HIJO mío, ¡oh si recibieseis mis consejos y depositases mis mandamientos en tu corazón! 2 Para que tus oídos estén siempre atentos a la voz de la sabiduría, aplica tu ánimo al estudio de la prudencia. 3 Que si tú invocas la sabiduría, y se aficiona tu corazón a la prudencia; 4 si la buscas con el ardor con que se buscan las riquezas, y la procuras desenterrar como se hace con un tesoro, 5 entonces aprenderás el temor del Señor y alcanzarás el conocimiento de Dios; 6 pues el Señor es quien da la sabiduría, y de su boca sale la discreción y la ciencia. 7 El guarda la vida de los buenos, y es el escudo de los que caminan en la inocencia; 8 como que es el que defiende las sendas de los justos, y dirige los pasos de los santos. 9 Entonces entenderás tú la justicia, la rectitud y la equidad, y todos los buenos caminos. 10 Si entrare la sabiduría en tu corazón, y se complaciere tu alma en la ciencia, 11 el buen consejo será tu salvaguardia, y la prudencia te conservará, 12 librándote de todo mal camino y de los hombres de lengua perversa, 13 de aquellos que abandonan la senda recta, y andan por veredas tenebrosas; 14 y que se gozan en el mal que han hecho, y hacen gala de su maldad; 15 cuyos caminos son torcidos, e infames todos sus pasos. 16 Asimismo la sabiduría te librará de mujer ajena o adúltera; y de la extraña, que usa palabras melosas, 17 y que abandona al esposo que la guió en su juventud, 18 y se olvida del contrato hecho en nombre de su Dios; por lo que su casa camina hacia la ruina, y se dirigen sus pasos hacia el infierno. 19 Todos los que tratan con ella no volverán atrás, ni tornarán a la senda de la vida.

20 Anda tú, pues, hijo mío, por el buen camino, y no salgas del carril de los justos. 21 Porque los buenos poseerán la tierra, y los inocentes permanecerán en ella. 22 Mas los impíos serán exterminados de la tierra, y los malhechores arrancados de ella.

Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas