PARA el fin: Para aquellos que han de ser mudados. Testimonio de Asaph. Salmo. 2 Escucha, ¡oh tú, pastor de Israel!, tú que apacientas el pueblo de José, como a ovejas. Tú que estás sentado sobre los querubines, manifiéstate, 3 delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés. Ostenta tu poder, y ven a salvarnos. 4 ¡Oh Dios!, conviértenos a ti, y muéstranos favorable tu semblante; y seremos salvos. 5 ¡Oh Señor Dios de los ejércitos!, ¿hasta cuándo estarás enojado sin escuchar la oración de tu siervo? 6 ¿Hasta cuándo nos has de alimentar con pan de lágrimas, y hasta cuándo nos darás a beber lágrimas con abundancia? 7 Nos haces el blanco de la contradicción de nuestros vecinos; y nuestros enemigos hacen mofa de nosotros. 8 ¡Oh Dios de los ejércitos!, conviértenos a ti, y muéstranos tu rostro, y seremos salvos. 9 De Egipto trasladaste acá tu viña; arrojaste las naciones, y la plantaste. 10 Fuiste delante de ella en el viaje, para irla guiando; la hiciste arraigar, y llenó la tierra. 11 Cubrió con su sombra los montes, y los altísimos cedros con sus sarmientos. 12 Hasta el mar extendió sus pámpanos, y hasta el río sus vástagos. 13 ¿Por qué has derribado su cerca, y dejas que la vendimien todos los caminantes? 14 El jabalí del bosque la ha destruido, y se apacienta en ella esa fiera solitaria. 15 ¡Oh Dios de los ejércitos! vuélvete hacia nosotros, mira desde el cielo, y atiende y visita esa viña. 16 Renuévala, pues la plantó tu diestra; y en atención al hijo del hombre, a quien tú te escogiste. 17 Ella ha sido entregada a las llamas y desarraigada; mas con un ceño de tu semblante perecerán todos tus enemigos. 18 Tiende tu mano protectora sobre el varón de tu diestra, sobre el hijo del hombre a quien tú escogiste. 19 Entonces no nos apartaremos de ti; nos darás nueva vida, e invocaremos tu Nombre. 20 ¡Oh Señor Dios de los ejércitos!, conviértenos a ti, y muéstranos tu rostro, y seremos salvos.
Pater
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