Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

echaron

II Mac 8:13 algunos de los cuales, por falta de confianza en la justicia divina, llenos de miedo, echaron a huir.
Mt 8:33 Los porqueros echaron a huir, y llegados a la ciudad, lo contaron todo, y en particular lo de los endemoniados.
Mt 21:39 Y agarrándole le echaron fuera de la viña, y le mataron.
Mt 26:50 Le dijo Jesús : ¡Oh, amigo! ¿a qué has venido aquí? se acercaron entonces los demás y echaron mano a Jesús , y le prendieron.
Mc 14:46 Ellos entonces le echaron las manos, y le aseguraron.
Mc 16:8 Ellas, saliendo del sepulcro, echaron a huir, como sobrecogidas que estaban de pavor y espanto, y a nadie dijeron nada, tal era su pasmo.
Lc 8:34 Viendo esto los que los guardaban, echaron a huir, y se fueron a llevar la nueva a la ciudad y por los cortijos;
Lc 20:12 Les envió todavía otro; y a éste también le hirieron y echaron fuera.
Lc 23:26 Al conducirle al suplicio echaron mano de un tal Simón, natural de Cirene, que venía de una granja, y le cargaron la cruz para que la llevara en pos de Jesús .
Jn 21:6 Les dijo él: Echad la red a la derecha del barco; y encontraréis. La echaron, pues; y ya no podían sacarla por la cantidad de peces que había.
Hech 13:50 Los judíos instigaron a varias mujeres devotas y de distinción, y a los hombres principales de la ciudad, y levantaron una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de su territorio.
Hech 17:5 Pero los judíos incrédulos, llevados de su falso celo, se valieron de algunos malos hombres de ínfima plebe, y reuniendo gente, amotinaron la ciudad, y se echaron sobre la casa de Jasón en busca de Pablo y de Silas, para presentarlos a la vista del pueblo.
Hech 27:18 Al día siguiente, como nos hallábamos furiosamente combatidos por la tempestad, echaron al mar el cargamento.
Hech 27:29 Entonces temiendo cayésemos en algún escollo, echaron por la popa cuatro anclas, aguardando con impaciencia el día.
Rom 1:32 los cuales en medio de haber conocido la justicia de Dios, no echaron de ver, que los que hacen tales cosas, son dignos de muerte eterna, y no sólo los que las hacen, sino también los que aprueban a los que las hacen.