O hagas mal, y el mal no caerá sobre ti.
Apártate del hombre perverso, y estarás lejos de obrar el mal.
Hijo, no siembres maldades en surcos de injusticia y no tendrás que segarlas multiplicadas.
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No pidas al Señor guiar o conducir a los demás, ni al rey puesto honorífico.
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No te tengas por justo en presencia de Dios, pues él está viendo los corazones; y delante del rey no afectes parecer sabio.
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No pretendas ser juez, si no te hallas con valor para hacer frente a las injusticias; no sea que por temor de la cara del poderoso te expongas a obrar contra equidad.
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Guárdate de ofender a la muchedumbre de una ciudad, y no te metas en el tumulto del pueblo.
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No seas de corazón pusilánime;
ni descuides hacer oración, y dar limos-na.
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No digas: Tendrá Dios miramientos a mis muchas ofrendas; y cuando yo ofrezca mis dones al Dios Altísimo, él los aceptará.
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No te burles del hombre que tiene angustiado su corazón; porque aquel que humilla y exalta, es Dios que todo lo ve.
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No inventes mentiras contra tu hermano; ni lo hagas tampoco contra tu amigo.
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Guárdate de proferir mentira alguna; porque acostumbrarse a eso es muy malo.
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No seas hablador en el concurso de los ancianos; ni repitas en tu oración o amontones las palabras.
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No aborrezcas el trabajo aunque sea penoso, ni la labranza del campo instituida por el Altísimo.
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No te alistes en la turba de los hombres indisciplinados o pecadores.
Acuérdate de la ira y venganza de Dios, la cual no tardará.
Humilla cuanto puedas tu espíritu; porque el fuego y el gusano castigarán la carne del impío.
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No quieras romper con el amigo porque tarde en volverte el dinero; y no desprecies a tu carísimo hermano por causa del oro.
No te separes de la mujer sensata y buena, que por el temor del Señor te cupo en suerte; porque la gracia de su modestia vale más que todo el oro.
No trates mal al siervo que trabaja con fidelidad, ni al jornalero que por ti consume su vida.
Al esclavo juicioso ámale como a tu misma alma; no le niegues su libertad, ni lo despidas dejándolo en miseria.
¿Tienes ganados? Cuida bien de ellos; y si te dan ganancia; consérvalos.
¿Tienes hijos? Adoctrínalos, y dómalos desde su niñez.
¿Tienes hijas? Cela la honestidad de su cuerpo, y no les muestres demasiado complaciente tu rostro.
Casa la hija, y dala a un hombre sensato, y habrás hecho un gran negocio.
Si tienes una mujer conforme a tu corazón, no la deseches; y no te entregues o cases con una que sea aborrecible.
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Honra a tu padre con todo tu corazón; y no te olvides de los gemidos de tu madre.
Acuérdate que si no por ellos no hubieras nacido, y correspóndeles según lo mucho que han hecho por ti.
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Con toda tu alma teme al Señor; y reverencia a sus sacerdotes.
Ama a tu Creador con todas tus fuerzas; y no desampares a sus ministros.
Honra a Dios con toda tu alma, y respeta a los sacerdotes, y purifícate ofreciendo las espaldas de las víctimas.
Dale su parte, como te está mandado, así de las primicias como de las hostias de expiación, y purifícate de tus negligencias con lo poco.
Ofrecerás como don al Señor las espaldas de tus víctimas y el sacrificio de santificación, y las primicias de las cosas santas,
y alarga tu mano al pobre, a fin de que sea perfecto el sacrificio de tu propiciación, y tu bendición u oblación.
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La beneficencia parece bien a todo viviente; y ni a los muertos se la debes negar.
No dejes de consolar a los que lloran y haz compañía a los afligidos.
No se te haga pesado visitar al enfermo, pues con tales medios se afirmará en ti la caridad."
En todas tus acciones acuérdate de tus postrimerías, y nunca jamás pecarás."
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas