IJO, entrando en el servicio de Dios, persevera firme en la justicia y en el temor, y prepara tu alma para la tentación.
Humilla tu corazón y ten paciencia; inclina tus oídos y recibe los consejos prudentes, y no agites tu espíritu en tiempo de la oscuridad o tribulación.
Aguarda con paciencia lo que esperas de Dios, estréchate con Dios, y ten paciencia, a fin de que en adelante sea más próspera tu vida.
Acepta gustoso todo cuanto te enviare, y en medio de los dolores sufre con constancia, y lleva con paciencia tu abatimiento.
Pues al modo que en el fuego se prueba el oro y la plata, así los hombres gratos a Dios se prueban en la fragua de la tribulación.
Confía en Dios, y él te sacará a salvo; y endereza tu camino, y espera en él; conserva tu temor hasta el fin de tus días.
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Vosotros los temerosos del Señor aguardad con paciencia su misericordia; y nunca os desviéis de él, para que no caigáis.
Los que teméis al Señor creed o confiad en él; pues no se malogrará vuestro galardón.
Los que teméis al Señor, esperad en él; que su misericordia vendrá a consolaros.
Los que teméis al Señor, amadlo; y serán iluminados vuestros corazones.
Contemplad, hijos, las generaciones de los hombres; y veréis cómo ninguno que confió en el Señor quedó burlado.
Porque ¿quién perseveró en sus mandamientos que fuese desamparado? ¿O quién lo invocó que haya sido despreciado?
Pues Dios es benigno y misericordioso, y el día de la tribulación perdonará los pecados; y es el protector de todos los que de veras le buscan.
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¡Ay del que es de corazón doble, y de labios malvados, y de manos facinerosas; y del pecador que anda sobre la tierra por dos senderos!
¡Ay de los hombres de corazón flojo y tibio que no confían en Dios!, que por lo mismo, no serán de él protegidos.
¡Ay de los que pierden el sufrimiento, y abandonan los caminos rectos, y se van por sendas torcidas!
¿Qué harán cuando comience el Señor su juicio?
Los que temen al Señor no serán desobedientes a su palabra; y los que le aman seguirán constantemente el camino del Señor.
Los que temen al Señor inquirirán las cosas que les sean agradables; y aquellos que lo aman estarán penetrados de su santa ley.
Los que temen al Señor prepararán sus corazones; y en la presencia de él sacrificarán sus almas.
Los que temen al Señor guardan sus mandamientos; y conservan la paciencia hasta el día que los visite,
diciendo entre sí: Si no hacemos penitencia, caeremos en las manos del Señor y no en manos de los hombres.
Porque cuando él es grande, otro tanto es misericordioso.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Referencia
Ilustración
Atlas