HE aquí que el Señor desolará después, y despojará la tierra, y pondrá afligido el aspecto de ella, y esparcirá sus moradores. 2 Y como el pueblo, así será tratado el sacerdote; y como el esclavo, así su señor; como la sierva, así su señora; como el que compra, así el que vende; como el que da prestado, así el que recibe; como el acreedor, así el deudor.

3 Enteramente arruinada quedará la tierra, completamente devastada. Por cuanto el Señor así lo ha pronunciado. 4 La tierra se deshace en lágrimas, y se consume y desfallece; se consume el mundo, se consumen los magnates del pueblo de la tierra. 5 Profanada está la tierra por sus habitadores, pues han quebrantado las leyes, han alterado el derecho, rompieron la alianza sempiterna. 6 Por esto la maldición devorará la tierra; porque sus habitantes son pecadores y por esto perderán el juicio los que en ella moran, de que sólo se libertará un corto número. 7 La vendimia está llorando, la vid perdió su vigor; llorando están a lágrima viva los que se alegraban de corazón. 8 Cesó el festivo sonido de los panderos, se acabó la algazara de las bulliciosas cuadrillas de gente, enmudeció la melodiosa cítara. 9 No beberán ya vino en medio de cantares; amargo será todo licor para los bebedores. 10 La ciudad de la vanidad se va destruyendo, todas las casas están cerradas, sin que nadie entre en ellas. 11 Habrá gritos y quimeras en las calles por la escasez del vino; todo contento queda desterrado, desapareció la alegría de la tierra. 12 La ciudad está echa un páramo y quedarán destruidas sus puertas.

13 Tales cosas sucederán en medio de la tierra, en el centro de los pueblos, como cuando vareado el olivo quedan unas pocas aceitunas en el árbol, y algunos rebuscos después de acabada la vendimia. 14 Estos restos de Israel levantarán su voz, y entonarán alabanzas: Mostrarán su júbilo desde el mar, luego que fuere el Señor glorificado. 15 Por tanto, glorificad al Señor con la ilustración de la doctrina de la salud: Anunciad el Nombre del Señor Dios de Israel en las islas del mar o remotas regiones. 16 Desde las extremidades del mundo hemos oído las alabanzas que se cantaban a la gloria del justo. Y yo dije: Mi secreto es para mí, mi secreto es para mí: ¡Ay de mí!, los prevaricadores han prevaricado, y han prevaricado con contumacia.

17 El espanto, la fosa y el lazo están reservados para ti, que eres habitante de la tierra. 18 Y sucederá que el que huyere de la espantosa voz, caerá en la hoya y el que escapare de la hoya será preso en el lazo; porque se abrirán desde lo alto las cataratas, y se bambolearán los cimientos de la tierra.

19 Será despedazada con gran estruendo la tierra; se hundirá con aberturas grandes; conmovida será con el mayor desconcierto. 20 Estará la tierra, o el hombre, en una agitación semejante a la de un borracho; y mudará de sitio, como tienda que sólo se arma para pasar una noche; se verá agobiada con el peso de su propia iniquidad, y caerá y nunca jamás se levantará. 21 Y sucederá que aquel día tomará cuentas el Señor públicamente a la milicia del cielo allá en lo alto, y a los reyes del mundo que están acá en la tierra. 22 Y serán reunidos todos y hacinados en un solo haz, y echados en el lago, y allí serán encerrados en una cárcel; y aún después de muchos días continuarán en padecer, y eternamente serán visitados o castigados. 23 Y se pondrá roja o de color de sangre la luna, y el sol se oscurecerá y avergonzará cuando el Señor Dios de los ejércitos haya tomado posesión del reino en el monte Sión y en Jerusalén , y sido glorificado en presencia de sus ancianos.

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