¿POR qué causa se han embravecido tanto las naciones, y los pueblos maquinan vanos proyectos?

2 Se han coligado los reyes de la tierra; y se han confederado los príncipes contra el Señor, y contra su Cristo o Mesías. 3 Rompamos, dijeron, sus ataduras, y sacudamos lejos de nosotros su yugo. 4 Mas aquel que reside en los cielos se burlará de ellos; se mofará de ellos el Señor. 5 Entonces les hablará él en su indignación y los llenará de terror con su saña. 6 Mas yo he sido por él constituido rey sobre Sión, su santo monte, para predicar su ley.

7 A mí me dijo el Señor: Tú eres mi hijo; yo te engendré hoy.

8 Pídeme, y te daré las naciones en herencia tuya, y extenderé tu dominio hasta los extremos de la tierra. 9 Los regirás con cetro de hierro; y si te resisten, los desmenuzarás como un vaso de barro.

10 Ahora pues, ¡oh reyes!, entendedlo: Sed instruidos vosotros los que juzgáis o gobernáis la tierra. 11 Servid al Señor con temor, y regocijaos en él, poseídos siempre de un temblor santo. 12 Abrazad la buena doctrina; no sea que al fin se irrite el Señor, y perezcáis descarriados de la senda de la justicia. 13 Porque cuando de aquí a poco se inflamare su ira, bienaventurados todos aquellos que ponen en él su confianza.
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