PARA el fin: para los lagares. Salmo para el mismo Asaph. 2 Regocijaos, alabando a Dios nuestro protector; celebrad con júbilo al Dios de Jacob. 3 Entonad salmos, tocad el pandero; el armonioso salterio junto con la cítara. 4 Tocad las trompetas el Novilunio, el gran día de vuestra solemnidad. 5 Pues es un precepto dado a Israel, y un rito instituido por el Dios de Jacob. 6 Le impuso para que sirviese de memoria a los descendientes de José, al salir de la tierra de Egipto, cuando oyeron una lengua que no entendían.

7 Libertó sus hombros de las cargas, y sus manos de las espuertas con que servían en las obras. 8 En la turbación, dice el Señor, me invocaste, y yo te libré; te oí benigno en la oscuridad de la tormenta; hice prueba de ti junto a las aguas de la contradicción.

9 Escucha, pueblo mío, y yo te instruiré. ¡Oh Israel!, si quieres obedecerme, 10 no habrá en tu distrito dios nuevo; no adoraréis a dioses ajenos.

11 Porque yo soy el Señor Dios tuyo, que te saqué de la tierra de Egipto; abre bien tu boca, que yo te saciaré plenamente.

12 Pero mi pueblo no quiso escuchar la voz mía; los hijos de Israel no quisieron obedecerme. 13 Y así los abandoné, dejándolos ir en pos de los deseos de su corazón, y seguir sus devaneos.

14 ¡Ah si mi pueblo me hubiese oído a mí, si hubiesen seguido los hijos de Israel por mis caminos!

15 Como quien no hace nada, hubiera yo seguramente humillado a sus enemigos, y descargado mi mano sobre sus perseguidores. 16 Pero, hechos enemigos del Señor, le faltaron a la promesa; y el tiempo de ellos, o su suplicio, será eterno. 17 Sin embargo, los sustentó con riquísimo trigo, y los sació con la miel que destilaban las peñas.
Pater
Filius
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