HIJO mío, no te olvides de mi ley, y guarda en tu corazón mis mandamientos; 2 porque ellos te colmarán de largos días, y de años de vida, y de perpetua paz. 3 No se aparte de ti la misericordia y la verdad; ponlas como collar en tu garganta, y estámpalas en tu corazón, 4 y hallarás gracia y buena opinión delante de Dios y de los hombres. 5 Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu prudencia. 6 En todas tus empresas tenle presente, y él sea quien dirija todos tus pasos. 7 No te tengas a ti mismo por sabio. Teme a Dios y huye del mal.

8 De este modo gozará tu carne de salud robusta, y estarán llenos de jugo tus huesos. 9 Honra al Señor con tu hacienda, y ofrécele las primicias de todos tus frutos.

10 Con esto tus trojes se colmarán de granos, y rebosará el vino en tus lagares.

11 No rehuses, hijo mío, la corrección del Señor, ni desmayes cuando él te castigue.

12 Porque el Señor castiga a los que ama, y en los cuales tiene puesto su afecto, como lo tiene un padre en sus hijos.

13 Dichoso el hombre que ha adquirido la sabiduría, y es rico en prudencia; 14 cuya adquisición vale más que la de la plata; y sus frutos son más preciosos que el oro acendrado. 15 Es más apreciable que todas las riquezas; y no pueden parangonarse con ella las cosas de mayor estima. 16 En su mano derecha trae la larga vida, y las riquezas y la gloria a su izquierda. 17 Sus caminos son caminos deliciosos, y llenas de paz todas sus sendas. 18 Es el árbol de la vida para los que echaren mano de ella; y bienaventurado el que la tiene asida. 19 Por la sabiduría fundó el Señor la tierra, y por medio de ella o de la prudencia estableció los cielos. 20 Por su sabiduría brota copiosas aguas los manantiales, y las nubes destilan el rocío. 21 Hijo mío, nunca pierdas de vista estas cosas: observa la ley y mis consejos; 22 que ellos serán la vida de tu alma, y como un precioso collar para tu adorno. 23 Entonces seguirás lleno de confianza tu camino, y no tropezará tu pie. 24 Te acostarás sin zozobra; te echarás a dormir, y tu sueño será tranquilo. 25 No receles ningún susto repentino, ni que venga sobre ti la desolación o la violencia de los impíos; 26 pues el Señor estará a tu lado y guiará tus pasos, a fin de que no seas presa de ellos.

27 No impidas el bien al que puede hacerlo; hazlo tú también, si puedes. 28 No digas a tu amigo: Anda y vuelve; mañana te daré lo que pides, pudiendo dárselo luego. 29 No maquines ningún mal contra tu amigo, puesto que él se fía de ti. 30 No litigues sin razón contra el que no te ha hecho mal ninguno. 31 No envidies al hombre injusto, ni imites sus procederes;

32 porque todos los tramposos o perversos son abominados del Señor; el cual sólo conversa con los sencillos. 33 El Señor introduce la miseria en la casa del impío; pero echará sus bendiciones sobre las casas de los justos. 34 El se burlará de los burladores, y la dará su gracia a los humildes.

35 La gloria será la herencia de los sabios; pero a los necios se les convertirá su exaltación en ignominia.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas