VEINTE años tenía Acaz cuando comenzó a reinar; y dieciséis años reinó en Jerusalén . No se portó bien en la presencia del Señor, como su padre David;

2 sino que siguió los senderos de los reyes de Israel; y además fundió estatuas a los Baales o ídolos. 3 Este es aquel que ofreció incienso en el valle de Benennom, e hizo pasar sus hijos por el fuego, según el rito idolátrico de las naciones exterminadas por el Señor al arribo de los hijos de Israel. 4 Asimismo ofrecía sacrificios, y quemaba perfumes en las alturas y en los collados, y debajo de todo árbol frondoso.

5 Por eso el Señor Dios lo entregó en poder del rey de Siria, el cual le derrotó, y cogió un gran botín de su reino, y se lo llevó a Damasco. También fue entregado en manos del rey de Israel, que hizo gran destrozo en su gente. 6 Pues Facee, hijo de Romelía, mató en un solo día ciento veinte mil hombres de Judá, todos ellos bravos soldados; porque habían abandonado al Señor Dios de sus padres. 7 Por el mismo tiempo Zecri, hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías, hijo del rey, y a Ezrica, su mayordomo, como también a Elcana, que tenía el segundo lugar después del rey.

8 Y los hijos de Israel hicieron cautivos de sus hermanos doscientos mil, mujeres, niños y niñas y cogieron infinitos despojos, y los llevaron a Samaria. 9 Había allí en aquella sazón un profeta del Señor, llamado Oded, el cual, saliendo al encuentro del ejército que venía a Samaria, les dijo: Habéis visto que el Señor Dios de vuestros padres, irritado contra los hijos de Judá, los ha entregado en vuestras manos; mas vosotros les habéis quitado la vida atrozmente; tanto que vuestra crueldad ha subido hasta el cielo. 10 Además de esto queréis subyugar a los hijos de Judá y de Jerusalén , como a esclavos y esclavas, cosa que de ninguna manera debéis hacer; pues en esto pecáis contra el Señor Dios vuestro. 11 Oíd, pues, ahora mi consejo: Volved a enviar a sus casas esos prisioneros hermanos vuestros, que habéis traído acá; porque el furor grande del Señor está para caer sobre vosotros. 12 Con esto algunos de los príncipes de los hijos de Efraín o de Israel, Azarías, hijo de Joanán, Ezequías , hijo de Sellum, y Amasa, hijo de Adali, se opusieron a pie firme a los que venían de la batalla, 13 y les dijeron: No introduciréis acá esos cautivos, porque pecaríamos contra el Señor. ¿Cómo pretendéis aumentar nuestros pecados y colmar la medida de los antiguos delitos, puesto que es ése un gran pecado, y la terrible ira del Señor va a descargar sobre Israel? 14 Con eso los soldados soltaron los despojos y todo cuanto habían cogido delante de aquellos príncipes y de todo el pueblo; 15 y los varones antes mencionados, tomando a los cautivos y a todos los desnudos, los vistieron de los despojos; y después de haberlos vestido y calzado, y confortado con comida y bebida, y ungido para aliviarlos del cansancio, y cuidádolos con mucho esmero, montaron en asnos a los que no podían andar y eran de cuerpo débil, y los llevaron a Jericó , ciudad de las Palmas, a sus hermanos; y después se volvieron a Samaria.

16 En aquel tiempo envió el rey Acaz a pedir socorro al rey de los asirios. 17 Entretanto entraron los idumeos en el país de Judá, y mataron mucha gente, y cogieron un gran botín. 18 Asimismo los filisteos invadieron las ciudades de la llanura, y la parte meridional de Judá, y se apoderaron de Betsames, y de Ayalón, y de Garedot, como también de Socó, y de Temnán, de Gamzo con sus aldeas, y se establecieron en ellas. 19 Porque el Señor había humillado a Judá por los pecados de Acaz, rey de Judá, a quien dejó sin amparo por su desprecio del Señor. 20 El cual hizo mover contra él a Telgatfalnasar, rey de los asirios, que también lo afligió y taló el país sin hallar resistencia alguna.

21 Acaz, pues, despojando el templo del Señor, y el palacio real, y las casas de los príncipes, ofreció dones al rey de los asirios, y sin embargo de nada le sirvió. 22 Sobre todo esto, en el mismo tiempo de su angustia aumentó las ofensas contra el Señor; de suerte que el mismo rey Acaz 23 inmoló víctimas a los dioses de Damasco que creía sus enemigos, diciendo: Los dioses de los reyes de Siria son los que los protegen; yo los aplacaré, pues, con sacrificios, y se pondrán de mi parte; cuando al contrario ellos fueron la causa de su ruina y de la de todo Israel. 24 Acaz, pues, habiendo quitado todos los vasos de la casa de Dios, y habiéndolos hecho pedazos, cerró las puertas del templo de Dios, y erigió altares en todas las esquinas de Jerusalén . 25 Asimismo los erigió en todas las ciudades de Judá para quemar sobre ellos incienso, provocando la indignación del Señor Dios de sus padres. 26 Las demás cosas suyas y todas sus obras primeras y postreras, están escritas en el Libro de los Reyes de Judá y de Israel. 27 En fin, pasó Acaz a descansar con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de Jerusalén ; pues no quisieron colocarlo en los sepulcros de los reyes de Israel o Judá. Lo sucedió en el reino su hijo Ezequías .

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