¡AY de los pastores que arruinan y despedazan el rebaño de mi dehesa!, dice el Señor.

2 Por tanto he aquí lo que dice el Señor Dios de Israel a los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros habéis desparramado mi grey, y la habéis arrojado fuera, y no la habéis visitado: pues he aquí que yo vendré a castigaros a vosotros por causa de la malignidad de vuestras inclinaciones, dice el Señor. 3 Y yo reuniré las ovejas que quedaron de mi rebaño, de todas las tierras a donde las hubiere echado, y las volveré a sus propias tierras; y crecerán y se multiplicarán. 4 Y crearé para ellas unos pastores que las apacentarán con pasos saludables; no tendrán ya miedo ni pavor alguno, y no faltará ninguna de ellas en el redil, dice el Señor.

5 Mirad que viene el tiempo, dice el Señor, en que yo haré nacer de David un vástago, un Descendiente justo, el cual reinará como rey, y será sabio, y gobernará la tierra con rectitud y justicia.

6 En aquellos días suyos, Judá será salvo, e Israel vivirá tranquilamente; y el nombre con que será llamado aquel rey, es el de Justo Señor o Dios nuestro.

7 Por eso vendrá tiempo, dice el Señor, en que ya no dirán: Vive el Señor que sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto: 8 sino: Vive el Señor que ha sacado y traído el linaje de la casa de Israel del país del Norte y de todas las regiones a donde los había yo arrojado; y habitarán en su propia tierra.

9 En orden a los falsos profetas, mi corazón, dijo Jeremías, se despedaza en medio de mi pecho, desencajados tengo todos mis huesos; me hallo como un ebrio, como un hombre tomado del vino, al considerar el enojo del Señor y a vista de sus santas palabras. 10 Porque la tierra está llena de adúlteros, y llorando a causa de las blasfemias; se secaron las campiñas del desierto; la carrera de ellos se dirige siempre al mal, y su valentía es para cometer injusticias. 11 Porque así el profeta como el sacerdote se han hecho inmundos, y dentro de mi casa o templo, allí he encontrado su malicia, dice el Señor. 12 Por eso el camino de ellos será como un continuo resbaladero entre tinieblas; en él serán empujados, y caerán; pues yo descargaré desastres sobre ellos en el tiempo en que sean tomadas sus cuentas, dice el Señor. 13 Así como en los profetas de Samaria vi la insensatez que profetizaban en nombre de Baal, y embaucaban a mi pueblo de Israel,

14 así a los profetas de Jerusalén los vi imitar a los adúlteros; e ir en pos de la mentira, y que infundían orgullo a la turba de los malvados, para que cada uno de ellos dejase de convertirse de su maldad; todos han venido a ser abominables a mis ojos como Sodoma; como los de Gomorra, tales son sus habitantes. 15 Por tanto, esto dice el Señor de los ejércitos a los profetas: He aquí que yo les daré a comer ajenjos y hiel para beber, ya que de los profetas de Jerusalén se ha difundido la corrupción e hipocresía por toda la tierra.

16 Moradores de Jerusalén , he aquí lo que os dice el Señor de los ejércitos: No queráis escuchar las palabras de los profetas que os profetizan cosas lisonjeras, y os embaucan, ellos os cuentan las visiones o sueños de su corazón, no lo que ha dicho el Señor.

17 Dicen a aquellos que blasfeman de mí: El Señor lo ha dicho: Tendréis paz. Y a todos los que siguen la perversidad de su corazón les han dicho: No vendrá sobre vosotros ningún desastre.

18 Pero ¿quién de ellos asistió al consejo del Señor, y vio y oyó lo que dijo o decretó? ¿Quién penetró su resolución y la comprendió?

19 He aquí que se levantará el torbellino de la indignación divina; y la tempestad, rompiendo la nube, descargará sobre la cabeza de los impíos.

20 No cesará la saña del Señor hasta cuando se haya ejecutado y cumplido el decreto de su voluntad; en los últimos días es cuando conoceréis su designio sobre vosotros.

21 Yo no enviaba esos profetas falsos; ellos de suyo corrían por todas partes; no hablaba yo con ellos, sino que ellos profetizaban lo que querían.

22 Si hubiesen asistido a mi consejo y anunciado mis palabras al pueblo mío, yo ciertamente los hubiera desviado de su mala vida y de sus pésimas inclinaciones. 23 ¿Acaso piensas tú, dice el Señor, que yo soy Dios sólo de cerca, y no soy Dios desde lejos? 24 ¿Sí se ocultará acaso un hombre en algún escondrijo sin que yo le vea, dice el Señor? ¿Por ventura no lleno yo, dice el Señor, el cielo y la tierra? 25 He oído lo que andan diciendo aquellos profetas que en mi Nombre profetizan la mentira: He soñado, dicen, he tenido un sueño profético. 26 ¿Y hasta cuándo ha de durar esta imaginación en el corazón de los profetas que vaticinan la falsedad y anuncian las ilusiones de su corazón? 27 Los cuales quieren hacer que el pueblo mío se olvide de mi Nombre, por los sueños que cada uno cuenta a su vecino, al modo que de mi Nombre se olvidaron de sus padres por amor a Baal. 28 Que cuente su sueño aquel profeta que así sueña; y predique mi palabra con toda verdad aquel que recibe mi palabra, y se verá la diferencia. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo, dice el Señor? 29 ¿No es así que mis palabras son como fuego, dice el Señor, y como martillo que quebranta las peñas? 30 Por tanto, vedme aquí, dice el Señor, contra aquellos profetas que roban mis palabras, cada cual a su más cercano profeta. 31 Vedme aquí, dice el Señor, contra aquellos profetas que toman en sus lenguas estas palabras: Dice el Señor. 32 Vedme aquí contra aquellos profetas o visionarios que sueñan mentiras, dice el Señor, y las cuentan, y traen embaucado a mi pueblo con sus falsedades y prestigios; siendo así que yo no los he enviado, ni dado comisión alguna a tales hombres que ningún bien han hecho a este pueblo, dice el Señor.

33 Si te preguntare, pues, este pueblo, o un profeta, o un sacerdote, burlándose de ti, y te dijere: Vaya, ¿cuál es la carga o duro vaticinio que nos anuncias de parte del Señor?, le responderás: La carga sois vosotros; y yo, dice el Señor, os arrojaré lejos de mí. 34 Que si el profeta o el sacerdote, o alguno del pueblo dice: ¿Cuál es la carga del Señor?, yo castigaré severamente a tal hombre y a su casa. 35 Lo que habéis de decir cada uno a su vecino y a su hermano es: ¿Qué ha respondido el Señor? O ¿qué es lo que el Señor ha hablado? 36 Y no se ha de nombrar más por burla la carga del Señor, que de lo contrario la carga de cada uno será su modo de hablar, ya que habéis pervertido las palabras del Dios vivo, del Señor de los ejércitos, nuestro Dios. 37 Le preguntarás, pues, al profeta: ¿Qué te ha respondido el Señor? O ¿qué es lo que el Señor ha dicho? 38 Mas si todavía dijereis, mofándoos: La carga del Señor ¿cuál es? En tal caso, esto dice el Señor: Porque dijisteis esa expresión de burla: La carga del Señor; siendo así que yo os envié a decir: No pronunciéis más por mofa esa expresión: La carga del Señor. 39 Por tanto, tened entendido que yo os tomaré, y os transportaré, y os abandonaré, desechándoos de mi presencia a vosotros y a la ciudad que os di a vosotros y a vuestros padres. 40 Y haré de vosotros un padrón de oprobio sempiterno y de ignominia perdurable, cuya memoria jamás se borrará.

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