Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

diciendo

Lc 1:24 Poco después Isabel, su esposa, concibió, y estuvo cinco meses oculta, diciendo para consigo:
Lc 1:67 Además de que Zacarías, su padre, quedó lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo:
Lc 2:13 Al punto mismo se dejó ver con el ángel un ejército numeroso de la milicia celestial, alabando a Dios, y diciendo:
Lc 2:28 tomándole Simeón en sus brazos, bendijo a Dios, diciendo:
Lc 3:8 Haced dignos frutos de penitencia, y no andéis diciendo: Tenemos a Abrahán por padre. Porque yo os digo que de estas piedras puede hacer Dios nacer hijos de Abrahán.
Lc 3:11 les respondía, diciendo: El que tiene dos vestidos, dé al que no tiene ninguno; y haga otro tanto el que tiene qué comer.
Lc 3:16 Juan la rebatió, diciendo públicamente: Yo en verdad os bautizo con agua; pero está para venir otro más poderoso que yo, al cual no soy yo digno de desatar la correa de sus zapatos: él os bautizará con el Espíritu Santo, y con el fuego.
Lc 4:21 Su discurso lo comenzó diciendo: La Escritura que acabáis de oír hoy se ha cumplido.
Lc 4:34 diciendo: Déjanos en paz, ¿qué tenemos nosotros que ver contigo, oh Jesús Nazareno? ¿Has venido a exterminarnos? Ya sé quién eres, eres el Santo de Dios.
Lc 4:41 De muchos salían los demonios gritando y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios; y con amenazas les prohibía decir que sabían que él era el Cristo .
Lc 5:8 Lo que viendo Simón Pedro, se arrojó a los pies de Jesús , diciendo: Apártate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.
Lc 5:12 Estando en una de aquellas ciudades de Galilea, he aquí un hombre todo cubierto de lepra, el cual así que vio a Jesús , se postró rostro por tierra, y le rogaba diciendo: Señor, si tú quieres, puedes curarme.
Lc 5:13 Y Jesús , extendiendo la mano, le tocó diciendo: Quiero: sé curado. Y de repente desapareció de él la lepra.
Lc 5:21 Entonces los escribas y fariseos empezaron a pensar mal, diciendo para consigo: ¿Quién es éste, que así blasfema? ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios?
Lc 5:30 De lo cual murmuraban los fariseos y los escribas de los judíos, diciendo a los discípulos de Jesús : ¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos, y con gentes de mala vida?
Lc 7:16 Con esto quedaron todos penetrados de temor, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta ha aparecido entre nosotros, y Dios ha visitado a su pueblo.
Lc 7:22 Les respondió, pues, diciendo: Id y contad a Juan las cosas que habéis oído y visto; cómo los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres se les anuncia la buena nueva,
Lc 8:24 Con esto llegándose a él le despertaron, diciendo: ¡Maestro, que perecemos! Y puesto él en pie, amenazó al viento y a la tormenta, que cesaron luego, y siguió la calma.
Lc 8:38 Pedíale aquel hombre de quien habían salido los demonios, que le llevase en su compañía. Pero Jesús le despidió diciendo:
Lc 9:38 y en medio de ella un hombre clamó, diciendo: Maestro, mira, te ruego, a mi hijo, que es el único que tengo;
Lc 9:55 Pero Jesús vuelto a ellos los reprendió, diciendo: No sabéis a qué espíritu pertenecéis.
Lc 10:17 Regresaron los setenta y dos discípulos llenos de gozo, diciendo: Señor, hasta los demonios mismos se sujetan a nosotros por la virtud de tu nombre.
Lc 11:27 Estando diciendo estas cosas, he aquí que una mujer, levantando la voz de en medio del pueblo, exclamó: Bienaventurado el vientre que te llevó, y los pechos que te alimentaron.
Lc 12:17 y discurría para consigo, diciendo: ¿Qué haré, que no tengo sitio para encerrar mis granos?
Lc 13:25 Y después que el padre de familia hubiere entrado y cerrado la puerta, empezaréis, estando fuera, a llamar a la puerta diciendo: ¡Señor, Señor, ábrenos!, y él os responderá: No os conozco, ni sé de dónde sois.
Lc 14:30 diciendo: Ved ahí un hombre que comenzó a edificar, y no pudo rematar?
Lc 15:2 Y los fariseos y escribas murmuraban de eso diciendo: Mirad cómo se familiariza con los pecadores, y come con ellos.
Lc 15:9 Y hallándola, convoca a sus amigas y vecinas, diciendo: Alegraos conmigo, que ya he hallado la dracma que había perdido.
Lc 15:29 Pero él le replicó diciendo: Es bueno que hace tantos años que te sirvo, sin haberte jamás desobedecido en cosa alguna que me hayas mandado, y nunca me has dado un cabrito para merendar con mis amigos;
Lc 16:24 y exclamó diciendo: ¡Padre mío Abrahán!, compadécete de mí y envíame a Lázaro, para que mojando la punta de su dedo en agua, me refresque la lengua, pues me abraso en estas llamas.
Lc 17:4 Que si siete veces al día te ofendiere, y siete veces al día volviere a ti diciendo: Pésame, perdónale.
Lc 17:13 y levantaron la voz, diciendo: Jesús maestro, ten lástima de nosotros.
Lc 18:2 diciendo: En cierta ciudad había un juez, que ni tenía temor de Dios, ni respeto a hombre alguno.
Lc 18:3 Vivía en la misma ciudad una viuda, la cual solía ir a él, diciendo: Hazme justicia de mi contrario.
Lc 18:13 El publicano, al contrario, puesto allá lejos, ni aun los ojos osaba levantar al cielo; sino que se daba golpes de pecho, diciendo: Dios mío, ten misericordia de mí, que soy un pecador.
Lc 18:41 diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Señor, respondió él, que yo tenga vista.
Lc 19:7 Todo el mundo al ver esto, murmuraba diciendo que se había ido a hospedar en casa de un hombre de mala vida.
Lc 19:14 Es de saber que sus naturales le aborrecían; y así despacharon tras de él embajadores, diciendo: No queremos a ése por nuestro rey.
Lc 19:38 diciendo: ¡Bendito sea el rey que viene en nombre del Señor; paz en el cielo y gloria en lo más alto de los cielos!
Lc 19:41 Al llegar cerca de Jerusalén , poniéndose a mirar esta ciudad, derramó lágrimas sobre ella, diciendo:
Lc 20:5 Mas ellos discurrían entre sí, diciendo: Si respondemos, que del cielo, nos dirá: Pues ¿por qué no habéis creído en él?
Lc 20:14 Mas luego que los colonos le avistaron, discurrieron entre sí, diciendo: Este es el heredero, matémosle, a fin de que la heredad quede por nuestra.
Lc 21:8 Jesús les respondió: Mirad, no os dejéis engañar; porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: Yo soy el Mesías y ya ha llegado el tiempo; guardaos, pues, de seguirlos.
Lc 22:19 Después tomó el pan, dio gracias, lo partió, y se los dio, diciendo: Este es mi cuerpo, el cual se da por vosotros; haced esto en memoria mía.
Lc 22:20 Del mismo modo tomó el cáliz después que hubo cenado, diciendo: Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre, que se derramará por vosotros.
Lc 22:42 diciendo: Padre mío, si es de tu agrado, aleja de mí este cáliz. No obstante, no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Lc 22:57 Mas Pedro lo negó, diciendo: Mujer, no le conozco.
Lc 22:59 Pasada como una hora, otro distinto aseguraba lo mismo, diciendo: No hay duda, éste estaba también con él porque es igualmente de Galilea.
Lc 22:64 Y habiéndole vendado los ojos, le daban bofetones, y le preguntaban, diciendo: Adivina, ¿quién es el que te ha herido?
Lc 23:2 Y comenzaron a acusarlo, diciendo: A éste le hemos hallado pervirtiendo a nuestra nación, y prohibiendo pagar los tributos a César, y diciendo que él es el Cristo o el ungido rey de Israel.