E congregó al fin todo Israel alrededor de David en Hebrón, diciéndole: Somos tu carne y hueso.
Aun antes de ahora, cuando Saúl reinaba todavía, tú eras el que sacaba a Israel a campaña y lo volvía a conducir a casa; porque a ti te dijo el Señor Dios tuyo: Tú serás el pastor de mi pueblo de Israel, y tú serás su príncipe.
Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al rey de Hebrón, e hizo David alianza con ellos, en presencia del Señor; y lo ungieron por rey de Israel, conforme a la palabra del Señor promulgada por ministerio de Samuel.
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Y marchó David con todo Israel a Jerusalén ; ésta es Jebús, donde tenían su asiento los jebuseos, moradores del país.
Y los que de éstos habitaban en Jebús, dijeron a David: No entrarás aquí. Pero David conquistó la fortaleza de Sión, la cual fue después llamada Ciudad de David.
Había dicho antes: El que fuere el primero en vencer a los jebuseos, será hecho príncipe y general del ejército. Acometió, pues, el primero Joab, hijo de Sarvia, y quedó constituido príncipe.
Y habitó David en el alcázar; que por esto fue llamado Ciudad de David;
y edificó alrededor de la ciudad, desde el valle de Mello hasta el otro extremo; y Joab reparó el resto de la ciudad.
David iba haciendo progresos y cobrando vigor, y estaba con él el Señor de los ejércitos.
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Estos son los principales entre los valientes de David, que le ayudaron para que fuese reconocido rey de todo Israel, según la palabra del Señor anunciada a Israel.
Y ésta es la lista de los campeones de David: Jesbaán, hijo de Hacamoni, caudillo de treinta, que vibró su lanza contra trescientos, a quienes hirió en un solo combate.
Después de éste, Eleazar (hijo de su tío paterno) ahohita, el cual era uno de los tres principales campeones.
Este, con Semma, acompañó a David en Fesdomin, cuando los filisteos se juntaron en aquel sitio para dar batalla, y los campos de aquel país estaban llenos de cebada, y el pueblo había huido a vista de los filisteos.
Mas estos Eleazar y Semma se mantuvieron a pie firme en medio del campo, y lo defendieron, habiendo desbaratado a los filisteos; con lo que el Señor hizo un gran beneficio a su pueblo.
Estos tres, de los treinta caudillos son los que bajaron a la peña en que se hallaba David junto a la cueva de Odollam, cuando los filisteos habían acampado en el valle de Rafaín.
Estaba, pues David en su puesto fortificado, y los filisteos tenían una guarnición en Betlehem.
Le vino entonces a David un deseo, y dijo: ¡Oh, quién me diera agua de la cisterna que está junto a la puerta de Betlehem!
Al punto, estos tres capitanes pasaron por medio de los campamentos de los filisteos, y sacando agua de la cisterna que está contigua a la puerta de Betlehem, la llevaron a David para que la bebiese, el cual no quiso, sino que la ofreció como libación al Señor,
diciendo: Lejos de mí hacer tal cosa en presencia de mi Dios, que yo beba la sangre de estos hombres que con riesgo de sus vidas me han traído esta agua. Por cuya causa no quiso beberla. Esto hicieron aquellos tres esforzadísimos varones.
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Asimismo Abisai, hermano de Joab, era el principal de otros tres. También éste blandió su lanza contra trescientos, a los cuales mató; y él era el más famoso entre los tres,
y entre los tres, el segundo ternario el más esclarecido y principal de ellos; pero nunca igualó a los tres primeros.
Banaías, hijo de Joíada, varón fortísimo, que había hecho muchas hazañas era natural de Cabseel; él mató a los dos arieles o grandes leones de Moab; y es el mismo que se metió dentro de una cisterna, y mató en medio de ella a un león, en ocasión de una nevada.
Mató también él mismo a un egipcio, cuya estatura era de cinco codos, y que tenía una lanza semejante al rodillo de un telar. Arremetió, pues, contra él con un palo, y le arrebató la lanza que tenía en la mano, y con esta misma lanza lo mató.
Estas cosas hizo Banaías, hijo de Joíada, que era el de mayor fama entre los tres valien-tes;
principal entre los treinta; mas no igualaba a los tres primeros o del primer ternario; y David lo escogió por su íntimo consejero.
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En el ejército los más valientes eran Asahel, hermano de Joab, y Elcanán, que era de Betlehem, hijo de Dodo su tío paterno.
Sammot de Arori, Hellés de Falón,
Ira de Tecua, hijo de Accés, Abiezer de Anatot,
Sobbocai, de Husat, Ilai de Aho,
Marahai de Netofat, Heled de Netofat, hijo de Baana.
Etai, hijo de Ribai, de Gabaat, de los hijos o tribu de Benjamín, Banaya de Faratón.
Hurai, del torrente Gaas, Abiel de Arbat, Azmot de Bauram, Eliaba de Salabón.
Los hijos de Asén, gezonita, Jonatán, hijo de Sage de Arari,
Ahiam, hijo de Sacar de Arari,
Elifal, hijo de Ur,
Hefer de Mecerat, Ahía de Felón,
Hesro del Carmelo, Naarai, hijo de Asbai,
Joel, hermano de Natán, Mibahar, hijo de Agarai.
Selec, amonita, Naarai de Berot, escudero de Joab, hijo de Sarvia,
Ira jetreo, Gareb jetreo,
Urías heteo, Zabad, hijo de Oholí,
Adina, hijo de Siza, de la tribu de Rubén, príncipe de los rubenitas, y con él otros treinta.
Hanán, hijo de Maaca, y Josafat matanita,
Ozías astarotita, Samma, y Jehiel, hijos de Otam, de Aror,
Jediel, hijo de Samri, y Joa su hermano, de Tosa,
Eliel de Mahumi, y Jeribai, y Josaya hijos de Elnaem; y Jetma de Moab,
Eliel, y Obed, y Jaisiel de Masobia.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Referencia
Ilustración
Atlas