ERMANOS míos, no intentéis conciliar la fe de nuestro glorioso Señor Jesucristo con la distinción de personas.
Porque si entrando en vuestra congregación un hombre con sortija de oro y ropa preciosa, y entrando al mismo tiempo un pobre con un mal vestido,
ponéis los ojos en el que viene con vestido brillante, y le decís: Siéntate tú aquí en este buen lugar, diciendo por el contrario al pobre: Tú estate allí en pie, o siéntate acá a mis pies,
¿no es claro que formáis un tribunal injusto dentro de vosotros mismos, y os hacéis jueces de sentencias injustas?
Oíd, hermanos míos muy amados: ¿No es verdad que Dios eligió a los pobres en este mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino que tiene prometido a los que le aman?
Vosotros, al contrario, habéis afrentado al pobre. ¿No son los ricos los que os tiranizan, y no son ésos mismos los que os arrastran a los tribunales?
¿No es blasfemado por ellos el buen nombre de Cristo , que fue sobre vosotros invocado?
Si es que cumplís la ley regia de la caridad conforme a las Escrituras: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis;
pero si sois aceptadores de personas, cometéis un pecado, siendo reprendidos por la ley como transgresores.
Pues aunque uno guarde toda la ley, si quebranta un mandamiento, viene a ser reo de todos los demás.
Porque aquel que dijo: No cometerás adulterio, o no fornicarás, dijo también: No matarás. Conque aunque no cometas adulterio, ni forniques, si matas, transgresor eres de la ley.
Así habéis de hablar y obrar, como que estáis a punto de ser juzgados por la ley evangélica o de la libertad.
Porque aguarda un juicio sin misericordia al que no usó de misericordia; pero la misericordia sobrepuja al rigor del juicio.
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¿De qué servirá, hermanos míos, el que uno diga tener fe, si no tiene obras? ¿Por ventura la fe podrá salvarle?
Caso que un hermano o una hermana estén desnudos y necesitados del alimento diario,
¿de qué les servirá que alguno de vosotros les diga: Id en paz, defendeos del frío y comed a satisfacción, si no les dáis lo necesario para reparo del cuerpo?
Así la fe, si no es acompañada de obras, está muerta en sí misma.
Sobre lo cual podrá decir alguno al que tiene fe sin obras: Tú tienes fe, y yo tengo obra, muéstrame tu fe sin obras, que yo te mostraré mi fe por las obras.
Tú crees que Dios es uno; haces bien; también lo creen los demonios, y se estremecen.
Pero ¿quieres saber, ¡oh hombre vano!, cómo la fe sin obras está muerta?
Abrahán nuestro padre, ¿no fue justificado por las obras cuando ofreció a su hijo Isaac sobre las aras?
¿Ves cómo la fe acompañaba a sus obras, y que por las obras la fe vino a ser consumada?
En lo que se cumplió la Escritura, que dice: Creyó Abrahán a Dios, y le fue imputado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.
¿No véis cómo el hombre se justifica por las obras, y no por la fe solamente?
A este modo Rahab la ramera, ¿no fue así mismo justificada por las obras, hospedando a los exploradores que enviaba Josué, y despachándolos por otro camino?
En suma, como un cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin las obras está muerta.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas