LAS almas de los justos están en la mano de Dios; y no llegará a ellas el tormento de la muerte eterna.

2 A los ojos de los insensatos pareció que morían; y su tránsito, o salida del mundo, se miró como una desgracia,

3 y como un aniquilamiento su partida de entre nosotros; mas ellos, a la verdad, reposan en paz. 4 Y si delante de los hombres han padecido tormentos, su esperanza está llena o segura de la feliz inmortalidad. 5 Su tribulación ha sido ligera, y su galardón será grande; porque Dios hizo prueba de ellos, y los halló dignos de sí. 6 Los probó como al oro en el crisol, y los aceptó como víctima de holocausto; y a su tiempo se les dará la recompensa.

7 Entonces brillarán los justos como el sol, y como centellas que discurren por un cañaveral así volarán de unas partes a otras.

8 Juzgarán a las naciones y señorearán a los pueblos, y el Señor reinará con ellos eternamente.

9 Los que confían en él entenderán la verdad; y los fieles a su amor estarán unidos con él; pues la gracia y la paz es para sus escogidos.

10 Mas los impíos serán castigados a medida de sus malvados pensamientos; ellos que no hicieron caso de la justicia, y apostataron del Señor. 11 Porque desdichado es quien desecha la sabiduría y la instrucción, y vana es su esperanza, sin frutos sus trabajos, e inútiles sus obras. 12 Sus mujeres son unas locas y perversísimos sus hijos. 13 Maldita la raza de ellos. Más dichosa es la mujer estéril, y la sin mancilla que ha conservado inmaculado su lecho; porque ella recibirá la recompensa de su castidad, cuando Dios visite a las almas santas. 14 Asimismo más feliz es el eunuco, cuyas manos no han obrado la iniquidad, ni ha pensado cosas criminales contrarias a Dios; pues se le dará un don precioso por su fidelidad y un destino muy distinguido en el cielo, que es el templo de Dios.

15 Porque glorioso es el fruto de las buenas obras; y nunca se seca la raíz de la sabiduría. 16 Mas los hijos de los adúlteros jamás llegarán a edad madura, y extirpada será la raza del tálamo impuro. 17 Y dado que tuvieren larga vida, para nada se contará con ellos, y su última vejez será sin honra. 18 Si murieren pronto, no tendrán esperanza, ni quien les consuele el día de la cuenta. 19 Porque la raza de los malvados tiene un fin muy desastrado.
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