UN día estando Jesús orando en cierto lugar, acabada la oración, le dijo uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar, como enseñó también Juan a sus discípulos. 2 Y Jesús les respondió: Cuando os pongáis a orar, habéis de decir: Padre, sea santificado tu nombre. Venga a nosotros tu reino.

3 El pan nuestro de cada día dánoslo hoy. 4 Y perdónanos nuestros pecados, puesto que también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentación.

5 Les dijo también: Si alguno de vosotros tuviere un amigo y fuese a estar con él a media-noche, y a decirle: Amigo, préstame tres panes, 6 porque otro amigo mío acaba de llegar de viaje a mi casa, y no tengo nada para darle; 7 aunque aquél desde adentro le responda: No me molestes, la puerta está ya cerrada, y mis criados están como yo acostados, no puedo levantarme a dártelos; 8 si el otro porfía en llamar y más llamar; yo os aseguro que cuando no se levantare a dárselos por razón de su amistad, a lo menos por librarse de su impertinencia se levantará al fin, y le dará cuantos necesite. 9 Así os digo yo: Pedid, y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.

10 Porque todo aquel que pide, recibe; y quien busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 11 Que si entre vosotros un hijo pide pan a su padre, ¿acaso le dará una piedra? O si pide un pez, ¿le dará en lugar de un pez una serpiente?

12 O si pide un huevo, ¿por ventura le dará un escorpión? 13 Pues si vosotros, siendo malos como sois, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará el espíritu bueno a los que se lo piden?

14 Estaba Jesús lanzando un demonio, el cual era mudo. Y así que hubo echado al demonio, habló el mudo, y todas las gentes quedaron muy admiradas.

15 Mas no faltaron algunos que dijeron: Por arte de Beelzebub, príncipe de los demonios, echa él los demonios.

16 Y otros, por tentarle, le pedían que les hiciese ver algún prodigio en el cielo. 17 Pero Jesús penetrando sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido en partidos contrarios quedará destruido; y una casa dividida en facciones, camina a su ruina.

18 Si, pues, Satanás está también dividido contra sí mismo, ¿cómo susbsistirá su reino?, ya que decís vosotros que yo lanzo los demonios por arte de Beelzebub. 19 Y si yo lanzo los demonios por virtud de Beelzebub, ¿por virtud de quién los lanzan vuestros hijos? Por tanto ellos mismos serán vuestros jueces. 20 Pero si yo lanzo demonios con el dedo de Dios, es evidente que ha llegado ya el reino de Dios a vosotros. 21 Cuando un hombre valiente bien armado, guarda la entrada de su casa, todas las cosas están seguras. 22 Pero si otro más valiente que él asaltándole le vence, le desarmará de todos sus arneses, en que confiaba, y repartirá sus despojos. 23 Quien no está por mí, está contra mí; y quien no recoge conmigo, desparrama. 24 Cuando un espíritu inmundo ha salido de un hombre, se va por lugares áridos, buscando lugar donde reposar, y no hallándolo dice: Me volveré a mi casa de donde salí.

25 Y viniendo a ella, la halla barrida y bien adornada. 26 Entonces, va, y toma consigo a otros siete espíritus peores que él, y entrando en esta casa fijan en ella su morada. Con lo que el último estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. 27 Estando diciendo estas cosas, he aquí que una mujer, levantando la voz de en medio del pueblo, exclamó: Bienaventurado el vientre que te llevó, y los pechos que te alimentaron. 28 Pero Jesús respondió: Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios, y la ponen en práctica.

29 Como concurriesen las turbas a oírle, comenzó a decir: Esta raza de hombres es una raza perversa; ellos piden un prodigio, y no se les dará otro prodigio que el del profeta Jonás ;

30 pues a la manera que Jonás fue un prodigio para los ninivitas, así el Hijo del hombre lo será para los de esta nación.

31 La reina del mediodía se levantará el día del juicio contra los hombres de esta nación, y los condenará; por cuanto ella vino del cabo del mundo a escuchar la sabiduría de Salomón ; y veis aquí uno, superior a Salomón .

32 Los habitantes de Nínive comparecerán también el día del juicio contra esta nación, y la condenarán; por cuanto ellos hicieron penitencia a la predicación de Jonás ; y veis aquí uno que es superior a Jonás .

33 Nadie enciende una candela para ponerla en un lugar escondido, ni debajo de un celemín; sino sobre un candelero, para que los que entran vean la luz.

34 Antorcha de tu cuerpo son tus ojos. Si tu ojo estuviere puro, todo tu cuerpo será alumbrado; mas si estuviere dañado, también tu cuerpo estará lleno de tinieblas.

35 Cuida, pues, de que la luz que hay en ti, no sea tinieblas; 36 porque si tu cuerpo estuviere todo iluminado, sin tener parte alguna oscura, todo lo demás será luminoso, y como antorcha luciente te alumbrará.

37 Así que acabó de hablar, un fariseo le convidó a comer en su casa; y entrando Jesús en ella, se puso a la mesa. 38 Entonces el fariseo, discurriendo consigo mismo, comenzó a decir: ¿Por qué no se habrá lavado antes de comer? 39 Mas el Señor le dijo: Vosotros, ¡oh fariseos!, tenéis cuidado en limpiar el exterior de las copas y de los platos; pero el interior de vuestro corazón está lleno de rapiña y de maldad.

40 ¡Oh necios!, ¿no sabéis que quien hizo lo de afuera, hizo asimismo lo de adentro? 41 Sobre todo, dad limosna de lo vuestro que os sobra, y con eso todas las cosas estarán limpias en orden a vosotros.

42 Mas ¡ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, y de la ruda, y de toda suerte de legumbres, y no hacéis caso de la justicia y de la caridad o amor de Dios! Estas son las cosas que debíais practicar, sin omitir aquéllas.

43 ¡Ay de vosotros, fariseos, que amáis tener los primeros asientos en las sinagogas, y ser saludados en público!

44 ¡Ay de vosotros, que sois como los sepulcros que están encubiertos, y que son desconocidos de los hombres que pasan por encima de ellos!

45 Entonces uno de los doctores de la ley le dijo: Maestro, hablando así, también nos afrentas a nosotros. 46 Mas él respondió: ¡Ay de vosotros igualmente, doctores de la ley!, porque echáis a los hombres cargas que no pueden soportar, y vosotros ni con el dedo las tocáis.

47 ¡Ay de vosotros que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! 48 En verdad que dais a conocer que aprobáis los atentados de vuestros padres; porque si ellos los mataron, vosotros edificáis sus sepulcros. 49 Por eso dijo también la sabiduría de Dios: Yo les enviaré profetas y apóstoles, y matarán a unos y perseguirán a otros, 50 para que a esta nación se le pida cuentas de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo acá, 51 de la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, muerto entre el altar y el templo. Sí; yo os lo digo: A esta raza de hombres se le pedirá de ello cuenta.

52 ¡Ay de vosotros, doctores de la ley, que os habéis reservado la llave de la ciencia! Vosotros mismos no habéis entrado, y aun a los que iban a entrar se lo habéis impedido.

53 Diciéndoles todas estas cosas, irritados los fariseos y doctores de la ley empezaron a contradecirle fuertemente, y a pretender taparle la boca de muchas maneras, 54 armándole asechanzas, y tirando a sonsacarle alguna palabra para poder acusarle.

Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas