Y tú, ¡oh hijo de hombre!, toma una navaja de barbero afilada, y afeitarás con ella tu cabeza y tu barba; y coge después una balanza y harás la división del pelo. 2 Una tercera parte la quemarás al fuego en medio de la ciudad, concluidos que estén los días del sitio; y cogiendo otra tercera parte la cortarás con cuchillo alrededor de la ciudad; y la otra tercera parte la esparcirás al viento; y en seguida desenvainaré yo la espada en seguimiento de ellos. 3 Y de esta tercera parte de los cabellos cogerás un pequeño número, y los atarás en la extremidad de tu capa. 4 Y tomarás también algunos, y los echarás en medio del fuego, y los quemarás, y de allí saldrá fuego contra toda la casa de Israel.

5 Pues he aquí lo que dice el Señor Dios: Esta es aquella Jerusalén que yo fundé en medio de los gentiles, habiendo puesto las regiones de éstos alrededor de ella. 6 Pero Jerusalén despreció mis juicios, o leyes, y se ha hecho más impía que las naciones, y ha violado mis mandamientos más que las naciones que la rodean; pues los hijos de Israel despreciaron mis leyes, y no han procedido según mis preceptos. 7 Por tanto, esto dice el Señor Dios: Pues vosotros habéis excedido en la maldad a las naciones que tenéis alrededor, y no habéis procedido según mis preceptos, ni observado mis leyes, ni obrado siquiera conforme a las leyes de las gentes que viven alrededor vuestro, 8 por eso así habla el Señor Dios: Heme aquí, ¡oh Jerusalén !, contra ti, y yo mismo ejecutaré mis castigos en medio de ti, a la vista de las naciones. 9 Y haré contra ti, a causa de todas tus abominaciones, aquello que nunca he hecho, y tales cosas, que jamás las haré semejantes. 10 Por eso se verá en ti que los padres comerán a sus hijos, y los hijos comerán a sus padres, y cumpliré mis castigos en medio de ti, y aventaré o dispersaré a todo viento todos cuantos de ti quedaren.

11 Por tanto juro yo, dice el Señor Dios, que así como tú has profanado mi santuario con todos tus escándalos y con todas tus abominaciones, yo también te exterminaré y no te miraré con ojos benignos, ni tendré de ti misericordia. 12 Una tercera parte de los tuyos morirá de peste, y será consumida de hambre en medio de ti; otra tercera parte perecerá al filo de la espada alrededor tuyo; y a la otra tercera parte de tus hijos la esparciré a todo viento, y aun desenvainaré la espada en pos de ellos. 13 Y desahogaré mi furor, y haré que pose sobre ellos la indignación mía, y quedaré satisfecho; y cuando yo hubiere desahogado sobre ellos mi indignación, entonces conocerán que yo el Señor he hablado lleno de celo por mi gloria.

14 Yo te reduciré, ¡oh Jerusalén !, a un desierto, y a ser el escarnio de las naciones circunvecinas, y de cuantos transitando por ti te echen una mirada. 15 Y tú serás el oprobio y la maldición, y el escarmiento y asombro de las naciones circunvecinas, luego que yo haya ejecutado en ti mis castigos con furor e indignación, y con mi vengadora ira. 16 Y conocerán que yo el Señor he hablado, cuando yo arroje contra ellos las funestas saetas del hambre; las cuales llevarán consigo la muerte: que para mataros las despediré yo; y amontonaré sobre vosotros el hambre, y os quitaré el sustento del pan.

17 Despacharé, pues, contra vosotros el hambre y las bestias y fieras hasta destruiros enteramente; y se pasearán por en medio de ti, ¡oh pueblo infiel!, la peste y la mortandad, y haré que la espada descargue sobre ti. Yo el Señor lo he dicho.
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