Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

fuego

Juec 6:21 extendió el ángel del Señor la punta del báculo que tenía en la mano, y tocó la carne y los panes ázimos; y salió fuego de la piedra, y consumió la carne y los panes ázimos, y el ángel del Señor desapareció de sus ojos.
Juec 9:15 La cual respondió: Si es que con verdad y buena fe me constituís por reina vuestra, venid y reposad a mi sombra: y si no, salga fuego de la zarza y ábrase los cedros del Líbano.
Juec 9:20 Mas si habéis obrado perversamente, salga fuego de Abimelec, y devore a los vecinos de Siquem y la ciudad de Mello; salga igualmente fuego de los vecinos de Siquem y de la ciudad de Mello; que devore a Abimelec.
Juec 9:20 Mas si habéis obrado perversamente, salga fuego de Abimelec, y devore a los vecinos de Siquem y la ciudad de Mello; salga igualmente fuego de los vecinos de Siquem y de la ciudad de Mello; que devore a Abimelec.
Juec 9:49 Ellos luego cortando a porfía ramas de árboles seguían a su caudillo; y cercando con ellas las fortalezas, le pusieron fuego; por manera que con el humo y las llamas perecieron mil personas entre hombres y mujeres de los que se habían acogido en la torre de Siquem.
Juec 15:14 Llegado que hubo al lugar de la Quijada, saliéndole a recibir los filisteos con grande algazara, se apoderó de él el espíritu del Señor; y como se consume el lino al sentir el fuego, así en un momento rompió y deshizo Sansón las ligaduras con que estaba atado.
Juec 16:9 quedándose aquéllos en acecho, escondidos en la casa, aguardando en una pieza retirada el fin de este suceso. Luego Dalila le gritó: ¡Sansón, los filisteos se echan sobre ti! Mas él rompió las ataduras, como cualquiera rompería un hilo torcido de borra de estopa, así que le hiciera sentir el fuego. Con esto no se supo en qué consistía su fuerza.
Juec 20:38 Es de advertir que los hijos de Israel se habían convenido antes, en que luego que los de la emboscada se apoderasen de la ciudad, encendiesen un gran fuego, para que con la humareda que subiría a lo alto diesen a entender que eran ya dueños de la plaza.
I Rey 30:1 David y los suyos llegaron a los tres días a Siceleg, cuando ya los amalecitas habían hecho una incursión por la parte del mediodía hasta Siceleg, tomando esta ciudad, y le habían prendido fuego,
II Rey 14:30 dijo a sus criados: Ya sabéis el campo de Joab, que linda con el mío, donde la cebada está para segarse; id y pegadle fuego. Al punto los criados de Absalón prendieron fuego a las mieses. Y viniendo los criados de Joab, rasgados sus vestidos, le dijeron: Los criados de Absalón han puesto fuego a una parte de tu campo.
II Rey 14:30 dijo a sus criados: Ya sabéis el campo de Joab, que linda con el mío, donde la cebada está para segarse; id y pegadle fuego. Al punto los criados de Absalón prendieron fuego a las mieses. Y viniendo los criados de Joab, rasgados sus vestidos, le dijeron: Los criados de Absalón han puesto fuego a una parte de tu campo.
II Rey 14:30 dijo a sus criados: Ya sabéis el campo de Joab, que linda con el mío, donde la cebada está para segarse; id y pegadle fuego. Al punto los criados de Absalón prendieron fuego a las mieses. Y viniendo los criados de Joab, rasgados sus vestidos, le dijeron: Los criados de Absalón han puesto fuego a una parte de tu campo.
II Rey 14:31 Fue pues, Joab a casa de Absalón. Y le dijo: ¿Por qué razón tus criados han puesto fuego a mis mieses?
II Rey 22:9 El humo de sus narices, o su enojo, se levantó en alto; y despedía de su boca fuego devorador, que convirtió en brasas los carbones.
II Rey 22:13 Los rayos refulgentes de su presencia encendieron cual fuego ascuas ardientes.
II Rey 22:31 La senda de Dios es inmaculada; y como acrisolada al fuego la palabra del Señor; escudo es de todos los que en él esperan.
II Rey 23:7 sino que se arma o cubre de hierro o toma un asta de lanza, y mete fuego en ellas para abrasarlas y reducirlas a la nada.
III Rey 18:23 Con todo, dénsenos dos bueyes; de los cuales escojan ellos uno, y haciéndolo pedazos, póngalo sobre la leña, sin aplicarle fuego; que yo sacrificaré el otro buey, lo pondré sobre la leña, y tampoco le aplicaré fuego.
III Rey 18:23 Con todo, dénsenos dos bueyes; de los cuales escojan ellos uno, y haciéndolo pedazos, póngalo sobre la leña, sin aplicarle fuego; que yo sacrificaré el otro buey, lo pondré sobre la leña, y tampoco le aplicaré fuego.
III Rey 18:24 Invocad vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de mi Señor; y aquel dios que mostrare oír, enviando el fuego, ése sea tenido por el verdadero Dios. Respondió todo el pueblo diciendo a una voz: Excelente proposición.
III Rey 18:25 Dijo, pues, Elías a los profetas de Baal: Escoged para vosotros el buey, y comenzad los primeros, ya que sois en mayor número, e invocad los nombres de vuestros dioses, sin poner fuego a la leña.
III Rey 18:38 De repente bajó fuego del cielo, y devoró el holocausto, y la leña, y las piedras, y aun el polvo, consumiendo el agua que había en la zanja.
III Rey 19:12 Tras el terremoto un fuego; no está el Señor en el fuego. Y tras el fuego el soplo de un aura apacible y suave.
III Rey 19:12 Tras el terremoto un fuego; no está el Señor en el fuego. Y tras el fuego el soplo de un aura apacible y suave.
III Rey 19:12 Tras el terremoto un fuego; no está el Señor en el fuego. Y tras el fuego el soplo de un aura apacible y suave.
IV Rey 1:10 Elías en respuesta dijo al capitán de los cincuenta: Si yo soy varón de Dios, baje fuego del cielo que te devore a ti y a tus cincuenta. Descendió, pues, fuego del cielo, y lo devoró a él y a los cincuenta soldados que consigo tenía.
IV Rey 1:10 Elías en respuesta dijo al capitán de los cincuenta: Si yo soy varón de Dios, baje fuego del cielo que te devore a ti y a tus cincuenta. Descendió, pues, fuego del cielo, y lo devoró a él y a los cincuenta soldados que consigo tenía.
IV Rey 1:12 Respondió Elías: Si yo soy varón de Dios, caiga fuego del cielo, y devórete a ti y a tus cincuenta. Bajó, pues, fuego del cielo, y lo devoró a él y a sus cincuenta.
IV Rey 1:12 Respondió Elías: Si yo soy varón de Dios, caiga fuego del cielo, y devórete a ti y a tus cincuenta. Bajó, pues, fuego del cielo, y lo devoró a él y a sus cincuenta.
IV Rey 1:14 Ya sé que ha bajado fuego del cielo, y devorado a los dos primeros capitanes de cincuenta hombres y a los cincuenta que cada uno mandaba. Mas ahora yo te suplico que te apiades de mí.
IV Rey 2:1 Y sucedió que cuando el Señor quiso arrebatar al cielo a Elías en un torbellino de fuego, venían Elías y Eliseo caminando de Gálgala.
IV Rey 2:11 Así proseguían su camino andando y hablando entre sí, cuando he aquí que un carro de fuego, con caballos también de fuego separó de repente al uno del otro, y Elías subió al cielo en un torbellino.
IV Rey 2:11 Así proseguían su camino andando y hablando entre sí, cuando he aquí que un carro de fuego, con caballos también de fuego separó de repente al uno del otro, y Elías subió al cielo en un torbellino.
IV Rey 6:17 Y Eliseo, después de haber hecho oración, dijo: Señor ábrele los ojos a éste para que vea; y abrió el Señor los ojos del criado y miró y vio el monte lleno de caballos y de carros de fuego, que rodeaban a Eliseo.
IV Rey 16:3 sino que siguió las huellas de los reyes de Israel; y además de eso consagró su propio hijo, haciéndole pasar por el fuego, según la idolatría de las naciones que disipó el Señor delante de los hijos de Israel.
IV Rey 17:17 y consagraron a sus hijos e hijas por medio del fuego; y se ocuparon en adivinaciones y agüeros; en suma, se abandonaron a toda maldad delante del Señor, provocando su ira.
IV Rey 19:18 y han arrojado al fuego a sus dioses, y los han destruido, porque no eran dioses, sino obras de la mano del hombre, hechas de madera y de piedra.
IV Rey 21:6 E hizo pasar por el fuego a su propio hijo; y se dio a adivinaciones, y a observar los agüeros, y estableció pitones o nigrománticos, multiplicó los adivinos, haciendo el mal delante del Señor, e irritándolo.
IV Rey 23:10 Profanó asimismo el lugar de Tofet, situado en el valle del hijo de Ennón; a fin de que nadie consagrara su hijo o su hija a Moloc, haciéndolos pasar por el fuego.
IV Rey 25:9 Y puso fuego al templo del Señor, y al palacio del rey, y a las casas de Jerusalén , y entregó a las llamas todos los edificios.
I Par 21:23 Respondió Ornán a David: Tómela, y haga de ella el rey, mi señor, lo que bien le pareciere. Y aun doy los bueyes para el holocausto, y los trillos para hacer el fuego, y el trigo para el sacrificio. Todo lo daré con gusto.
I Par 21:26 Con eso edificó allí un altar al Señor, y ofreció holocaustos y víctimas pacíficas, invocando al Señor; el cual le oyó, enviando fuego del cielo sobre el altar de holocausto.
II Par 7:1 Luego que Salomón acabó de hacer sus fervorosas plegarias, bajó del cielo fuego que devoró los holocaustos y las víctimas; y la majestad del Señor llenó toda la casa.
II Par 7:3 Asimismo todos los hijos de Israel estaban viendo bajar el fuego y la gloria del Señor sobre la casa, y postrándose rostro por tierra sobre el pavimento enlosado, adoraron y bendijeron al Señor, repitiendo: Porque es bueno y porque es eterna su misericordia.
II Par 28:3 Este es aquel que ofreció incienso en el valle de Benennom, e hizo pasar sus hijos por el fuego, según el rito idolátrico de las naciones exterminadas por el Señor al arribo de los hijos de Israel.
II Par 33:6 E hizo pasar por el fuego a sus hijos en el valle de Benennom. Observaba los sueños, consultaba agüeros, se valía de artes mágicas, y tenía consigo hechiceros y encantadores, y cometió muchos pecados delante del Señor, provocando su ira.
II Par 35:13 Y asaron los corderos pascuales al fuego, conforme está escrito en la ley. En cuanto a las víctimas pacíficas, las cocieron en calderos, marmitas y ollas; e inmediatamente las distribuían a toda la plebe.
II Par 36:19 Los enemigos pegaron fuego a la casa de Dios, y demolieron los muros de Jerusalén ; quemaron todas las torres y destruyeron todo cuanto había precioso.
II Esd 9:12 Fuiste en el día su conductor desde una columna de nube, y por la noche desde una columna de fuego, para mostrarles la senda por donde habían de caminar.
II Esd 9:19 Tú, no obstante, por tu misericordia no los abandonaste en el desierto; no se apartó de ellos en el día la columna de nube que les mostraba el camino, ni de noche la columna de fuego para enseñarles la senda que habían de seguir.