AL fin: para los lagares: Salmo de David. 2 Oh Señor, soberano dueño nuestro, ¡cuán admirable es tu santo Nombre en toda la tierra! Porque tu majestad se ve ensalzada sobre los cielos. 3 De la boca de los niños y de los que están aún pendientes del pecho de sus madres, hiciste tú salir perfecta alabanza, por razón de tus enemigos, para destruir al enemigo y al vengativo.

4 Yo contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú creaste, y exclamo: 5 ¿Qué es el hombre, para que tú te acuerdes de él? ¿O que es el hijo del hombre, para que vengas a visitarlo?

6 Lo hiciste un poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y de honor,

7 y le has dado el mando sobre las obras de tus manos. 8 Todas ellas las pusiste a sus pies; todas las ovejas y bueyes, y aun las bestias del campo;

9 las aves del cielo, y los peces del mar que hienden sus ondas. 10 ¡Oh Señor, soberano dueño nuestro, ¡y cuán admirable es tu Nombre en toda la redondez de la tierra!
Père
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Satan
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