EN consecuencia salieron todos los hijos de Israel, mancomunados como si fuesen un solo hombre, desde Dan hasta Bersabee, y aun desde la tierra de Galaad, y se reunieron en la presencia del Señor en Masfa.

2 Todos los caudillos de los pueblos, y las tribus todas de Israel concurrieron a la reunión del pueblo de Dios, en número de cuatrocientos mil guerreros de a pie. 3 (No se ocultó a los hijos de Benjamín que los hijos de Israel habían subido a Masfa). Preguntado, pues, al levita, marido de la mujer muerta, en qué forma se había cometido tan atroz atentado, 4 respondió: Llegué a Gabaa de Benjamín con mi mujer, y allí me aposenté: 5 cuando he aquí que unos hombres de aquella ciudad cercaron de noche la casa donde posaba, y quisieron matarme; y abusaron de mi mujer con tan furiosa e increíble lujuria, que por último vino a morir. 6 Tomándola luego yo, dividí en trozos el cadáver, y los envié a todos los términos de vuestro territorio; porque nunca jamás se cometió en Israel una maldad tan grande, ni exceso tan abominable. 7 Presentes estáis todos aquí, ¡oh hijos de Israel!; resolved, pues, qué debéis hacer. 8 A lo que todo el pueblo que allí estaba, le respondió a una voz, como si hablase por boca de un solo hombre. No volveremos a nuestras tiendas, ni nadie se retirará a su casa, 9 hasta que de común acuerdo hagamos esto en contra de Gabaa: 10 Escojánse de todas las tribus de Israel diez hombres por cada ciento, y ciento por cada mil, y mil por cada diez mil, para que conduzcan víveres al ejército, y podamos nosotros pelear contra Gabaa de Benjamín, y darle el pago que merece su maldad.

11 De este modo se juntó todo Israel, como si fuera un solo hombre, contra esta ciudad; con el mismo designio y la misma resolución. 12 En seguida enviaron mensajeros a toda la tribu de Benjamín, que les dijesen: ¿Cómo se ha cometido entre vosotros una maldad tan detestable? 13 Entregad los hombres de Gabaa que perpetraron tan gran crimen, para que mueran y se quite de en medio de Israel ese escándalo. Mas los benjamitas no quisieron dar oídos a la proposición de sus hermanos los hijos de Israel; 14 sino que de todas las ciudades pertenecientes a su tribu acudieron a Gabaa para socorrerlos, y pelear contra todo el pueblo de Israel. 15 Y se alistaron veinticinco mil benjamitas, toda gente de guerra, sin contar los moradores de Gabaa, 16 que eran setecientos hombres muy esforzados, y que peleaban igualmente con la izquierda que con la derecha, y tan diestros en tirar la honda, que podían herir un cabello con una piedra sin errar jamás el tiro.

17 Por la parte de Israel, excluidos los hijos de Benjamín, se hallaron cuatrocientos mil hombres que sabían manejar las armas, y que estaban preparados para la guerra. 18 Los cuales saliendo a campaña, vinieron a la casa de Dios, esto es a Silo, donde consultaron al Señor, y dijeron: ¿Quién será en nuestro ejército el caudillo para pelear contra los hijos de Benjamín? Les espondió el Señor: Sea la tribu de Judá vuestro caudillo. 19 Con esto los hijos de Israel sin perder tiempo, marchando de mañana, plantaron sus reales junto a Gabaa; 20 y avanzando en orden de batalla contra Benjamín, empezaron a batir la ciudad. 21 Mas los hijos de Benjamín, haciendo una salida de Gabaa, mataron aquel día veintidós mil hombres de los hijos de Israel. 22 Confiados éstos en su valor y muchedumbre, volvieron luego a presentar batalla en el mismo lugar en que habían antes peleado. 23 Pero acudieron primero humildes al Señor, y lloraron delante de él hasta la noche, y le consultaron, diciendo: ¿Debemos salir otra vez a pelear contra los hijos de Benjamín, nuestros hermanos, o no? Les respondió el Señor: Marchad contra ellos y dad la batalla. 24 Partiendo, pues, los hijos de Israel el día siguiente a pelear contra los hijos de Benjamín, 25 salieron éstos de las puertas de Gabaa y acometiéndoles hicieron en los hijos de Israel una mortandad tan grande, que dejaron tendidos por tierra dieciocho mil combatientes. 26 Por cuyo desastre todos los hijos de Israel vinieron a la casa de Dios, y se pusieron a llorar en presencia del Señor, y ayunaron aquel día hasta la tarde, y le ofrecieron holocaustos y víctimas pacíficas, 27 y le consultaron sobre su estado. En este tiempo residía allí el Arca de la Alianza de Dios; 28 y Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, presidía en el santuario. Consultaron, pues, al Señor, y le dijeron: ¿Debemos todavía proseguir la guerra contra los hijos de Benjamín, nuestros hermanos, o cesar de ella? Les respondió el Señor: Salid, que mañana los entregaré en vuestras manos.

29 Con esto los hijos de Israel pusieron emboscadas alrededor de la ciudad de Gabaa. 30 Y por tercera vez marcharon con su ejército en batalla contra Benjamín, como la primera y la segunda. 31 Pero los hijos de Benjamín salieron de rebato y osadamente de la plaza, y fueron persiguiendo por largo trecho a los contrarios, que de propósito huían: de manera que los iban hiriendo y acuchillando como el primero y segundo día, y dejaron tendidos en el suelo unos treinta hombres de los que iban huyendo por dos veredas, de las cuales una conducía a Betel y la otra a Gabaa; 32 y creyeron derrotarlos ni más ni menos que antes. Mas los hijos de Israel fingiendo de industria la huida, pusieron la mirada en apartarlos de la ciudad, y como en retirada atraerlos a las dos veredas sobredichas. 33 Entonces saliendo todos los hijos de Israel de sus puestos, se ordenaron en batalla en un sitio llamado Baaltamar. Al mismo tiempo los que estaban emboscados alrededor de la ciudad comenzaron también a dejarse ver poco a poco, 34 avanzando por la parte occidental de la ciudad. Entretanto otros diez mil hombres destacados del grueso del ejército de Israel, volviendo de frente, provocaban a los habitantes de la ciudad a que saliesen al combate. Con esto se empeñó la acción contra los hijos de Benjamín; los cuales no advirtieron que por todos lados los estaba aguardando la muerte. 35 En efecto, el Señor los castigó a la vista de los hijos de Israel, que mataron de ellos en aquel día veintincinco mil cien hombres, toda gente guerrera y valiente.

36 Pues los hijos de Benjamín, viéndose que iban de vencida, habían echado a huir: lo que advertido por los hijos de Israel, les abrieron paso para que huyesen y viniesen a caer en la emboscada que tenían preparada de antemano junto a la ciudad. 37 Saliendo entonces de repente los hijos de Israel de donde estaban escondidos, acuchillaron a los benjamitas que tenían delante de ellos; y entraron en la ciudad y la pasaron a cuchillo. 38 Es de advertir que los hijos de Israel se habían convenido antes, en que luego que los de la emboscada se apoderasen de la ciudad, encendiesen un gran fuego, para que con la humareda que subiría a lo alto diesen a entender que eran ya dueños de la plaza. 39 Lo cual observado por los hijos de Israel en el mismo ardor del combate (cuando los hijos de Benjamín, creyendo que huían, los aguijaban con más empeño por haberles muerto ya treinta hombres), 40 y viendo subir de la ciudad una columna de humo; y asimismo mirando Benjamín hacia atrás, y reconociendo la ciudad perdida, y que las llamas subían a lo alto; 41 al punto los que habían fingido huir, vuelta la cara, los rebatían con el mayor esfuerzo. Visto esto los hijos de Benjamín echaron a huir, 42 tomando el camino del desierto, persiguiéndolos aún hasta allí los enemigos. Demás de esto, los que habían incendiado la ciudad los acometieron por frente. 43 Así sucedió que por ambos lados eran acuchillados por los enemigos y morían sin remedio. Los que cayeron muertos y quedaron tendidos por el suelo al oriente de la ciudad de Gabaa en aquel mismo lugar,

44 fueron dieciocho mil hombres, guerreros todos muy valientes. 45 Los otros que habían quedado de Benjamín al ver esto, huyeron hacia el desierto, tirando a refugiarse en la peña llamada Remmón. Pero como estaban desordenados y huían dispersos, en la misma fuga fueron muertos cinco mil hombres. A los que tiraron adelante los fueron también persiguiendo, y mataron aún otros dos mil. 46 Por donde los que perecieron de Benjamín en diversos sitios vinieron a ser en todos veinticinco mil combatientes, gente toda muy guerrera. 47 Con lo que sólo quedaron de toda la gente de Benjamín seiscientos varones que pudieron escapar y guarecerse en el desierto, y estuvieron de asiento en la peña de Remmón cuatro meses. 48 Pero los hijos de Israel, vueltos del combate, pasaron a cuchillo a todo el resto de la ciudad, desde los hombres hasta las bestias. Y todas las demás ciudades y lugarcillos de Benjamín fueron consumidos por las voraces llamas.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas