NTONCES los reyes y príncipes de todas las ciudades y provincias, es a saber, de la Siria, de Mesopotamia, y de la Siria de Sobal, y de la Libia, y de la Cilicia, enviaron sus embajadores; los cuales presentándose a Holofernes, le dijeron:
Cese tu cólera contra nosotros; porque vale más vivir sirviendo al gran rey Nabucodonosor, y depender de ti, que morir casi todos, y sufrir los demás los trabajos de la esclavitud.
Están a tu disposición todas nuestras ciudades, todas nuestras posesiones, todos los montes y collados, y los campos, y las vacadas, y los rebaños de ovejas y cabras, y los caballos, y los camellos; todas nuestras facultades, y todas nuestras familias.
Queden a tu arbitrio todas nuestras cosas.
Nosotros y nuestros hijos somos tus esclavos.
Ven a nosotros como dueño pacífico y empléanos en tu servicio como gustares.
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Entonces bajó de las montañas, con la caballería y un ejército numeroso, y tomó posesión de todas las ciudades y de todos los pueblos del país.
Y de todas las ciudades se llevaba para tropas auxiliares a los hombres robustos y aptos para las armas.
Fue tan grande el espanto que se apoderó de aquellas provincias, que los más principales y distinguidos moradores de todas las ciudades, luego que se acercaba, le salían al encuentro junto con los pueblos,
recibiéndole con coronas y lámparas o hachas encendidas, formando danzas al son de tamboriles y flautas.
Pero por más que hicieron, no pudieron amansar la ferocidad de aquel corazón.
Porque no por eso dejó de destruirles las ciudades, y de talarles los bosques sagrados.
Por cuanto el rey Nabucodonosor le había dado orden de exterminar todos los dioses de la tierra, con el fin de que él solo fuese tenido por dios de aquellas naciones que pudiese subyugar el poder de Holofernes.
El cual, atravesada la Siria de Sobal, y toda la Apamea, y toda la Mesopotamia, llegó a los idumeos al país de Gabaa;
y ocupó sus ciudades, y se detuvo allí por espacio de treinta días, en cuyo intermedio mandó que se reuniese toda la fuerza de su ejército.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Referencia
Ilustración
Atlas