Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

corazón

Prov 25:3 Como la altura del cielo, y la profundidad de la tierra, así es de difícil de penetrar el corazón de los reyes.
Prov 25:20 o como el que pierde su capa cuando hace frío. El cantar letrillas a un corazón afligido o melancólico, es echar vinagre en el nitro, es atormentarle más. Como la polilla al vestido y la carcoma al madero, así la melancolía daña el corazón del hombre.
Prov 25:20 o como el que pierde su capa cuando hace frío. El cantar letrillas a un corazón afligido o melancólico, es echar vinagre en el nitro, es atormentarle más. Como la polilla al vestido y la carcoma al madero, así la melancolía daña el corazón del hombre.
Prov 26:23 Los labios hinchados y coléricos acompañados de un corazón pésimo, son como plata muy tomada con que quisieras adornar una vasija de barro.
Prov 26:24 Por sus labios se da a conocer el enemigo cuando está maquinando engaños en su corazón.
Prov 27:9 El perfume y los varios olores recrean el corazón; con los buenos consejos del amigo se baña el alma en dulzura.
Prov 27:11 Aplícate, hijo mío, a la sabiduría, y alegra mi corazón; para que puedas responder con acierto al que te vituperare.
Prov 27:21 Como en la hornaza se prueba la plata, y en el crisol el oro, así se prueba el hombre por la boca del que le alaba. Va en busca de males el corazón del inicuo; pero el buen corazón inquiere la ciencia.
Prov 27:21 Como en la hornaza se prueba la plata, y en el crisol el oro, así se prueba el hombre por la boca del que le alaba. Va en busca de males el corazón del inicuo; pero el buen corazón inquiere la ciencia.
Prov 28:14 Bienaventurado el hombre que está siempre temeroso de ofender a Dios; pero el de corazón duro y descuidado se precipitará en la maldad.
Prov 31:6 Dad la cerveza o los licores a los afligidos, y el vino a los que tienen el corazón lleno de amargura.
Prov 31:11 En ella pone su confianza el corazón de su marido; el cual no tendrá necesidad de botín o despojos para vivir.
Ecle 1:13 y propuse en mi corazón inquirir e investigar curiosamente acerca de todas las cosas que suceden debajo del sol. Esta ocupación penosísima ha dado Dios a los hijos de los hombres, para que trabajen en ella.
Ecle 1:17 aplicado he igualmente mi corazón al conocimiento de la prudencia, y de la doctrina, y de los errores y desaciertos. Mas he visto que aun esto mismo era todo trabajo y aflicción de espíritu.
Ecle 2:1 Entonces dije yo en mi corazón: Iré a bañarme en delicias, y a gozar de los bienes presentes. Mas luego eché de ver que también esto es vanidad.
Ecle 2:10 En suma, nunca negué a mis ojos nada de cuanto desearon; ni vedé a mi corazón el que gozase de todo género de deleites, y se recrease en las cosas que tenía yo preparadas; antes bien juzgué ser esta mi suerte el disfrutar de mi trabajo o industria.
Ecle 2:15 Por lo que dije en mi corazón: Si yo he de morir lo mismo que el necio, ¿de qué me sirve haberme aplicado con mayor desvelo a la sabiduría? Y discurriendo para conmigo, inferí que aun esto por sí solo era vanidad.
Ecle 2:20 Por este motivo he dado de mano a todas estas cosas, y he resuelto en mi corazón no afanarme más por nada de este mundo,
Ecle 3:17 y he dicho luego en mi corazón: Dios ha de juzgar algún día al justo y al impío; y entonces será el tiempo de ordenar todas las cosas.
Ecle 3:18 Dije también en mi corazón acerca de los hijos de los hombres, que Dios los probaba y humillaba su orgullo, con hacer ver que son parecidos a las bestias.
Ecle 5:1 No hables nada inconsideradamente, ni sea ligero tu corazón en proferir palabras indiscretas delante de Dios, porque Dios es el Señor que está en los cielos, y tú un vil gusano sobre la tierra. Sean, pues, pocas y muy medidas tus palabras.
Ecle 5:19 Los días de su vida se le pasarán casi sin sentirlo, porque Dios le llenará el corazón de delicias.
Ecle 7:3 Mejor es el enojo del justo que la falsa risa del lisonjero; porque con la tristeza del semblante del justo, se corrige el corazón del pecador.
Ecle 7:4 Y así el corazón de los sabios está contento en la casa donde hay tristeza, y el corazón de los necios donde hay diversión.
Ecle 7:4 Y así el corazón de los sabios está contento en la casa donde hay tristeza, y el corazón de los necios donde hay diversión.
Ecle 7:7 La calumnia conturba aún al sabio y le hace perder la fortaleza de su corazón.
Ecle 7:9 No seas, pues, fácil en airarte, porque la ira se abriga en el corazón del insensato.
Ecle 7:26 y hallé al fin que es más amarga que la muerte la mujer; la cual es un lazo de cazar, y una red barredera su corazón, y sus manos unos grillos. Quien es grato a Dios huirá y se librará de ella; pero el pecador quedará preso.
Ecle 8:5 El que guarda sus órdenes, no experimentará mal ninguno. El corazón del sabio conoce el tiempo y la manera de responder.
Ecle 8:16 Y apliqué mi corazón para aprender la sabiduría a fin de conocer la causa de esta disipación de ánimo en los que moran la tierra. Hombre hay que ni de día ni de noche admite en sus ojos al sueño.
Ecle 9:1 Todas estas cosas traté en mi corazón, poniendo todo cuidado en averiguarlas. Los justos y los sabios, y las obras de ellos, están en las manos de Dios; y con ello no sabe el hombre si es digno de amor o de odio;
Ecle 10:2 El corazón del sabio está siempre en su mano derecha para obrar rectamente; el cora-zón del insensato en su izquierda para obrar siniestramente.
Ecle 11:9 Gózate, pues, ¡oh joven disoluto!, en tu mocedad; disfrute de los bienes tu alma en los floridos días de tu juventud; sigue las inclinaciones de tu corazón y lo que agrada a tus ojos; pero sábete que de todas esas cosas te pedirá Dios cuenta en el día en que te juzgue.
Ecle 11:10 Por tanto arranca de tu corazón la ira, y aparta todo vicio de tu carne, puesto que la juventud y las delicias no son sino vanidad.
Cant 1:3 Atráeme tú mismo en pos de ti, y correremos todas al olor de tus aromas. Me introdujo el rey en su gabinete, elevándome a esposa suya. Saltaremos de contento, y nos regocijaremos en ti, conservando la memoria de tus castos amores, superiores a las delicias del vino. Por eso te aman los rectos de corazón.
Cant 3:11 Salid, pues, fuera, ¡oh hijas de Sión!, y veréis al rey Salomón con la diadema con que lo coronó su madre en el día de sus desposorios, día en que quedó colmado de júbilo su corazón.
Cant 4:9 Tú heriste mi corazón, ¡oh hermana mía esposa!;
Cant 5:2 Dormía yo, y estaba mi corazón velando; y he aquí la voz de mi amado que llama y dice: Abreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, mi inmaculada y purísima: Porque está llena de rocío mi cabeza, y de neblina de la noche mis cabellos.
Cant 5:4 Entonces mi amado metió su mano por la ventanilla de la puerta probando si la abriría, y a este ruido que hizo se conmovió mi corazón.
Cant 7:10 Yo soy dichosa porque soy toda de mi amado, y su corazón está siempre inclinado a mí.
Cant 7:12 Levantémonos de mañana para ir a las viñas, miremos si están en cierne las vides, si las flores brotan ya los frutos, si florecen los granados; allí te abriré con más libertad mi corazón.
Cant 8:6 Así, pues, ponme por sello sobre tu corazón, ponme por marca sobre tu brazo; porque el amor es fuerte como la muerte, implacables como el infierno los celos; sus brasas, ardientes, y un volcán de llamas.
Sab 1:1 Amad la justicia, vosotros los que juzgáis o gobernáis la tierra. Sentid bien del Señor, y buscadlo con sencillez de corazón;
Sab 1:6 Ciertamente que siendo como es el espíritu de la sabiduría todo bondad, no dejará sin castigo los labios del maldiciente, porque Dios es testigo de sus afectos interiores, y escudriñador infalible de su corazón, y entendedor de su lenguaje.
Sab 2:2 Pues nacido hemos de la nada, y pasado lo presente, seremos como si nunca hubiésemos sido. La respiración o resuello de nuestras narices es como un ligero humo; y el habla o el alma como una transitoria chispa, con la cual se mueve nuestro corazón.
Sab 4:14 Porque su alma era grata a Dios, por eso mismo se apresuró el Señor a sacarlo de en medio de los malvados. Viéndolo las gentes, no entendieron ni reflexionaron en su corazón
Sab 5:3 y arrepentidos, y arrojando gemidos de su angustiado corazón, dirán dentro de sí: Estos son los que en otro tiempo fueron el blanco de nuestros escarnios, y a quienes proponíamos como un ejemplar de oprobio.
Sab 8:17 Considerando yo esto para conmigo y revolviendo en mi corazón cómo en la unión con la sabiduría se halla la inmortalidad,
Sab 8:21 Y luego que llegué a entender que no podría ser continente, si Dios no me lo otorgaba (y era ya efecto de la sabiduría saber de quién venía este don), acudí al Señor, y se lo pedí con fervor, diciendo de todo mi corazón:
Sab 9:3 a fin de que gobernase la tierra con equidad y justicia, y ejerciese el juicio con rectitud de corazón;