Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

cielo

Juec 13:20 y al subir la llama del altar hacia el cielo, se subió también con ella el ángel del Señor. Lo cual visto por Manué y su mujer, se postraron en tierra sobre su rostro;
I Rey 2:10 Temblarán delante del Señor sus adversarios; tronará desde el cielo y lanzará rayos sobre ellos. El Señor juzgará a toda la tierra, y dará el imperio de ella a su rey, y ensalzará la gloria y el poder de su Cristo .
I Rey 5:12 Porque se difundía por todas las ciudades el terror de la muerte; y la mano de Dios descargaba terriblemente sobre ellas; pues aun los que no morían estaban llagados en las partes más secretas de las nalgas; y los alaridos de cada ciudad subían hasta el cielo.
I Rey 17:44 Y añadió: Ven acá y echaré tus carnes a las aves del cielo y las bestias de la tierra.
I Rey 17:46 Y el Señor te entregará en mis manos, y yo te mataré y cortaré tu cabeza; y daré hoy los cadáveres del campo de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra, para que sepa todo el mundo que hay Dios en Israel;
II Rey 18:9 Y sucedió que huyendo Absalón montando en un mulo, se encontró con la gente de David, y como se metiese el mulo debajo de una frondosa y grande encina, se le enredó a Absalón la cabeza en dicho árbol, y pasando adelante el mulo en que iba montado, quedó colgado en el aire entre el cielo y la tierra.
II Rey 21:10 Pero Resfa, hija de Aya, tomando un saco de cilicio, los extendió a sus pies sobre una piedra, y se estuvo allí desde el principio de la siega hasta que cayó sobre los cadáveres lluvia del cielo, impidiendo que los devorasen de día las aves del cielo, y de noche las fieras.
II Rey 21:10 Pero Resfa, hija de Aya, tomando un saco de cilicio, los extendió a sus pies sobre una piedra, y se estuvo allí desde el principio de la siega hasta que cayó sobre los cadáveres lluvia del cielo, impidiendo que los devorasen de día las aves del cielo, y de noche las fieras.
II Rey 22:12 Puso las tinieblas alrededor de sí para ocultarse; zarandeó las aguas de las nubes del cielo.
II Rey 22:14 Tronará el Señor desde lo alto del cielo; el Altísimo hará resonar su voz.
II Rey 22:17 Extendió su mano desde el cielo, y me cogió; y de entre olas inmensas me sacó a salvo.
III Rey 8:22 Se puso después Salomón de rodillas ante el Altar del Señor, a vista de la asamblea de Israel, y levantando las manos hacia el cielo,
III Rey 8:23 dijo: ¡Oh Señor Dios de Israel!, no hay Dios semejante a ti, ni arriba en el cielo, ni acá abajo en la tierra; tú guardas el pacto y usas misericordia con tus siervos, que andan en tu presencia con todo su corazón.
III Rey 8:30 y escuches las súplicas de tu siervo y de Israel, pueblo tuyo, sobre cuanto te pidan en este lugar. Sí, tú los oirás, oh Señor, desde el lugar de tu mansión en el cielo, y oyéndolos te mostrarás con ellos propicio.
III Rey 8:32 tú estarás escuchándole desde el cielo; y harás justicia a tus siervos, condenando al impío, y haciendo caer sobre su cabeza el castigo de su mal proceder; y absolviendo al justo, y recompensándole según su justicia.
III Rey 8:34 óyelos tú desde el cielo, perdona el pecado de tu pueblo de Israel, y restitúyelos a la tierra que diste a sus padres.
III Rey 8:35 Si el cielo se cerrare, y no lloviere por causa de sus pecados, y orando en este lugar hicieren penitencia, dando gloria a tu Santo Nombre, y en su aflicción se convierten de sus culpas,
III Rey 8:36 atiéndeles, Señor, desde el cielo y perdona los pecados de tus siervos y de Israel, pueblo tuyo; y enséñales el buen camino por donde deben andar, y envía lluvias a esta tu tierra, cuya posesión diste a tu pueblo.
III Rey 8:39 tú le escucharás benigno desde el cielo, desde aquel lugar de tu morada, y te le mostrarás propicio; y darás a cada uno según sus obras, conforme vieres su corazón (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres),
III Rey 8:43 tú le oirás desde el cielo, desde aquel firmamento en que tienes tu habitación, y otorgarás todo cuanto te suplicare el extranjero; para que así todos los pueblos del mundo aprendan a temer tu Nombre, como tu pueblo de Israel; y sepan por experiencia que tu Nombre es invocado en esta casa que yo he edificado.
III Rey 8:45 y tú oirás desde el cielo sus oraciones y súplicas, y les harás justicia.
III Rey 8:49 tú, Señor, oirás desde el cielo, desde esa firmísima morada en que tienes puesto tu solio, sus oraciones y sus plegarias, y saldrás a su defensa;
III Rey 8:54 Luego que Salomón hubo acabado de proferir toda esta oración y plegaria al Señor, se levantó de ante el Altar del Señor, porque había hincado ambas rodillas en tierra, teniendo levantadas las manos hacia el cielo;
III Rey 14:11 Los de la casa de Jeroboam que murieren en poblado, serán comidos de los perros, y los que murieren en el campo, serán devorados por las aves del cielo; porque el Señor es el que lo ha dicho.
III Rey 16:4 El que del linaje de Baasa muriere en la ciudad, será comido de los perros, y el que muriere en el campo, será pasto de las aves del cielo.
III Rey 18:38 De repente bajó fuego del cielo, y devoró el holocausto, y la leña, y las piedras, y aun el polvo, consumiendo el agua que había en la zanja.
III Rey 18:45 Y mientras se hacía esto, e iba de una parte a otra, se oscureció el cielo en un momento, y vinieron nubes y viento, y empezó a caer una gran lluvia. Así, pues, montando Acab en su coche, se fue a Jezrael.
III Rey 21:24 Si muriere Acab en la ciudad, se lo comerán los perros; si muriere en el campo, lo devorarán las aves del cielo.
IV Rey 1:10 Elías en respuesta dijo al capitán de los cincuenta: Si yo soy varón de Dios, baje fuego del cielo que te devore a ti y a tus cincuenta. Descendió, pues, fuego del cielo, y lo devoró a él y a los cincuenta soldados que consigo tenía.
IV Rey 1:10 Elías en respuesta dijo al capitán de los cincuenta: Si yo soy varón de Dios, baje fuego del cielo que te devore a ti y a tus cincuenta. Descendió, pues, fuego del cielo, y lo devoró a él y a los cincuenta soldados que consigo tenía.
IV Rey 1:12 Respondió Elías: Si yo soy varón de Dios, caiga fuego del cielo, y devórete a ti y a tus cincuenta. Bajó, pues, fuego del cielo, y lo devoró a él y a sus cincuenta.
IV Rey 1:12 Respondió Elías: Si yo soy varón de Dios, caiga fuego del cielo, y devórete a ti y a tus cincuenta. Bajó, pues, fuego del cielo, y lo devoró a él y a sus cincuenta.
IV Rey 1:14 Ya sé que ha bajado fuego del cielo, y devorado a los dos primeros capitanes de cincuenta hombres y a los cincuenta que cada uno mandaba. Mas ahora yo te suplico que te apiades de mí.
IV Rey 2:1 Y sucedió que cuando el Señor quiso arrebatar al cielo a Elías en un torbellino de fuego, venían Elías y Eliseo caminando de Gálgala.
IV Rey 2:11 Así proseguían su camino andando y hablando entre sí, cuando he aquí que un carro de fuego, con caballos también de fuego separó de repente al uno del otro, y Elías subió al cielo en un torbellino.
IV Rey 7:2 Uno de los capitanes, que servía de bracero al rey, respondió al varón de Dios, y dijo: Aunque el Señor hiciese compuertas en el cielo, y lloviese trigo, ¿podrá algún día suceder lo que tú dices? Le contestó Eliseo: Lo verás con tus ojos; mas no comerás de ello.
IV Rey 7:19 en la cual ocasión replicó aquel capitán al varón de Dios, diciendo: Aunque Dios abra las compuertas del cielo para llover trigo, ¿podrá verificarse algún día lo que tú dices? Y le respondió Eliseo: Lo verás con tus ojos; mas no comerás de ello.
IV Rey 14:27 No había decretado el Señor borrar el nombre de Israel de debajo del cielo; y así los libertó por mano de Jeroboam, hijo de Joás.
IV Rey 17:16 Y abandonaron todos los preceptos del Señor Dios suyo, y se formaron dos becerros de fundición, y bosques y adoraron a toda la mili-cia o constelaciones del cielo; y dieron culto a Baal;
IV Rey 19:15 y oró en su acatamiento, diciendo: Señor Dios de Israel, que estás sentado sobre los querubines, tú eres el solo Dios de todos los reyes de la tierra; tú creaste el cielo y la tierra.
IV Rey 21:3 Y volvió a reedificar los lugares altos, derribados por su padre Ezequías , y erigió altares a Baal, y plantó bosques en honor suyo, como había hecho Acab, rey de Israel, y adoró todos los astros del cielo, y les rindió culto.
IV Rey 21:5 y en los dos atrios del templo del Señor edificó altares a todos los astros del cielo.
IV Rey 23:4 Al mismo tiempo mandó el rey al sumo sacerdote Helcías y a los sacerdotes de segundo orden, y a los porteros, que arrojasen del templo del Señor todos los vasos o alhajas consagradas a Baal, y al ídolo del bosque, y a todos los astros del cielo, y los quemó fuera de Jerusalén en el valle de Cedrón, e hizo llevar las cenizas a Betel.
IV Rey 23:5 Y exterminó los agoreros, instituidos por los reyes de Judá en las ciudades de Judá y alrededores de Jerusalén para sacrificar en los lugares altos; y a aquellos que quemaban incienso a Baal y al Sol, a la Luna y a los doce signos del Zodíaco, y a todos los astros del cielo.
I Par 15:16 Mandó también David a los jefes de los levitas que señalasen de entre sus hermanos cantores y tocadores de instrumentos músicos, es a saber, de salterios, de liras y de címbalos; a fin de que resonasen hasta el cielo los sonidos de júbilo.
I Par 21:26 Con eso edificó allí un altar al Señor, y ofreció holocaustos y víctimas pacíficas, invocando al Señor; el cual le oyó, enviando fuego del cielo sobre el altar de holocausto.
I Par 27:23 Verdad es que David no quiso contar los de veinte años abajo, por cuanto el Señor había dicho que multiplicaría a Israel, como las estrellas del cielo.
I Par 29:11 Tuya es, Señor, la magnificencia, el poder, la gloria, y la victoria; y a ti se debe la alabanza, porque todas las cosas que hay en el cielo y en la tierra tuyas son; tuyo, oh Señor, es el reino, y tú eres sobre todos los reyes.
II Par 2:6 Mas ¿quién será capaz de edificarle una casa que sea digna de él? Si el cielo, si los cielos de los cielos no pueden abarcarle, ¿quién soy yo para poder construirle una casa? Mas no la hago para otra cosa, sino para ofrecer en ella incienso en su honor.
II Par 2:12 Y añadía: Bendito sea el Señor Dios de Israel, que hizo el cielo y la tierra, el cual ha dado al rey David un hijo sabio, entendido, juicioso y prudente, a fin de que edificara un templo al Señor, y un palacio para sí.