Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

Señor

I Rey 1:19 Por la mañana se levantaron todos, adoraron al Señor, y poniéndose en camino, regresaron a su casa en Rámata. Elcana se unió a Ana, su mujer, y el Señor se acordó de ella y de su oración.
I Rey 1:20 Luego concibió Ana, y a su tiempo parió un hijo, a quien puso por nombre Samuel, por haberlo pedido fervorosamente al Señor.
I Rey 1:21 Subió, pues, Elcana, su marido, con toda su familia a ofrecer al Señor una hostia solemne, y a cumplir su voto.
I Rey 1:22 Pero Ana no fué, habiendo dicho a su marido: No iré hasta que el niño esté destetado, y le lleve yo para presentarlo al Señor, y se quede allí para siempre.
I Rey 1:23 Le dijo Elcana su marido: Haz lo que mejor te parezca, y quédate hasta destetarle; yo suplico al Señor que se digne perfeccionar su obra. Se quedó, pues, Ana en su casa, y dio de mamar al hijo, hasta que lo destetó;
I Rey 1:24 y destetado, le llevó consigo, con tres becerros y tres medios de harina y un cántaro de vino, a la casa del Señor en Silo. El niño era todavía pequeñito.
I Rey 1:26 diciendo Ana: Oyeme, Señor mío, por vida tuya: Yo soy, mi señor, aquella mujer que estuve orando al Señor delante de ti.
I Rey 1:26 diciendo Ana: Oyeme, Señor mío, por vida tuya: Yo soy, mi señor, aquella mujer que estuve orando al Señor delante de ti.
I Rey 1:27 Por este niño oré, y el Señor me otorgó la súplica que le hice.
I Rey 1:28 Por tanto, se lo tengo ofrecido, a fin de que le sirva mientras viva. Con esto, adoraron allí al Señor; y Ana, estando orando, prorrumpió en este cántico:
I Rey 2:1 Saltó de gozo en el Señor, mi corazón, y mi Dios me ha ensalzado; ya puedo responder a boca llena a mis enemigos, pues toda la causa de mi alegría es, ¡oh Señor!,la salud que he recibido de ti.
I Rey 2:1 Saltó de gozo en el Señor, mi corazón, y mi Dios me ha ensalzado; ya puedo responder a boca llena a mis enemigos, pues toda la causa de mi alegría es, ¡oh Señor!,la salud que he recibido de ti.
I Rey 2:2 Nadie es santo, como lo es el Señor; no hay otro Dios fuera de ti; ninguno es fuerte como nuestro Dios.
I Rey 2:3 Cesad, pues, de hablar con soberbia y jactancia; no uséis ya de aquel vuestro antiguo lenguaje, porque Dios, que todo lo sabe, él solo es el Señor, y él lleva a efecto sus altísimos designios.
I Rey 2:6 Porque el Señor es el que da la muerte y da la vida; el que conduce al sepulcro y libra de él.
I Rey 2:7 El Señor el que empobrece y enriquece; el que abate y ensalza.
I Rey 2:8 Levanta del polvo al mendigo, y del estiércol ensalza al pobre, para que se siente entre los príncipes, y ocupe un trono de gloria. Porque del Señor son los polos o cimientos de la tierra, y él asentó sobre ellos el mundo.
I Rey 2:10 Temblarán delante del Señor sus adversarios; tronará desde el cielo y lanzará rayos sobre ellos. El Señor juzgará a toda la tierra, y dará el imperio de ella a su rey, y ensalzará la gloria y el poder de su Cristo .
I Rey 2:10 Temblarán delante del Señor sus adversarios; tronará desde el cielo y lanzará rayos sobre ellos. El Señor juzgará a toda la tierra, y dará el imperio de ella a su rey, y ensalzará la gloria y el poder de su Cristo .
I Rey 2:11 Después de esto se volvió Elcana a su casa en Rámata; y el niño servía en el Tabernáculo, en la presencia del Señor, bajo la dirección del sumo sacerdote Helí.
I Rey 2:12 Mas los hijos de Helí eran hijos de Belial, que no conocían o respetaban al Señor,
I Rey 2:17 Era, pues, el pecado de estos hijos de Helí enorme a los ojos del Señor; por cuanto retraían a la gente de sacrificar al Señor.
I Rey 2:17 Era, pues, el pecado de estos hijos de Helí enorme a los ojos del Señor; por cuanto retraían a la gente de sacrificar al Señor.
I Rey 2:18 Entretanto el niño Samuel, revestido de un efod o sobrepelliz de lino, ejercía su ministerio en la presencia del Señor.
I Rey 2:20 Y bendijo Helí a Elcana y a su mujer, diciéndole a él: El Señor te conceda sucesión de esta mujer en pago de la prenda que has consagrado y depositado en manos del Señor. Después de lo cual se volvieron a su casa.
I Rey 2:20 Y bendijo Helí a Elcana y a su mujer, diciéndole a él: El Señor te conceda sucesión de esta mujer en pago de la prenda que has consagrado y depositado en manos del Señor. Después de lo cual se volvieron a su casa.
I Rey 2:21 En efecto, el Señor visitó a Ana, la cual concibió y parió tres hijos y dos hijas. Entretanto el niño Samuel iba haciéndose grande en la presencia del Señor.
I Rey 2:21 En efecto, el Señor visitó a Ana, la cual concibió y parió tres hijos y dos hijas. Entretanto el niño Samuel iba haciéndose grande en la presencia del Señor.
I Rey 2:24 No más, hijos míos; que es muy desagradable lo que ha llegado a mis oídos de que hacéis prevaricar al pueblo del Señor.
I Rey 2:25 Si un hombre peca contra otro hombre, se puede alcanzar de Dios el perdón; mas si aquel hombre que será el mediador peca contra el Señor, ¿quién rogará por él? No escucharon los hijos de Helí la voz de su padre; porque el Señor había resuelto quitarles la vida.
I Rey 2:25 Si un hombre peca contra otro hombre, se puede alcanzar de Dios el perdón; mas si aquel hombre que será el mediador peca contra el Señor, ¿quién rogará por él? No escucharon los hijos de Helí la voz de su padre; porque el Señor había resuelto quitarles la vida.
I Rey 2:26 Entretanto el niño Samuel iba adelantando y creciendo, y era grato no menos al Señor que a los hombres.
I Rey 2:27 Vino a la sazón un varón de Dios a Helí, y le dijo: Esto dice el Señor: ¿No es así que yo me manifesté visiblemente a la familia de Aarón, tu padre, cuando estaba en Egipto en la casa y bajo el yugo del faraón;
I Rey 2:30 Por tanto, el Señor Dios de Israel dice: Yo había declarado y prometido que tu familia y la familia de tu padre serviría el ministerio del sumo sacerdocio delante de mí perpetuamente. Mas ahora dice el Señor: Lejos de mí tal cosa, porque yo honraré a todo el que me glorificare; pero los que me menospreciaren, serán deshonrados.
I Rey 2:30 Por tanto, el Señor Dios de Israel dice: Yo había declarado y prometido que tu familia y la familia de tu padre serviría el ministerio del sumo sacerdocio delante de mí perpetuamente. Mas ahora dice el Señor: Lejos de mí tal cosa, porque yo honraré a todo el que me glorificare; pero los que me menospreciaren, serán deshonrados.
I Rey 3:1 Entretanto el joven Samuel proseguía sirviendo al Señor bajo la dirección de Helí; y la palabra del Señor o revelación era rara, y por consiguiente, de mucha estima; no era común en aquellos días la profecía.
I Rey 3:1 Entretanto el joven Samuel proseguía sirviendo al Señor bajo la dirección de Helí; y la palabra del Señor o revelación era rara, y por consiguiente, de mucha estima; no era común en aquellos días la profecía.
I Rey 3:3 y Samuel durmiendo junto a él en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios, he aquí que el Señor, antes que fuese apagada la lámpara de Dios o candelero de oro,
I Rey 3:3 y Samuel durmiendo junto a él en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios, he aquí que el Señor, antes que fuese apagada la lámpara de Dios o candelero de oro,
I Rey 3:6 Volvió el Señor por segunda vez a llamar a Samuel; y levantándose éste fue a Helí, y le dijo: Heme aquí, ya que me has llamado. Helí le respondió: Hijo mío, yo no te he llamado; vuélvete a dormir.
I Rey 3:7 Y es que Samuel no conocía todavía la voz del Señor, pues hasta entonces no le había sido revelada la palabra del Señor.
I Rey 3:7 Y es que Samuel no conocía todavía la voz del Señor, pues hasta entonces no le había sido revelada la palabra del Señor.
I Rey 3:8 Repitió el Señor y llamó por tercera vez a Samuel; el cual levantándose volvió a Helí,
I Rey 3:9 diciendo: Heme aquí, pues me has llamado. Con esto reconoció Helí que era el Señor quien llamaba al joven; y dijo a Samuel: Vete a dormir; y si te llamare otra vez, responderás: Hablad, oh Señor, que vuestro siervo os escucha. Volvió, pues, Samuel a su aposento, y se puso otra vez a dormir.
I Rey 3:9 diciendo: Heme aquí, pues me has llamado. Con esto reconoció Helí que era el Señor quien llamaba al joven; y dijo a Samuel: Vete a dormir; y si te llamare otra vez, responderás: Hablad, oh Señor, que vuestro siervo os escucha. Volvió, pues, Samuel a su aposento, y se puso otra vez a dormir.
I Rey 3:10 Vino entonces el Señor, y llegándose a Samuel, le llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! A lo que respondió Samuel: Hablad Señor que vuestro siervo os escucha.
I Rey 3:10 Vino entonces el Señor, y llegándose a Samuel, le llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! A lo que respondió Samuel: Hablad Señor que vuestro siervo os escucha.
I Rey 3:11 Y dijo el Señor a Samuel: Mira, yo voy a hacer una cosa en Israel, que a todo aquel que la oyere, le retiñirán de terror ambos oídos,
I Rey 3:15 Durmió después Samuel hasta la mañana, y a su tiempo abrió las puertas de la Casa del Señor; pero temía descubrir a Helí la visión.
I Rey 3:17 Y le preguntó Helí: ¿Qué es lo que te ha dicho el Señor? Te ruego no encubras nada; el Señor te castigue severamente si me ocultares alguna cosa de cuanto se te ha dicho.