiempo señalado, y murieron del pueblo, desde Dan hasta Bersabee, setenta mil hombres.
II Rey 24:16 Y habiendo extendido el ángel del Señor su mano sobre Jerusalén para desolarla, el Señor se apiadó de su angustia, y dijo al ángel del Señor junto a la era de Areúna, jebuseo.
II Rey 24:16 Y habiendo extendido el ángel del Señor su mano sobre Jerusalén para desolarla, el Señor se apiadó de su angustia, y dijo al ángel del Señor junto a la era de Areúna, jebuseo.
II Rey 24:16 Y habiendo extendido el ángel del Señor su mano sobre Jerusalén para desolarla, el Señor se apiadó de su angustia, y dijo al ángel del Señor junto a la era de Areúna, jebuseo.
II Rey 24:17 Y dijo David al Señor, así que vio que el ángel castigaba al pueblo: Yo soy el que he pecado; yo el que tengo la culpa. ¿Qué han hecho éstos, que son unas ovejas? ¡Oh Señor!, te ruego que descargues tu mano sobre mí y sobre la casa de mi padre.
II Rey 24:17 Y dijo David al Señor, así que vio que el ángel castigaba al pueblo: Yo soy el que he pecado; yo el que tengo la culpa. ¿Qué han hecho éstos, que son unas ovejas? ¡Oh Señor!, te ruego que descargues tu mano sobre mí y sobre la casa de mi padre.
II Rey 24:18 Y aquel mismo día vino Gad a David y le dijo: Sube a la era de Areúna jebuseo, y levanta en ella un altar al Señor.
II Rey 24:19 Fue, pues, David allá, en cumplimiento del mandato que le dio Gad en nombre del Señor.
II Rey 24:21 y saliendo al encuentro, hizo al rey profunda reverencia pegado el rostro en tierra, y dijo: ¿Qué motivo hay para que el rey mi señor venga a casa de su siervo? Al cual respondió David: Para comprarte esa era, y edificar en ella un altar al Señor; a fin de que cese la mortandad que se extiende por el pueblo.
II Rey 24:23 Todas estas cosas dio el rey Areúna al rey David, y añadió: El Señor Dios tuyo acepte tu sacrificio.
II Rey 24:24 Respondió el rey y le dijo: No ha de ser como tú quieres, sino que te pagaré lo que vale; que no quiero ofrecer yo al Señor mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Y así compró David la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata;
II Rey 24:25 y edificó allí David un altar al Señor, ofreciendo en él holocaustos y hostias pacíficas; con lo que se mostró el Señor propicio a la tierra, y cesó la mortandad en Israel.
II Rey 24:25 y edificó allí David un altar al Señor, ofreciendo en él holocaustos y hostias pacíficas; con lo que se mostró el Señor propicio a la tierra, y cesó la mortandad en Israel.
III Rey 1:17 Respondió ella, diciendo: Tú juraste, mi señor, a tu esclava por el Señor Dios tuyo, que Salomón , mi hijo, reinaría después de ti, y se sentaría en tu trono.
III Rey 1:30 que así como te juré por el Señor Dios de Israel, diciendo: Tu hijo Salomón reinará después de mí, y él se sentará sobre mi trono en mi lugar, así lo ejecutaré hoy.
III Rey 1:36 Banaías, hijo de Joíada, respondió al rey, diciendo: Amén, así lo confirme el Señor y Dios del rey mi amo.
III Rey 1:37 Como el Señor ha protegido al rey mi amo, así guarde a Salomón , y ensalce su trono, aun más que el trono de mi amo el rey David.
III Rey 1:43 No por cierto, respondió Jonatás a Adonías; porque David, el rey nuestro Señor, ha declarado por rey a Salomón .
III Rey 1:47 y los criados del rey han entrado ya para felicitar a David, nuestro rey y señor, diciendo: Haga Dios el nombre de Salomón más glorioso todavía que tu mismo nombre, y engrandezca su trono aun más que el tuyo. Y el rey desde su cama ha adorado al Señor,
III Rey 1:48 y ha dicho: Bendito sea el Señor Dios de Israel que me ha concedido el ver hoy con mis ojos al hijo mío sentado en mi solio.
III Rey 2:3 y observa los mandamientos del Señor Dios tuyo, siguiendo sus caminos, guardando sus ceremonias, sus preceptos, sus leyes y sus estatutos, como está escrito en la ley de Moisés, para que aciertes en todo cuanto hagas y en cuanto pongas la mira.
III Rey 2:4 De esta manera el Señor confirmará las palabras que me dio, diciendo: Si tus hijos procedieren bien, y anduvieren en mi presencia, siguiendo la verdad con todo su corazón y con toda su alma, ocupará siempre alguno de tu linaje el trono de Israel.
III Rey 2:8 Así te queda también Semei, hijo de Gera, hijo de Jemini, natural de Bahurim, el cual vomitó contra mí horrendas maldiciones cuando yo me retiraba a los campamentos. Mas porque salió a recibirme al repasar yo el Jordán, le juré por el Señor, diciendo: No te quitaré la vida.
III Rey 2:15 Ya sabes, dijo, que la corona me tocaba a mí, y que todo Israel me había preferido para que fuese su rey; pero el reino ha sido transferido y puesto en poder de mi hermano; porque lo tenía destinado el Señor para él.
III Rey 2:23 Por lo cual juró el rey Salomón por el Señor, diciendo: Tráteme Dios con todo el rigor de su justicia, si no es verdad que en daño de su propia vida ha entablado Adonías esta pretensión.
III Rey 2:26 Dijo asimismo el rey a Abiatar, sumo sacerdote: Retírate a la posesión que tienes en Anatot. Tú, a la verdad, mereces la muerte, pero yo no te quito hoy la vida, por cuanto llevaste el arca del Señor Dios delante de mi padre David, y acompañaste a mi padre en todos los trabajos que padeció.
III Rey 2:27 Con esto Salomón desterró a Abiatar, para que no ejerciese más las funciones de sumo sacerdote del Señor; con lo cual se cumplió la palabra pronunciada por el Señor en Silo contra la casa de Helí.
III Rey 2:27 Con esto Salomón desterró a Abiatar, para que no ejerciese más las funciones de sumo sacerdote del Señor; con lo cual se cumplió la palabra pronunciada por el Señor en Silo contra la casa de Helí.
III Rey 2:28 Llegó esto a oídos de Joab, quien había seguido el partido de Adonías, y no el de Salomón . Se refugió, pues, Joab al Tabernáculo del Señor, y se asió de la punta del altar.
III Rey 2:29 Le dieron cuenta al rey Salomón de que Joab se había refugiado al Tabernáculo del Señor, y de que estaba al lado del altar; y envió Salomón a Banaías, hijo de Joíada, diciendo: Anda, ve, y mátale.
III Rey 2:30 Fue, pues, Banaías al Tabernáculo del Señor, y dijo a Joab: El rey te manda que salgas fuera. No saldré, respondió Joab; sino que moriré aquí. Dio Banaías parte al rey, diciendo: Esto me ha dicho Joab, y esto me ha respondido.
III Rey 2:32 Y el Señor hará recaer su sangre sobre su cabeza, puesto que él asesinó a dos varones justos, y mejores que él, atravesando con su espada, sin que mi padre David lo supiese, a Abner, hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasa, hijo de Jeter, general del ejército de Judá.
III Rey 2:33 Recaiga, pues, la sangre de éstos sobre la cabeza de Joab, y sobre la cabeza de sus descendientes para siempre. Mas a David y a su descendencia, a su casa y a su trono, dé el Señor paz sempiterna.
III Rey 2:42 Y enviando el rey a llamarle, le dijo: ¿No te juré yo por el Señor, y te previne que cualquier día que salieses para ir acá o allá, se te quitaría la vida? Y tú me respondiste: Justa es la orden que acabo de oír.
III Rey 2:43 ¿Cómo es, pues, que has traspasado el juramento del Señor, y el precepto que yo te puse?
III Rey 2:44 Y añadió el rey a Semei: Tú bien sabes y tu misma conciencia es testigo de todo el mal que hiciste a mi padre David. El Señor ha hecho caer sobre tu cabeza el castigo de tu maldad.
III Rey 2:45 Mas el rey Salomón será bendito, y el trono de David será estable para siempre delante del Señor.
III Rey 3:1 Salomón , pues, afianzado que hubo su trono, emparentó con el faraón, rey de Egipto, desposándose con su hija; la que condujo a la ciudad de David, mientras que acababa de edificar su casa y el templo del Señor, y los muros alrededor de Jesusalén.
III Rey 3:2 Mientras tanto el pueblo ofrecía sacrificios en los lugares altos; porque no estaba todavía edificado el templo del Señor.
III Rey 3:3 Y Salomón amó al Señor, y siguió los preceptos de David su padre; solamente que ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos.
III Rey 3:5 Y se apareció el Señor por la noche en sueños a Salomón , diciendo: Pide lo que quieres que yo te otorgue.
III Rey 3:7 Ahora, pues, Señor Dios, tú me has hecho reinar a mí, siervo tuyo, en lugar de mi padre David; mas yo soy aún como un niño pequeño que no sabe la manera de conducirse.
III Rey 3:10 Agradó esta oración al Señor, por haber pedido Salomón semejante gracia.
III Rey 3:11 Y le dijo el Señor: Por cuanto has hecho esta petición, y no has pedido para ti larga vida, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino que has pedido sabiduría para discernir lo justo,
III Rey 3:15 Luego que despertó Salomón , conoció la cualidad o verdad de aquel sueño; y llegado a Jerusalén , se presentó ante el arca del Testamento del Señor, y ofreció holocaustos y víctimas pacíficas, y dio un gran banquete a todos sus cortesanos.
III Rey 5:3 Bien sabes el deseo que tuvo mi padre David, y que no pudo edificar el templo al Nombre del Señor su Dios a causa de las guerras que tenía con sus vecinos, hasta que el Señor se los puso bajo las plantas de sus pies.
III Rey 5:3 Bien sabes el deseo que tuvo mi padre David, y que no pudo edificar el templo al Nombre del Señor su Dios a causa de las guerras que tenía con sus vecinos, hasta que el Señor se los puso bajo las plantas de sus pies.
III Rey 5:4 Mas ahora el Señor mi Dios, me ha dado reposo por todas partes, y no tengo enemigo ni obstáculo alguno.
III Rey 5:5 Por eso pienso edificar un templo al Nombre del Señor Dios mío, como lo dejó el Señor ordenado a mi padre David, diciendo: Tu hijo a quien pondré en tu lugar sobre tu solio, ése ha de edificar el templo al Nombre mío.
III Rey 5:5 Por eso pienso edificar un templo al Nombre del Señor Dios mío, como lo dejó el Señor ordenado a mi padre David, diciendo: Tu hijo a quien pondré en tu lugar sobre tu solio, ése ha de edificar el templo al Nombre mío.