N el año ciento setenta y dos juntó el rey Demetrio su ejército, y pasó a la Media para recoger allí socorros, a fin de hacer la guerra a Trifón.
Mas luego que Arsaces, rey de la Persia y de la Media, tuvo noticia de que Demetrio había invadido sus Estados, envió a uno de sus generales para que lo prendiese y se lo trajese vivo.
Marchó, pues, este general, y derrotando el ejército de Demetrio, cogió a éste y le condujo a Arsaces, quien lo hizo poner en una prisión.
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Todo el país de Judá estuvo en reposo durante los días de Simón, no cuidaba éste de otra cosa que de hacer bien a su pueblo; el cual miró siempre con placer su gobierno y la gloria de que gozaba.
A más de otros muchos hechos gloriosos, habiendo tomado a Joppe, hizo de ella un puerto que sirviese de escala para los países marítimos.
Extendió los límites de su nación, y se hizo dueño del país.
Reunió también un gran número de cautivos, tomó a Gázara, a Betsura y el alcázar de Jerusalén , y quitó de allí las inmundicias idolátricas, y no había nadie que le contrarrestase.
Cada uno cultivaba entonces pacíficamente su tierra; y el país de Judá daba sus cosechas abundantes y frutos copiosos los árboles de los campos.
Sentados todos los ancianos en las plazas o consejos trataban de lo que era útil y ventajoso al país, y se engalanaba la juventud con ricos vestidos y ropas cogidas en la pasada guerra.
Distribuía Simón víveres por las ciudades, y las ponía en estado de que fuesen otras tantas fortalezas, de manera que la fama de su glorioso nombre se extendió hasta el cabo del mundo.
Estableció la paz en toda la extensión de su país, con lo cual se vio Israel colmado de gozo.
De suerte que podía cada uno estarse sentado a la sombra de su parra y de su higuera, sin que nadie le infundiera el menor temor.
Desaparecieron de la tierra sus enemigos; y los reyes vecinos en aquellos días estaban abatidos.
Fue Simón el protector de los pobres de su pueblo, gran celador de la observancia de la ley, y el que exterminó a todos los inicuos y malvados.
El restauró la gloria del santuario, y aumentó el número de los vasos sagrados.
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Habiéndose sabido en Roma y hasta en Lacedemonia la muerte de Jonatás, tuvieron de ella un gran sentimiento.
Mas luego que entendieron que su hermano Simón había sido elegido sumo sacerdote en su lugar, y que gobernaba el país, y todas sus ciudades,
le escribieron en láminas de bronce, para renovar la amistad y alianza que habían hecho con Judas y con Jonatás sus hermanos.
Estas cartas fueron leídas en Jerusalén delante de todo el pueblo. El contenido de la que enviaron los lacedemonios es como sigue:
Los príncipes y ciudades de los lacedemonios, a Simón, sumo sacerdote, a los ancianos, o senadores, a los sacerdotes y a todo el pueblo de los judíos, sus hermanos, salud:
Los embajadores que enviasteis a nuestro pueblo nos han informado de la gloria, y felicidad, y contento que gozáis, y nos hemos alegrado mucho con su llegada;
y hemos hecho escribir en los registros públicos lo que ellos nos han dicho de parte vuestra en la asamblea del pueblo, en esta forma: Numenio, hijo de Antíoco, y Antípatro, hijo de Jasón, embajadores de los judíos, han venido a nosotros para renovar nuestra antigua amistad;
y pareció bien al pueblo recibir estos embajadores honoríficamente, y depositar copia de sus palabras en los registros públicos, para que en lo sucesivo sirva de recuerdo al pueblo de los lacedemonios. Y de esta acta hemos remitido un traslado al sumo sacerdote Simón.
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Después de esto Simón envió a Roma a Numenio con un gran escudo de oro, que pesaba mil minas con el fin de renovar con ellos la alianza. Y luego que lo supo el pueblo romano,
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dijo: ¿De qué manera manifestaremos nosotros nuestro reconocimiento a Simón y a sus hijos?
Porque él ha vengado a sus hermanos, y ha exterminado de Israel a los enemigos. En vista de esto le concedieron la libertad, o inmunidad, cuyo decreto fue grabado en láminas de bronce, y colocado entre los monumentos del monte de Sión.
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Y he aquí lo que en ella se escribió: A los dieciocho días del mes de Elul, el año ciento setenta y dos, el tercero del sumo sacerdocio de Simón, fue hecha la siguiente declaración en Asaramel,
en la gran asamblea de los sacerdotes y del pueblo, y de los príncipes de la nación, y de los ancianos del país: Que habiendo habido en nuestra tierra continuas guerras,
Simón, hijo de Matatías, de la estirpe de Jarib, y asimismo sus hermanos se expusieron a los peligros e hicieron frente a los enemigos de su nación en defensa de su santuario y de la ley, acrecentando mucho la gloria de su pueblo.
Jonatás levantó a los de su nación, fue su sumo sacerdote, y se halla ya reunido a los difuntos de su pueblo.
Quisieron luego los enemigos atropellar a los judíos, asolar su país y profanar su santuario."
Los resistió entonces Simón, y combatió en defensa de su pueblo, y gastó mucho dinero, armando a los hombres más valientes de su nación, y suministrándoles la paga."
Fortificó también las ciudades de la Judea y a Betsura, situada en sus fronteras, la cual antes era plaza de armas de los enemigos, y puso allí una guarnición de judíos."
Asimismo fortificó a Joppe en la costa del mar, y a Gázara, situada en los confines de Azoto, ocupada antes por los enemigos; en los cuales puso guarniciones de soldados judíos, proveyéndolas de todo lo necesario para su defensa."
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Viendo el pueblo las cosas que había ejecutado Simón, y cuanto hacía para acrecentar la gloria de su nación, lo declaró caudillo suyo y príncipe de los sacerdotes, por haber hecho todo lo referido, y por su justificación, y por la fidelidad que guardó para con su pueblo, y por haber procurado por todos los medios ensalzar a su nación."
En tiempo de su gobierno todo prosperó en sus manos; de manera que las naciones extranjeras fueron arrojadas del país, y echados también los que estaban de Jerusalén en la ciudad de David, en el alcázar, desde el cual hacían sus salidas, profanando todos los contornos del santuario, y haciendo grandes ultrajes a la santidad del mismo."
Y para seguridad del país y de la ciudad puso allí soldados judíos, e hizo levantar los muros de Jerusalén ."
El rey Demetrio le confirmó en el sumo sacerdocio;"
y le hizo en seguida su amigo, y lo ensalzó con grandes honores."
Pues oyó que los judíos habían sido declarados amigos, y aliados, y hermanos de los romanos; y que éstos habían recibido con gran honor a los embajadores de Simón;"
que asimismo los judíos y sus sacerdotes le habían creado, de común consentimiento, su caudillo y sumo sacerdote para siempre, hasta la venida del profeta fiel, o escogido;"
y también habían querido que fuese su capitán, y que cuidase de las cosas santas, y estableciese inspectores sobre las obras públicas y sobre el país, y sobre las cosas de la guerra, y sobre las fortalezas;"
que tuviese a su cargo el santuario, y que fuese de todos obedecido, y que todos los instrumentos públicos del país se autorizasen con su hombre, y que vistiese púrpura y oro."
Y por último, que no fuese permitido a nadie, ora del pueblo, ora de los sacerdotes, violar ninguna de estas órdenes ni contradecir a lo que él mandase, ni convocar en la provincia sin su autoridad a ninguna junta, ni vestir púrpura, ni llevar la hebilla o broche de oro."
Y que todo aquel que no cumpliese estas órdenes,o violase alguna, fuese considerado reo."
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Y quiso todo el pueblo darle tal potestad a Simón, y que se ejecutase todo lo dicho."
Y Simón aceptó con gratitud el grado del sumo sacerdocio, y ser caudillo y príncipe del pueblo de los judíos y de los sacerdotes, y tener la suprema autoridad."
Y acordaron que esta acta se escribiese en láminas de bronce, las cuales fuesen colocadas en el pórtico o galería del templo, en un lugar distinguido;"
archivándose además una copia de todo en el tesoro del templo, a disposición de Simón y de sus hijos."
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas