Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

Señor

II Rey 16:18 De ningún modo, respondió Cusai, porque yo he de ser de aquel a quien ha elegido el Señor, y todo este pueblo, y todo Israel y con él estaré.
II Rey 17:14 Dijo entonces Absalón, con todos los ancianos de Israel: Mejor es el consejo de Cusai, araquita que el de Aquitofel. Así por disposición del Señor fue disipado el consejo de Aquitofel; que era para ellos el más acertado; porque el Señor quería descargar todo el mal sobre Absalón.
II Rey 17:14 Dijo entonces Absalón, con todos los ancianos de Israel: Mejor es el consejo de Cusai, araquita que el de Aquitofel. Así por disposición del Señor fue disipado el consejo de Aquitofel; que era para ellos el más acertado; porque el Señor quería descargar todo el mal sobre Absalón.
II Rey 18:19 Dijo en seguida Aquímaas, hijo de Sadoc: Iré a dar la nueva al rey de que el Señor lo ha vengado y le ha hecho justicia contra sus enemigos.
II Rey 18:28 En esto Aquímaas gritando de lejos, dijo al rey: Señor, Dios te guarde. Y postrándose en tierra delante del rey, y haciéndole profundo acatamiento, dijo: Bendito sea el Señor Dios tuyo que ha entregado en tus manos a los que se habían sublevado contra el rey, mi señor.
II Rey 18:28 En esto Aquímaas gritando de lejos, dijo al rey: Señor, Dios te guarde. Y postrándose en tierra delante del rey, y haciéndole profundo acatamiento, dijo: Bendito sea el Señor Dios tuyo que ha entregado en tus manos a los que se habían sublevado contra el rey, mi señor.
II Rey 18:31 compareció Cusi, y al llegar dijo: ¡Albricias, rey señor mío!, porque el Señor ha sentenciado hoy a tu favor contra el poder de todos los que se rebelaron contra ti.
II Rey 19:7 Ahora, pues, ven y sal afuera, habla a tus soldados y manifiéstales que estás satisfecho de ellos; porque yo te juro por el Señor, que si tú no sales, ni un hombre solo ha de quedar contigo esta noche; y te hallarás en un peligro, el mayor de cuantos has tenido desde tu juventud hasta hoy.
II Rey 19:13 Decid también de mi parte a Amasa: Por ventura ¿no eres tú carne y sangre mía? No me haga el Señor ningún bien, y sí mucho mal, si no te hiciere general perpetuo de mis tropas, en vez de Joab.
II Rey 19:21 A lo que respondiendo Abisai, hijo de Sarvia, dijo: ¿Cómo? ¿Y por estas palabras se ha de escapar de la muerte Semei, habiendo maldecido al ungido del Señor?
II Rey 20:19 ¿No soy yo la que doy respuestas verdaderas y justas a Israel? ¿Y tú quieres arruinar una ciudad y asolar una metrópoli en Israel? ¿Por qué destruyes la herencia del Señor?
II Rey 21:1 Hubo también hambre en tiempo de David por tres años continuos; sobre lo cual consultó David el oráculo del Señor. Y le respondió el Señor: Esto sucede por causa de Saúl y de su casa sanguinaria; porque mató él a los gabaonitas.
II Rey 21:1 Hubo también hambre en tiempo de David por tres años continuos; sobre lo cual consultó David el oráculo del Señor. Y le respondió el Señor: Esto sucede por causa de Saúl y de su casa sanguinaria; porque mató él a los gabaonitas.
II Rey 21:3 Dijo, pues, David a los gabaonitas. ¿Qué queréis que yo haga por vosotros? ¿Y qué satisfacción puede dárseos, a fin de que roguéis por la herencia del Señor?
II Rey 21:6 Dénsenos al menos siete de sus hijos, para que los crucifiquemos a honra del Señor, en Gabaa, patria de Saúl, que fue en otro tiempo el escogido del Señor. Dijo el rey: Yo os los daré.
II Rey 21:6 Dénsenos al menos siete de sus hijos, para que los crucifiquemos a honra del Señor, en Gabaa, patria de Saúl, que fue en otro tiempo el escogido del Señor. Dijo el rey: Yo os los daré.
II Rey 21:9 y los entregó en manos de los gabaonitas, que los crucificaron en un monte delante del Señor; así perecieron juntos estos siete varones, muertos en los primeros días de la siega, cuando comenzaban a segar las cebadas.
II Rey 22:1 Cantó David asimismo al Señor las palabras de este cántico el día en que le hubo librado el Señor de las manos de todos sus enemigos y de la persecución de Saúl.
II Rey 22:1 Cantó David asimismo al Señor las palabras de este cántico el día en que le hubo librado el Señor de las manos de todos sus enemigos y de la persecución de Saúl.
II Rey 22:2 Y dijo: El Señor es el baluarte mío y mi fortaleza, y él es mi salvador .
II Rey 22:4 Invocaré al Señor, a quien se debe toda alabanza, y seré salvo de mis enemigos.
II Rey 22:7 En mi tribulación invocaré al Señor y aclamaré a mi Dios; y él desde su templo oirá mi voz, y llegarán a sus oídos mis clamores.
II Rey 22:8 Se conmovió y se estremeció la tierra; se agitaron los cimientos de los montes, y se hicieron pedazos, porque el Señor se mostró con ellos enojado.
II Rey 22:14 Tronará el Señor desde lo alto del cielo; el Altísimo hará resonar su voz.
II Rey 22:16 Quedaron entonces patentes los abismos del mar, y descubiertos los cimientos de la tierra a las amenazas del Señor, y al resuello impetuoso de su furor.
II Rey 22:19 Y me anticipó su socorro el día de la tribulación; y ha sido siempre el Señor mi firme apoyo.
II Rey 22:21 El Señor me recompensará según mi justicia; y me tratará según la pureza de mis manos.
II Rey 22:22 Pues yo seguí atentamente las sendas del Señor; y no me separé de mi Dios con hechos impíos;
II Rey 22:25 El Señor me dará la recompensa conforme a mi justicia, y según la pureza de mis manos delante de sus ojos.
II Rey 22:29 Tú eres, Señor, mi antorcha; y tú alumbrarás, oh Señor, mis tinieblas.
II Rey 22:29 Tú eres, Señor, mi antorcha; y tú alumbrarás, oh Señor, mis tinieblas.
II Rey 22:31 La senda de Dios es inmaculada; y como acrisolada al fuego la palabra del Señor; escudo es de todos los que en él esperan.
II Rey 22:32 ¿Quién es Dios fuera del Señor? ¿Y quién es fuerte sino nuestro Dios?
II Rey 22:36 Tú me has cubierto, Señor, con el escudo de tu protección, y tu benignidad me ha engrandecido.
II Rey 22:40 Porque me ceñiste, Señor, de fortaleza para la batalla, y derribaste a mis plantas a cuantos se alzaron contra mí.
II Rey 22:42 Por más que griten nadie acudirá a su socorro; clamarán al Señor, mas no los escuchará.
II Rey 22:44 Tú me libertarás, Señor, de las contradicciones de mi pueblo; me conservarás para que sea yo la cabeza de las naciones; un pueblo a quien no conozco me servirá.
II Rey 22:47 Vive para siempre el Señor, y bendito sea mi Dios. Sea engrandecido el Dios fuerte que me ha salvado.
II Rey 22:50 Por todo lo cual cantaré, oh Señor, tus alabanzas en medio de las naciones, y entonaré cánticos en honor de tu santo nombre.
II Rey 23:2 El espíritu del Señor habló por mí, su palabra ha estado sobre mi lengua.
II Rey 23:5 No mereció ciertamente mi casa a los ojos de Dios, que el Señor hiciese conmigo una alianza eterna, una alianza firme y del todo inmutable. Porque él me ha salvado de todos los peligros; ha cumplido todos mis deseos, no dejándome nada que apetecer.
II Rey 23:10 y huyendo los israelitas, Eleazar se mantuvo firme, y estuvo hiriendo a los filisteos hasta que, cansado su brazo, se quedó yerto con la espada en la mano. El Señor concedió aquel día una gran victoria. Y la tropa que había huido, volvió para recoger los despojos de los muertos.
II Rey 23:16 Al punto estos tres valientes atravesaron el campamento de los filisteos, fueron a sacar agua de la cisterna que hay en Betlehem junto a la puerta, y se la trajeron a David; pero David no quiso beberla, sino que hizo libación de ella, o la derramó, en obsequio del Señor,
II Rey 24:1 Se encendió de nuevo el furor del Señor contra Israel; y así permitió para su daño que David mandase hacer el censo de toda la gente de Israel y de Judá.
II Rey 24:3 Respondió Joab al rey: Así multiplique el Señor Dios tuyo a tu pueblo sobre lo que ahora es, de suerte que venga a ser cien veces más numeroso, y lo vea el rey mi señor; pero, ¿y qué es lo que pretende mi señor el rey con hacer eso?
II Rey 24:10 Pero a David le remordió su conciencia después que se formó el censo del pueblo, y dijo al Señor: Pecado he gravísimamente en este negocio; mas te ruego, Señor, que perdones este pecado de tu siervo, porque reconozco que he obrado muy neciamente.
II Rey 24:10 Pero a David le remordió su conciencia después que se formó el censo del pueblo, y dijo al Señor: Pecado he gravísimamente en este negocio; mas te ruego, Señor, que perdones este pecado de tu siervo, porque reconozco que he obrado muy neciamente.
II Rey 24:11 Por la mañana, así que David se hubo levantado, habló el Señor a Gad, profeta y vidente de David, diciendo:
II Rey 24:12 Anda y dile a David: He aquí lo que dice el Señor: Tres cosas se te dan a escoger en castigo; elige de ellas la que quisieres que yo te envíe.
II Rey 24:14 Respondió David a Gad: En un estrechísimo apuro me veo; pero más quiero yo caer en las manos del Señor (cuya misericordia es tan grande) que no en manos de hombres.