PARA el fin: no destruyas a tu siervo: Salmo de David para inscribirse en una columna. 2 Si verdaderamente hacéis profesión de la justicia, sean rectos vuestros juicios, ¡oh hijos de los hombres! 3 Mas vosotros obráis inicuamente en vuestro corazón, y empleáis vuestras manos en tramar injusticias en la tierra. 4 Los pecadores andan enajenados desde cuando nacieron; se descarriaron desde el vientre de sus madres; no hablan más que falsedades. 5 Su furor es semejante al de una serpiente; como el del áspid que se hace sordo, que te tapa las orejas, 6 y no quiere escuchar la voz de los encantadores, ni del hechicero por más diestro que sea en los encantamientos. 7 Pero Dios les quebrará los dientes dentro de la misma boca; las muelas de esos leones las desmenuzará el Señor. 8 Todos serán reducidos a la nada, como agua que pasa y se disipa; tenso tiene el Señor su arco hasta tanto que sean abatidos. 9 Como la cera que se derrite, así serán deshechos; cayó fuego sobre ellos, y no vieron más el sol. 10 Antes que los enemigos, que son, oh justos, vuestras espinas, lleguen a hacerse una zarza, vivos así como están los devorará el Señor en su ira. 11 Se alegrará el justo al ver la venganza; y lavará sus manos en la sangre de los pecadores. 12 Entonces dirán los hombres: Pues el justo recibe su galardón, es indudable que hay un Dios que ejerce su juicio sobre ellos en la tierra.
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