¿DE dónde nacen las riñas y pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales hacen la guerra en vuestros miembros? 2 Codiciáis, y no lográis; matáis, y ardéis de envidia, y no por eso conseguís vuestros deseos; litigáis, y armáis pendencias, y nada alcanzáis, porque no lo pedís a Dios. 3 Pedís quizá, y con todo no recibís; y esto es porque pedís con mala intención, para satisfacer vuestras pasiones. 4 Almas adúlteras y corrompidas, ¿no sabéis que el amor de este mundo es una enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. 5 ¿Pensáis acaso que sin motivo dice la Escritura: El Espíritu de Dios que habita en vosotros, os ama y codicia con celos? 6 Pero por lo mismo da mayores gracias a los que así le aman. Por lo cual dice: Dios resiste a los soberbios, y da su gracia a los humildes.

7 Estad, pues, sujetos a Dios, y resistid con su gracia al diablo, y huirá de vosotros.

8 Allegaos a Dios, y él se allegará a vosotros. Limpiad, ¡oh pecadores!, vuestras manos; y vosotros de ánimo doble, purificad vuestros corazones. 9 Mortificaos, entristeceos y sollozad; cámbiese, vuestra risa en llanto, y el gozo en tristeza. 10 Humillaos en la presencia del Señor, y él os ensalzará.

11 No queráis, hermanos, hablar mal los unos de los otros. Quien habla mal de un hermano, o quien juzga a su hermano, éste tal de la ley habla mal, y a la ley juzga, o condena. Mas si tú juzgas a la ley, ya no eres observador de la ley, sino que te haces juez de ella. 12 Uno solo es el legislador y el juez, que puede salvar y puede perder. 13 Tú, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo? He aquí que vosotros andáis diciendo: Hoy o mañana iremos a tal ciudad, y pasaremos allí un año, y negociaremos y aumentaremos el caudal.

14 Esto decís vosotros, que ignoráis lo que sucederá mañana. 15 Porque ¿qué cosa es vuestra vida? Un vapor que por un poco de tiempo aparece, y luego desaparece. En vez de decir: Queriendo Dios; y: Si viviéremos, haremos esto o aquello. 16 Mas ahora todo al contrario, os estáis regocijando en vuestras vanas presunciones. Toda presunción o jactancia semejante, es perniciosa. 17 En fin, quien conoce el bien que debe hacer, y no lo hace, por lo mismo peca.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas