LOS sacerdotes y levitas, y cuantos son de esa tribu, no tendrán parte ni herencia entre los demás hijos de Israel; porque se han de sustentar de los sacrificios del Señor y de sus ofrendas;

2 y así ninguna otra cosa recibirán de lo que poseen sus hermanos; por cuanto el Señor mismo es su herencia, como se lo tiene dicho. 3 He aquí lo que los sacerdotes tendrán derecho de tomar del pueblo y de los que ofrecen víctimas; ya sacrifique buey, ya oveja, darán al sacerdote la espalda y el vientre;

4 También le darán las primicias del grano, del vino y del aceite, y parte de las lanas en el esquileo de sus ovejas. 5 Porque el Señor Dios tuyo lo escogió a él de todas tus tribus, para que asista y sirva al culto divino perpetuamente, así él como sus hijos. 6 Si saliere un levita de tus ciudades esparcidas por todo Israel, donde mora, y sin estar de turno, quisiere venir por devoción al lugar escogido por el Señor, 7 ejercerá su ministerio en nombre del Señor Dios tuyo, como todos los levitas sus hermanos, que en aquella sazón estarán de servicio en la presencia del Señor; 8 recibirá la misma porción de alimento que los otros, además de lo que le es debido en su patria por razón de su patrimonio.

9 Cuando hubieres entrado en la tierra que tu Señor Dios te dará, guárdate de querer imitar las abominaciones de aquellas gentes. 10 No se vea en tu país quien purifique a tu hijo o hija, pasándolos por el fuego; ni quien consulte adivinos, y que haga caso de sueños y de agüeros; no haya hechicero,

11 ni encantador, ni quien pida consejo a los que tienen espíritu pitónico y a los astrólogos, ni a quien intente averiguar por medio de los difuntos la verdad.

12 Porque todas estas cosas las abomina el Señor; y por haber cometido semejantes maldades aquellos pueblos, acabará con ellos a tu entrada.

13 Tú has de ser perfecto y sin mácula para con el Señor Dios tuyo. 14 Esas gentes, cuya tierra tú has de poseer, dan crédito a los agoreros y adivinos; pero tú has sido educado diversamente por el Señor Dios tuyo. 15 Tu Señor Dios te suscitará un PROFETA de tu nación y de entre tus hermanos como yo. A él oirás,

16 conforme se lo pediste al Señor Dios tuyo en Horeb, cuando se juntó con todo el pueblo diciendo: No oiga yo otra vez la voz del Señor Dios mío, ni vea más este fuego espantoso, porque no muera.

17 A lo que me contestó el Señor: En todo lo que ha dicho ha hablado bien ese pueblo. 18 Yo le suscitaré un profeta de en medio de sus hermanos semejante a ti, y pondré mis palabras en su boca y les hablará todo lo que yo le mandare.

19 Mas el que no quisiere escuchar las palabras que hablará en mi nombre, experimentará mi venganza. 20 Pero si un profeta, corrompido por la soberbia, emprendiere a hablar en mi nombre lo que yo no le mande decir, o hablare en nombre de dioses ajenos, será castigado de muerte.

21 Y si tú allá en tu interior replicares: ¿cómo puedo yo discernir cuál es la palabra que no ha hablado Dios de la que realmente me ha dicho? 22 Tendrás esto por señal: si lo que aquel profeta hubiera vaticinado en el nombre del Señor, no se verificare, esto no lo habló el Señor, sino que se lo forjó el profeta por la soberbia de su espíritu, y por lo mismo no le temas, ni respetes.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Atlas