Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

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II Rey 14:7 Y he aquí que ahora toda la parentela conjurándose contra tu sierva, dice: Entréganos el que mató a su hermano, para hacerle morir en venganza de la sangre de su hermano y a quien quitó la vida; y acabemos con ese heredero. De esta suerte pretenden extinguir la sola centella que me había quedado, para que no reste de mi marido nombre ni reliquia sobre la tierra.
II Rey 14:15 Por esto, pues, he venido yo ahora a proponer a mi rey y señor esta súplica en presencia del pueblo. Porque dijo tu sierva: Hablaré al rey, a ver si de algún modo puedo obtener la gracia que le pediré.
II Rey 14:20 La parábola de que me he valido, quien la ha dispuesto ha sido tu siervo Joab. Mas tú, oh rey mi señor, eres sabio como lo es un ángel de Dios, para entender todas las cosas del mundo.
II Rey 14:22 Aquí Joab, postrándose en tierra sobre su rostro, hizo una profunda reverencia al rey, le dio las gracias, y añadió: Oh rey y señor mío, hoy ha reconocido tu siervo que ha hallado gracia en tus ojos; pues que has otorgado la súplica que te he hecho.
II Rey 14:32 Le respondió Absalón: Es que yo envié a llamarte, rogándote que vinieras, para que dijeses de mi parte al rey: ¿A qué fin he vuelto de Gesur? Para esto me era mejor estarme allí. Alcánzame, pues, la gracia de que pueda ver la cara del rey; y que si aún recuerda mi delito, quíteme la vida.
II Rey 15:32 Estando ya para llegar David a la cumbre del monte desde donde había de adorar al Señor, he aquí que se le presentó Cusai, araquita, con el vestido rasgado y la cabeza cubierta de polvo.
II Rey 16:5 Llegó, pues, el rey David hasta Bahurim; y he aquí que salía de esta ciudad un hombre de la parentela de Saúl, llamado Semei, hijo de Gera; el cual lo seguía de cerca, echándole maldiciones.
II Rey 16:12 Quizá el Señor se apiadará de mí, y me devolverá bienes por las maldiciones que este día he recibido.
II Rey 16:18 De ningún modo, respondió Cusai, porque yo he de ser de aquel a quien ha elegido el Señor, y todo este pueblo, y todo Israel y con él estaré.
II Rey 16:19 Además, ¿a quién debo servir yo?, ¿no es al hijo del rey? Como he obedecido a tu padre, de la misma manera te obedeceré también a ti.
II Rey 17:15 En seguida dijo Cusai a los sumos sacerdotes Sadoc y Abiatar: Esto y esto ha aconsejado Aquitofel a Absalón y a los ancianos de Israel; y yo le he aconsejado esto otro.
II Rey 18:14 Dijo Joab: No será lo que dices; yo mismo lo he de atravesar a tu vista. Cogió, pues, tres dardos o rejones en su mano, y los clavó en el corazón de Absalón; y como todavía palpitase colgado de la encina,
II Rey 19:20 porque reconozco yo, tu siervo, el crimen que cometí, y por eso he venido hoy el primero de toda la casa de José a recibir al rey mi señor.
II Rey 19:22 Mas David dijo: ¿Qué tengo yo que hacer con vosotros, oh hijos de Sarvia? ¿Por qué hacéis hoy conmigo el oficio de diablos o tentadores? ¿Es hoy día de hacer morir a un hijo de Israel? ¿Puedo acaso olvidar que en este día he sido hecho nuevamente rey de Israel?
II Rey 24:10 Pero a David le remordió su conciencia después que se formó el censo del pueblo, y dijo al Señor: Pecado he gravísimamente en este negocio; mas te ruego, Señor, que perdones este pecado de tu siervo, porque reconozco que he obrado muy neciamente.
II Rey 24:10 Pero a David le remordió su conciencia después que se formó el censo del pueblo, y dijo al Señor: Pecado he gravísimamente en este negocio; mas te ruego, Señor, que perdones este pecado de tu siervo, porque reconozco que he obrado muy neciamente.
II Rey 24:13 Presentándose, pues, Gad a David, se lo contó diciendo: O por siete años será tu país afligido del hambre; o por tres meses andarás huyendo de tus enemigos que te irán persiguiendo; o a lo menos por tres días habrá peste en tu reino. Delibera, pues, ahora, y mira qué respuesta he de dar al que me ha enviado.
II Rey 24:17 Y dijo David al Señor, así que vio que el ángel castigaba al pueblo: Yo soy el que he pecado; yo el que tengo la culpa. ¿Qué han hecho éstos, que son unas ovejas? ¡Oh Señor!, te ruego que descargues tu mano sobre mí y sobre la casa de mi padre.
III Rey 1:18 Y he aquí que a estas horas está ya reinando Adonías, sin saberlo tú, ¡oh rey y señor mío!
III Rey 1:22 Estaba todavía hablando Betsabé con el rey, cuando he aquí que llega el profeta Natán.
III Rey 3:12 sábete que yo he otorgado tu súplica, y te he dado un corazón sabio y de tanta inteligencia que no lo ha habido semejante antes de ti, ni le habrá después.
III Rey 3:12 sábete que yo he otorgado tu súplica, y te he dado un corazón sabio y de tanta inteligencia que no lo ha habido semejante antes de ti, ni le habrá después.
III Rey 4:8 Y he aquí sus nombres: Benur, intendente en toda la montaña de Efraín;
III Rey 8:13 No he descansado, oh Dios, hasta ver concluida una casa para tu habitación, para trono tuyo firmísimo para siempre.
III Rey 8:20 El Señor puso en ejecución la palabra que pronunció; y yo ocupé el lugar de mi padre, y me senté sobre el trono de Israel como el Señor lo había dicho, y he edificado la casa al Nombre del Señor Dios de Israel.
III Rey 8:21 Y en ella he escogido el lugar para el arca , dentro de la cual está la ley, que es la alianza del Señor, hecha con nuestros padres, cuando salieron de la tierra de Egipto.
III Rey 8:27 Mas en efecto: ¿es creíble que verdaderamente Dios ha de habitar sobre la tierra? Porque si ni los cielos, oh Señor, ni los altísimos cielos pueden abarcarte, ¿cuánto menos esta casa que yo he construido?
III Rey 8:43 tú le oirás desde el cielo, desde aquel firmamento en que tienes tu habitación, y otorgarás todo cuanto te suplicare el extranjero; para que así todos los pueblos del mundo aprendan a temer tu Nombre, como tu pueblo de Israel; y sepan por experiencia que tu Nombre es invocado en esta casa que yo he edificado.
III Rey 8:44 Si tu pueblo saliere a campaña contra sus enemigos, doquiera que tú lo enviares, hará oración a ti mirando hacia la ciudad de Jerusalén que tú elegiste, y hacia la casa que yo he construido a tu Nombre,
III Rey 8:48 y se volvieren a ti de todo su corazón, y con toda su alma, en la tierra enemiga, a donde fueren conducidos esclavos, e hicieren oración a ti, mirando hacia su tierra, que diste a sus padres, y hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia el templo que he edificado a tu Nombre,
III Rey 9:3 y le dijo: He oído tu oración y la súplica que me has hecho; he santificado esta casa que me has edificado, a fin de que permanezca en ella mi Nombre para siempre; y en todo tiempo mis ojos y mi corazón estarán fijos sobre este lugar.
III Rey 9:6 Mas si vosotros y vuestros hijos obstinadamente os apartáis de mí, dejando de seguirme, y no guardando mis mandamientos y ceremonias que os he prescrito, antes bien os fuereis en pos de los dioses extranjeros, dándoles culto y adoración,
III Rey 9:7 yo arrancaré a Israel de la tierra que le di, y arrojaré lejos de mí ese templo que he consagrado a mi Nombre; e Israel vendrá a ser el escarnio y la fábula de todas las gentes.
III Rey 10:7 sobre tus cosas, y sobre tu sabiduría; y no he dado crédito a los que me la contaban, hasta tanto que yo misma he venido y lo he visto por mis ojos, y he experimentado que no me habían dicho la mitad de lo que es en realidad. Tu sabiduría y tus hechos son mucho más grandes de lo que me habían contado.
III Rey 10:7 sobre tus cosas, y sobre tu sabiduría; y no he dado crédito a los que me la contaban, hasta tanto que yo misma he venido y lo he visto por mis ojos, y he experimentado que no me habían dicho la mitad de lo que es en realidad. Tu sabiduría y tus hechos son mucho más grandes de lo que me habían contado.
III Rey 10:7 sobre tus cosas, y sobre tu sabiduría; y no he dado crédito a los que me la contaban, hasta tanto que yo misma he venido y lo he visto por mis ojos, y he experimentado que no me habían dicho la mitad de lo que es en realidad. Tu sabiduría y tus hechos son mucho más grandes de lo que me habían contado.
III Rey 10:7 sobre tus cosas, y sobre tu sabiduría; y no he dado crédito a los que me la contaban, hasta tanto que yo misma he venido y lo he visto por mis ojos, y he experimentado que no me habían dicho la mitad de lo que es en realidad. Tu sabiduría y tus hechos son mucho más grandes de lo que me habían contado.
III Rey 12:11 Ahora bien, si mi padre os impuso un yugo pesado, yo aumentaré aun el peso de vuestro yugo; mi padre os azotó con correas, mas yo he de azotaros con escorpiones.
III Rey 12:24 Esto dice el Señor: No salgáis a campaña, ni peleéis contra vuestros hermanos, los hijos de Israel; vuélvase cada cual a su casa; porque yo soy el que he dispuesto lo sucedido. Obedecieron ellos las palabras del Señor, y se volvieron según el Señor lo había mandado.
III Rey 13:1 Mas he aquí que mientras Jeroboam estaba en el altar y echaba el incienso, llegó de Judá a Betel por orden del Señor un varón de Dios,
III Rey 16:3 he aquí que yo arrancaré de la faz de la tierra tu descendencia y la de tu familia; y haré de tu casa lo que he hecho de la de Jeroboam, hijo de Nabat.
III Rey 16:3 he aquí que yo arrancaré de la faz de la tierra tu descendencia y la de tu familia; y haré de tu casa lo que he hecho de la de Jeroboam, hijo de Nabat.
III Rey 17:4 Allí beberás del arroyo; y ya he mandado yo a los cuervos que te lleven allí de comer.
III Rey 17:12 Vive el Señor Dios tuyo, respondió ella, que pan yo no lo tengo; no tengo más que un puñado de harina en la orza, y un poco de aceite en la alcuza; he aquí que estoy cogiendo dos palitos de leña para ir a cocerla para mí y para mi hijo, y comérnosla; y después de consumidos estos residuos morirnos de hambre.
III Rey 17:18 Por lo cual dijo a Elías: ¿Qué te he hecho yo, oh varón de Dios? ¿Has entrado en mi casa para renovar la memoria de mis pecados, y en castigo de ellos hacer morir a mi hijo.
III Rey 18:9 Replicó Abdías: ¿En qué he pecado yo, que me entregas a mí, siervo tuyo, en manos de Acab, para que me haga morir?
III Rey 18:15 Respondió Elías: Vive el Señor de los ejércitos, a quien yo sirvo, que hoy mismo me he de presentar a Acab.
III Rey 18:18 A lo que respondió Elías: No he alborotado yo a Israel; sino tú y la casa de tu padre, que habéis despreciado los mandamientos del Señor, y seguido a los Baales o falsos dioses.
III Rey 18:36 Siendo ya el tiempo de ofrecer el holocausto, se acercó el profeta Elías, y dijo: Oh Señor Dios de Abrahán, y de Isaac, y de Israel, muestra hoy que tú eres el Dios de Israel, y que yo soy tu siervo, y que por tu mandato he hecho todas estas cosas.
III Rey 18:44 Y a la séptima vez he aquí que subía del mar una nubecilla pequeña como la huella de un hombre. Y dijo Elías: Anda, y di a Acab: Engancha el tiro a tu carruaje, y marcha luego, para que no te ataje la lluvia.