Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

rey

Dan 2:36 Así es el sueño. Diremos también en tu presencia, ¡oh rey!, su significado.
Dan 2:37 Tú eres rey de reyes; y el Dios del cielo te ha dado a ti reino, y fortaleza, e imperio y gloria;
Dan 2:45 Conforme viste tú que la piedra desprendida del monte sin concurso de hombre alguno desmenuzó el barro, y el hierro, y el cobre, y la plata y el oro, y el gran Dios ha mostrado al rey las cosas futuras. Y ese sueño es verdadero, y es fiel su interpretación.
Dan 2:46 Entonces el rey Nabucodonosor se postró en tierra sobre su rostro y adoró a Daniel, y mandó que se le hiciesen sacrificios de víctimas, y le quemasen incienso.
Dan 2:47 El rey, pues, dirigió su palabra a Daniel, y le dijo: Verdaderamente que vuestro Dios es el Dios de los dioses, y el Señor de los reyes, y el que revela los secretos, pues has podido tú descubrir éste.
Dan 2:48 Entonces el rey ensalzó a Daniel colmándole de honores, y le hizo muchos y magníficos regalos, y le constituyó príncipe de todas las provincias de Babilonia, y presidente de los magistrados y de todos los sabios de Babilonia.
Dan 2:49 Y solicitó Daniel del rey que se encargasen los negocios de la provincia de Babilonia a Sidrac, Misac y Abdénago. Daniel estaba al lado del rey.
Dan 2:49 Y solicitó Daniel del rey que se encargasen los negocios de la provincia de Babilonia a Sidrac, Misac y Abdénago. Daniel estaba al lado del rey.
Dan 3:1 Hizo el rey Nabucodonosor una estatua de oro de sesenta codos de altura y seis de anchura, y la puso en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia.
Dan 3:2 Mandó, pues, el rey Nabucodonosor juntar los sátrapas, magistrados y jueces, los capitanes y grandes señores, y los prefectos y los gobernadores todos de las provincias, para que asistiesen a la dedicación de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor.
Dan 3:2 Mandó, pues, el rey Nabucodonosor juntar los sátrapas, magistrados y jueces, los capitanes y grandes señores, y los prefectos y los gobernadores todos de las provincias, para que asistiesen a la dedicación de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor.
Dan 3:3 Se reunieron, pues, los sátrapas, los magistrados, y los jueces, y los capitanes, y los grandes señores, y los presidentes de los tribunales, y todos los gobernadores de las provincias, para concurrir a la dedicación de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor. Y estaban en pie delante de la estatua erigida por el rey Nabucosonosor,
Dan 3:3 Se reunieron, pues, los sátrapas, los magistrados, y los jueces, y los capitanes, y los grandes señores, y los presidentes de los tribunales, y todos los gobernadores de las provincias, para concurrir a la dedicación de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor. Y estaban en pie delante de la estatua erigida por el rey Nabucosonosor,
Dan 3:5 que en el mismo punto en que oyereis el sonido de la trompeta, de la flauta, del arpa, de la zampoña y del salterio, y de la sinfonía, y de toda especie de instrumentos músicos, postrándoos, adoréis la estatua de oro erigida por el rey Nabucodonosor.
Dan 3:7 Así, pues, luego que los pueblos todos oyeron el sonido de la trompeta, de la flauta, del arpa, de la zampoña, y del salterio, y de la sinfonía, y de toda especie de instrumentos músicos, postrándose todos los pueblos, tribus y lenguas, adoraron la estatua de oro que había levantado el rey Nabucodonosor.
Dan 3:9 y dijeron al rey Nabucodonosor: ¡Oh rey, vive eternamente!
Dan 3:9 y dijeron al rey Nabucodonosor: ¡Oh rey, vive eternamente!
Dan 3:10 Tú, ¡oh rey!, has dado un decreto para que todo hombre que oyere el sonido de la trompeta, de la flauta, y del arpa, de la zampoña, y del salterio, y de la sinfonía, y de toda especie de instrumentos músicos, se postre, y adore la estatua de oro;
Dan 3:12 Hay, pues, tres hombres entre los judíos, a los cuales tú constituiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia, que son Sidrac, Misac y Abdénago, estos hombres han despreciado, oh rey, tu decreto; no dan culto a tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado.
Dan 3:13 Entonces Nabucodonosor, lleno de furor y saña, mandó que le trajesen a Sidrac, Misac y Abdénago, los cuales al momento fueron conducidos a la presencia del rey.
Dan 3:14 Y les habló el rey Nabucodonosor, diciendo: ¿Es verdad, ¡oh Sidrac, Misac y Abdénago!, que no dais culto a mis dioses, ni adoráis la estatua de oro que yo hice levantar?
Dan 3:16 Respondieron Sidrac, Misac y Abdénago, y dijeron al rey Nabucodonosor: No es necesario que nosotros te respondamos sobre esto.
Dan 3:17 Porque he aquí que nuestro Dios, a quien adoramos, puede librarnos del horno del fuego ardiente, y sustraernos, oh rey, de tus manos.
Dan 3:18 Que si él no quisiere, sepas, ¡oh rey!, que nosotros no daremos culto a tus dioses, ni adoraremos la estatua de oro que has levantado.
Dan 3:22 Porque era urgente mandato del rey, y el horno estaba extraordinariamente encendido. Pero de repente las llamas del fuego mataron a aquellos hombres que habían echado a Sidrac, a Misac, y a Abdénago.
Dan 3:32 y nos has entregado en manos de nuestros malvados, perversos y prevaricadores enemigos, y de un rey injusto y el peor de toda la tierra.
Dan 3:46 Entretanto los ministros del rey que los habían arrojado, no cesaban de cebar el horno con un cierto betún, estopa y pez, y con sarmientos.
Dan 3:91 Entonces el rey Nabucodonosor quedó atónito, se levantó apresuradamente, y dijo a sus magnates: ¿No hemos mandado arrojar tres hombres atados aquí en medio del fuego? Respondieron diciendo: Así es, ¡oh rey!
Dan 3:91 Entonces el rey Nabucodonosor quedó atónito, se levantó apresuradamente, y dijo a sus magnates: ¿No hemos mandado arrojar tres hombres atados aquí en medio del fuego? Respondieron diciendo: Así es, ¡oh rey!
Dan 3:94 Y agolpándose los sátrapas, y magistrados, y jueces, y los cortesanos del rey, contemplaban aquellos varones, en cuyo cuerpo no había tenido el fuego poder alguno; y ni un cabello de su cabeza se había chamuscado, ni sus ropas habían padecido nada, ni habían tan siquiera percibido el olor o vecindad del fuego.
Dan 3:95 Entonces Nabucodonosor prorrumpió en estas palabras: ¡Bendito sea el Dios de ellos, el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, el cual ha enviado su ángel, y ha librado a sus siervos, que creyeron o confiaron en él, y pospusieron el mandato del rey, y sacrificaron sus cuerpos por no servir ni adorar a otro dios alguno fuera de su Dios!
Dan 3:97 En seguida el rey ensalzó a Sidrac, Misac y Abdénago en la provincia de Babilonia.
Dan 3:98 El rey Nabucodonosor a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Vaya siempre en aumento vuestra paz o felicidad.
Dan 4:15 Esto en sueños, yo Nabucodonosor rey vi; tú, pues, ¡oh Baltasar!, dime luego su significado; porque los sabios todos de mi reino no han sabido decírmelo; pero tú puedes, pues reside en ti el espíritu de los santos dioses.
Dan 4:16 Entonces Daniel, que era llamado Baltasar, se quedó pensativo y en silencio como una hora, y lo conturbaban sus pensamientos. Mas el rey tomó la palabra, y dijo: Baltasar, no te turbes por causa del sueño y de su explicación. A lo que respondió Baltasar diciendo: Ojalá, señor mío, que el sueño recaiga sobre los que te quieren mal, y sea para tus enemigos lo que él significa.
Dan 4:19 ése eres tú, ¡oh rey!, que has sido engrandecido, y te has hecho poderoso, y ha crecido tu grandeza, y elevádose hasta el cielo, y tu poderío hasta los últimos términos de toda la tierra.
Dan 4:20 Y en orden a aquello que ha visto el rey de bajar del cielo el velador y el santo que decía: Cortad el árbol y hacedlo trozos, pero dejad en la tierra una punta de sus raíces, y sea atado él con hierro y con bronce, y esté al descubierto sobre la hierba, y sea bañado con el rocío del cielo, y su pasto sea común con las fieras hasta que pasen así por él siete tiempos, o años,
Dan 4:21 ésta es la interpretación de la sentencia del Altísimo, pronunciada contra el rey, mi señor:
Dan 4:24 Por tanto, toma, ¡oh rey!, mi consejo, y redime con limosnas tus pecados y maldades, ejercitando la misericordia con los pobres; que tal vez perdonará el Señor tus pecados.
Dan 4:25 Todas estas cosas acontecieron al rey Nabucodonosor.
Dan 4:26 Al cabo de doce meses se estaba el rey paseando por el palacio de Babilonia.
Dan 4:28 No había aun acabado el rey de decir esto, cuando vino súbito una voz del cielo que dijo: A ti, ¡oh rey Nabucodonosor!, se te dice: Tu reino te ha sido quitado;
Dan 4:28 No había aun acabado el rey de decir esto, cuando vino súbito una voz del cielo que dijo: A ti, ¡oh rey Nabucodonosor!, se te dice: Tu reino te ha sido quitado;
Dan 5:1 Dio el rey Baltasar un gran banquete a mil de los grandes de su corte, y cada uno bebía según su edad.
Dan 5:2 Estando, pues, él ya lleno de vino, mandó traer los vasos de oro y plata, que su padre Nabucodonosor se había llevado del templo que hubo en Jerusalén , para que bebiesen en ellos el rey, y sus grandes, y sus mujeres, y sus concubinas.
Dan 5:3 Trajeron, pues, los vasos de oro y de plata transportados del templo que hubo en Jerusalén , y bebieron en ellos el rey, y sus grandes, y sus mujeres, y sus concubinas.
Dan 5:5 En la hora misma aparecieron unos dedos como de mano de hombre que escribía al frente del candelero, sobre la superficie de la pared de aquel regio salón, y el rey estaba observando los dedos de la mano que escribía.
Dan 5:6 Se le cambió al instante al rey el color del rostro, le llenaban de turbación los pensamientos que le venían, y se le desencajaban las junturas de los riñones, y se batían una contra otra sus rodillas.
Dan 5:7 Gritó, pues, en alta voz el rey que hiciesen venir los magos, y los caldeos, y los adivinos. Y comenzó el rey a decir a los sabios de Babilonia: Cualquiera que leyere esta escritura, y me declare su significado, será revestido de púrpura, y llevará collar de oro en su cuello, y será la tercera persona de mi reino.
Dan 5:7 Gritó, pues, en alta voz el rey que hiciesen venir los magos, y los caldeos, y los adivinos. Y comenzó el rey a decir a los sabios de Babilonia: Cualquiera que leyere esta escritura, y me declare su significado, será revestido de púrpura, y llevará collar de oro en su cuello, y será la tercera persona de mi reino.