DEL hombre es preparar dentro de su alma el razonamiento; y del Señor el gobernar la lengua.

2 Todas las acciones del hombre están patentes a la humana vista; mas el Señor pesa los espíritus o juzga los interiores.

3 Dirige hacia el Señor tus obras; y tendrán buen éxito tus designios.

4 Todas las cosas las ha hecho el Señor para gloria de sí mismo, y también al impío, al cual reserva, para el día del aciago.

5 Es abominado del Señor todo arrogante; aunque parezca que nada hace, no es inocente. El principio o lo principal del buen camino consiste en practicar las obras de justicia; la cual es más agradable a Dios que el inmolar víctimas. 6 Con la misericordia y la verdad se expía el pecado y con el temor del Señor se evita el mal.

7 Si fuere grato al Señor el proceder del hombre, aun a sus enemigos los reducirá a pedir la paz.

8 Vale más poco con justicia, que muchos bienes con injusticia.

9 El corazón del hombre forma sus designios; mas del Señor es el dirigir sus pasos.

10 Las palabras del rey son como unos oráculos; y no errará su boca al pronunciar el juicio. 11 Pesados están en fiel balanza los juicios del Señor; y todas sus obras son justas como las piedras que se llevan para servir de pesas. 12 Son abominables al rey los que obran injustamente; porque la justicia es el apoyo del trono. 13 Son gratos al rey los labios que hablan siempre lo justo; amado será quien habla lo recto. 14 La indignación del rey anuncio es de muerte; pero el varón sabio sabrá aplacarla. 15 El semblante alegre del rey da la vida; y su clemencia es como la lluvia tan deseada del otoño.

16 Procura adquirir la sabiduría, pues vale más que el oro; y poseer la prudencia, que es mejor que toda la plata.

17 La senda de los justos está apartada del mal; no se desvía de ella quien guarda su alma.

18 A la caída precede la soberbia, y antes de la ruina se remonta el espíritu. 19 Mejor es ser humillado con los mansos o modestos, que repartir despojos con los soberbios.

20 El inteligente en un negocio saldrá felizmente de él; mas es el que espera en el Señor, siempre será dichoso. 21 El que es sabio de corazón, será llamado prudente; y el que tiene dulzura en el hablar, conseguirá mayor fruto. 22 Fuente de vida es la sabiduría para quien la posee; la doctrina de los necios es la fatuidad. 23 El corazón del sabio amaestrará su lengua, y añadirá gracia a sus labios. 24 Son un panal de miel las palabras elegantes, dulzura del alma y vigor de los huesos.

25 Un camino hay que al hombre le parece recto; pero su paradero es la muerte.

26 El hombre que trabaja, para sí trabaja; que a esto lo fuerza su boca.

27 El hombre desalmado cava hasta desenterrar el mal, y de sus labios sale el fuego de la discordia. 28 Suscita pleitos el hombre perverso; y el chismoso siembra la discordia entre los príncipes. 29 El hombre inicuo halaga a su amigo, y lo guía por malos caminos. 30 El que con ojos atónitos está maquinando maldades, mordiéndose los labios, de puro furor, ejecuta el mal.

31 Corona de gloria y de dignidad es la vejez del que ha seguido los caminos de la justicia.

32 Mejor es el varón sufrido que el valiente; y quien domina sus pasiones, que un conquistador de ciudades.

33 Se meten en el cántaro las suertes; pero el Señor es quien dispone de ellas.
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