Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

Señor

Jer 51:50 Vosotros que huisteis de la espada, venid, no os paréis, desde lejos acordaos del Señor, y ocupe otra vez Jerusalén todo vuestro corazón.
Jer 51:51 Avergonzados estamos, ¡oh Señor!, de los oprobios que hemos oído: Se cubrieron de confusión nuestros rostros, porque los extranjeros entraron en el santuario del templo del Señor.
Jer 51:51 Avergonzados estamos, ¡oh Señor!, de los oprobios que hemos oído: Se cubrieron de confusión nuestros rostros, porque los extranjeros entraron en el santuario del templo del Señor.
Jer 51:52 Por eso, dice el Señor, he aquí que llega el tiempo en que yo destruiré sus simulacros, y en todo su territorio se oirán los aullidos de sus heridos.
Jer 51:53 Aun cuando Babilonia se levantare hasta el cielo, y afianzare en lo alto su fuerza, yo enviaré, dice el Señor, gentes que la destruirán.
Jer 51:55 porque ha asolado el Señor a Babilonia, y ha hecho cesar su orgulloso tono; y será el ruido de sus oleadas semejante al de una gran mole de aguas, tal será el sonido de sus gritos.
Jer 51:56 Porque ha venido el ladrón sobre ella, esto es, sobre Babilonia, y han sido cogidos sus valientes, cuyo arco se quedó sin fuerza; porque vengador poderoso es el Señor, el cual les dará la paga merecida.
Jer 51:57 Y embriagaré con el cáliz de mi ira a sus príncipes, y a sus sabios, y a sus capitanes, y a sus magistrados, y a sus campeones, y haré que duerman un sueño perdurable, del cual jamás despertarán, dice el Señor, cuyo nombre es Señor de los ejércitos.
Jer 51:57 Y embriagaré con el cáliz de mi ira a sus príncipes, y a sus sabios, y a sus capitanes, y a sus magistrados, y a sus campeones, y haré que duerman un sueño perdurable, del cual jamás despertarán, dice el Señor, cuyo nombre es Señor de los ejércitos.
Jer 51:58 Esto dice el Señor de los ejércitos: Aquel anchísimo muro de Babilonia será arruinado de arriba abajo, y serán abrasadas sus altísimas puertas, y reducido a la nada el trabajo de los pueblos, y a ser pasto de las llamas la faena de las naciones.
Jer 51:62 dirás: ¡Oh Señor!, tú has dicho que destruirás este lugar de modo que no quede quien lo habite, ni hombre ni bestia, y sea una eterna soledad.
Jer 52:2 Y pecó Sedecías en la presencia del Señor obrando en todo y por todo como había obrado Joakim.
Jer 52:3 Estaba el Señor tan altamente irritado contra Jerusalén y contra Judá, que llegó a arrojarlos de delante de sí; y Sedecías se rebeló contra el rey de Babilonia.
Jer 52:13 y abrasó el templo del Señor, y el palacio del rey, y todas las casas de Jerusalén , y todos los grandes edificios quedaron incendiados.
Jer 52:17 Los caldeos hicieron también pedazos las columnas de bronce que estaban en el templo del Señor, y los pedestales, y el mar o concha de bronce que había en el templo del Señor; y se llevaron a Babilonia todo su cobre.
Jer 52:17 Los caldeos hicieron también pedazos las columnas de bronce que estaban en el templo del Señor, y los pedestales, y el mar o concha de bronce que había en el templo del Señor; y se llevaron a Babilonia todo su cobre.
Jer 52:20 y las dos columnas, y el mar de bronce, y los doce becerros de bronce que estaban debajo de las basas, que había mandado hacer Salomón en el templo del Señor. Inmenso era el peso del metal de todos estos muebles.
Lam 1:5 Sus enemigos se han enseñoreado de ella; los que la odiaban se han enriquecido con sus despojos, porque el Señor falló contra ella a causa de grandes de sus maldades; sus pequeños han sido llevados al cautiverio, arreándolos el opresor.
Lam 1:9 Hasta sus pies llegan sus inmundicias; ella no se acordó de su fin; está profundamente abatida sin que haya quién la consuele. Mira, Señor, mira mi aflicción; porque el enemigo se ha engreído.
Lam 1:11 Todo su pueblo está gimiendo y anda en busca de pan, todo cuanto tenían de precioso lo han dado para adquirir un bocado con que conservar su vida. Míralo, Señor, y considera cómo estoy envilecida.
Lam 1:12 ¡Oh vosotros cuantos pasáis por este camino!, atended y considerad si hay dolor como el dolor mío; porque el Señor, según él lo predijo, me ha vendimiado, o despojado de todo, el día de su furibunda ira.
Lam 1:14 El yugo o castigo de mis maldades se dio prisa a venir sobre mí, el mismo Señor con sus manos las arrolló como un fardo y las puso sobre mi cuello; me faltaron las fuerzas; el Señor me ha entregado en manos de que no podré librarme.
Lam 1:14 El yugo o castigo de mis maldades se dio prisa a venir sobre mí, el mismo Señor con sus manos las arrolló como un fardo y las puso sobre mi cuello; me faltaron las fuerzas; el Señor me ha entregado en manos de que no podré librarme.
Lam 1:15 Ha arrebatado el Señor de en medio de mí todos mis príncipes y campeones; ha aplazado contra mí el tiempo de la ruina, en el cual destruyese a mis jóvenes escogidos. El Señor mismo los ha pisado como en un lagar, para castigar a la virgen hija de Judá.
Lam 1:15 Ha arrebatado el Señor de en medio de mí todos mis príncipes y campeones; ha aplazado contra mí el tiempo de la ruina, en el cual destruyese a mis jóvenes escogidos. El Señor mismo los ha pisado como en un lagar, para castigar a la virgen hija de Judá.
Lam 1:17 Sión extiende su manos; pero no hay quien la consuele. El Señor ha convocado los enemigos de Jacob para que le rodeen; cual mujer manchada en sus períodos o impureza legal, así es Jerusalén en medio de ellos.
Lam 1:18 Justo es el Señor; pues que yo, rebelde contra sus órdenes, lo irrité. Pueblos todos, oíd os ruego, y considerad mi dolor, mis doncellas y mis jóvenes han sido llevados al cautiverio.
Lam 1:20 Mira, ¡oh Señor!, cómo estoy atribulada; conmovidas están mis entrañas; se ha trastornado todo mi corazón; llena estoy de amargura. Por afuera da la muerte la espada, y dentro de casa está el hambre, que es otro género de muerte.
Lam 2:1 ¡Cómo cubrió el Señor de oscuridad en medio de su cólera a la hija de Sión! El ha arrojado del cielo a la tierra a la hermosa Israel; y no se ha acordado del estrado de sus pies, o de su santuario, en el día de su furor.
Lam 2:2 El Señor ha destruido sin excepción todo cuanto había de hermoso en Jacob ; ha desmantelado en medio de su furor los baluartes de la virgen de Judá y los ha arrasado; ha tratado al reino y a sus príncipes como cosa profana o inmunda.
Lam 2:5 El Señor se ha hecho como enemigo de Jerusalén , ha precipitado a Israel; ha destruido todos sus muros, arrasó sus baluartes, y ha llenado de abatimiento a hombres y mujeres de la hija de Judá.
Lam 2:6 Y ha destruido su campamento como la choza de un huerto; ha demolido su Tabernáculo, el Señor ha entregado al olvido en Sión las solemnidades y los sábados; y ha abandonado al oprobio y a la indignación de su furor al rey y al sacerdote.
Lam 2:7 El Señor ha desechado su altar, ha maldecido su santuario; ha entregado sus murallas y torres en poder de los enemigos; los cuales han dado voces de júbilo, como en una solemne fiesta.
Lam 2:8 Determinó el Señor destruir los muros de la hija de Sión, tiró su cordel, y no retiró su mano hasta que la demolió; se resintió el antemural, y quedó luego arrasada la muralla.
Lam 2:9 Sepultadas quedan sus puertas entre las ruinas; el Señor destruyó e hizo pedazos sus cerrojos, desterró a su rey y a sus magnates entre las naciones. Ya no hay ley; y sus profetas ya no tienen visiones del Señor.
Lam 2:9 Sepultadas quedan sus puertas entre las ruinas; el Señor destruyó e hizo pedazos sus cerrojos, desterró a su rey y a sus magnates entre las naciones. Ya no hay ley; y sus profetas ya no tienen visiones del Señor.
Lam 2:17 El Señor ha hecho lo que tenía resuelto, cumplió lo que había anunciado desde los tiempos antiguos: Te ha destruido sin remisión y te ha hecho un objeto de gozo para tus enemigos, y ha ensalzado la pujanza de los que te odiaban.
Lam 2:18 El corazón de los sitiados levantó el grito al Señor desde sobre las murallas de la hija de Sión; derrama, ¡oh Jerusalén !, día y noche, haz correr a manera de torrente las lágrimas; no reposes, ni cesen de llorar tus ojos.
Lam 2:19 Levántate, clama de noche al Señor desde el principio de las vigilias; derrama como agua tu corazón ante su presencia; levanta hacia él tus manos, haciéndole presente la vida de tus niños que se están muriendo de hambre en todas las esquinas y encrucijadas de las calles.
Lam 2:20 ¡Oh Señor!, mira y considera a quien has tú desolado de esta manera. ¿Y será verdad que las mujeres se coman sus propios hijos, niños del tamaño de la palma de la mano? ¿Y serán asesinados dentro del santuario del Señor el sacerdote y el profeta?
Lam 2:20 ¡Oh Señor!, mira y considera a quien has tú desolado de esta manera. ¿Y será verdad que las mujeres se coman sus propios hijos, niños del tamaño de la palma de la mano? ¿Y serán asesinados dentro del santuario del Señor el sacerdote y el profeta?
Lam 2:22 Señor, has convidado como a una gran fiesta a esa nación enemiga, para que me aterrase por todos lados; y en aquel día de tu furor no hubo nadie que pudiese escapar y salvarse; a aquellos que yo crié y alimenté los hizo perecer el enemigo mío.
Lam 3:1 Hombre soy yo que estoy viendo la miseria mía o aflicción en la vara de la indignación del Señor.
Lam 3:18 Y dije yo: Ha desaparecido para mí todo término de mis males, y toda la esperanza que tenía en el Señor.
Lam 3:19 Acuérdate, Señor, de mi miseria y persecución, y del ajenjo y de la hiel que me hacen beber.
Lam 3:21 Con todo, considerando estas cosas dentro de mi corazón, hallaré mi esperanza en el Señor.
Lam 3:22 Es una misericordia del Señor que nosotros no hayamos sido consumidos del todo, porque jamás han faltado sus piedades.
Lam 3:23 Cada día las hay nuevas desde muy de mañana; grande es, ¡oh Señor!, tu felicidad.
Lam 3:24 Mi herencia, dice el alma mía, es el Señor; por tanto pondré en él mi confianza.
Lam 3:25 Bueno es el Señor para los que esperan en él, para las almas que le buscan.