EL que teme a Dios hará buenas obras; y quien observa exactamente la justicia, poseerá la sabiduría; 2 porque ella le saldrá al encuentro cual madre respetable, y cual virgen desposada lo recibirá. 3 Lo alimentará con pan de vida y de inteligencia, y le dará a beber el agua de ciencia saludable, y fijará en él su morada, y él le será constante.

4 Y la sabiduría será su sostén, y no se verá jamás confundido, sino que será ensalzado entre sus hermanos, 5 y en medio de la comunidad le abrirá la boca, llenándolo del espíritu de sabiduría y de inteligencia, y revistiéndole de un manto que lo cubrirá de gloria. 6 Le colmará de consuelo y alegría, y le dará en herencia un eterno renombre. 7 Los hombres necios nunca la lograrán; mas los prudentes saldrán a su encuentro. No la verán los necios, porque está lejos de la soberbia y de la mentira. 8 Los hombres mentirosos no se acordarán de ella; mas los veraces conversarán con ella, y andarán de bien en mejor hasta que vean la cara de Dios. 9 No está bien la alabanza de ella en la boca del pecador, 10 porque Dios es la sabiduría, y con la sabiduría anda acompañada la alabanza de Dios; y rebosará en los labios del hombre fiel, y el Señor soberano se la infundirá.

11 No digas: En Dios consiste que la sabiduría se esté lejos de mí; no hagas tú lo que él aborrece, y la tendrás. 12 Tampoco digas: El me ha inducido al error; pues no necesita él que haya hombres impíos. 13 Aborrece el Señor toda maldad, la cual no puede ser amada de aquellos que lo temen. 14 Creó Dios desde el principio al hombre, y le dejó en manos de su consejo. 15 Le dio además sus mandamientos y preceptos. 16 Si guardando constantemente la fidelidad que le agrada, quisieres cumplir los mandamientos, ellos serán tu salvación.

17 Ha puesto delante de ti el agua y el fuego; extiende tu mano a lo que más te agrade. 18 Delante del hombre están la vida y la muerte, el bien y el mal; lo que escogiere le será dado.

19 Porque la sabiduría de Dios es grande, y su poder fuerte e irresistible; y está mirando a todos sin cesar. 20 Tiene puestos el Señor sus ojos sobre los que le temen, y él observa todas las acciones de los hombres.

21 A nadie ha mandado obrar impíamente, y a nadie ha dado un tiempo o permiso para pecar. 22 Porque no le es grato a él el tener muchos hijos desleales e inútiles.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas