ME habló el Señor nuevamente, diciendo: 2 Y tú, ¡oh hijo de hombre!, ¿por ventura no juzgarás tú, no condenarás a esa ciudad sanguinaria? 3 ¿No le harás ver todas sus abominaciones? Tú le dirás, pues: Esto dice el Señor Dios: He aquí la ciudad que a vista de todos derramará la sangre inocente, a fin de que llegue el tiempo de su castigo; y la que se fabricó ídolos, con que se contaminó para su propia ruina. 4 Tú has pecado, derramando la sangre, y te has contaminado con los ídolos que fabricaste y has acelerado el tiempo de tu castigo, y hecho llegar el fin de tus años. Por este motivo te he hecho el oprobio de las naciones y el escarnio de toda la tierra. 5 Sobre ti triunfarán, y harán mofa los que están cerca de ti y los que están lejos, ¡oh ciudad infame, famosa y grande por tu desolación! 6 Mira cómo los príncipes de Israel se han ocupado, cada uno según su poder, en derramar sangre en medio de ti. 7 En medio de ti ultrajaron al padre y a la madre, calumniaron en ti al extranjero, y en tu recinto han afligido al huérfano y a la viuda. 8 Vosotros despreciasteis mis santuarios, y violasteis mis sábados. 9 En medio de ti tienes tú hombres calumniadores para derramar sangre, y dentro de ti se celebraron banquetes idolátricos sobre los montes; en medio de ti han cometido las maldades. 10 Dentro de ti se han cometido incestos con la mujer del propio padre; y en ti no se ha respetado la mujer durante su menstruación. 11 Cada uno de esos hombres hizo en ti cosas abominables con la mujer de su prójimo, y el suegro violó feamente a su nuera, e hizo el hermano violencia a su hermana, a la hija de su propio padre.

12 En ti se recibieron regalos para hacer derramar sangre; tú has sido usurera; y por avaricia calumniabas a tus prójimos; y a mí, dice el Señor Dios, me echaste en olvido. 13 Por eso batí yo mis manos, en señal de horror, al ver tu avaricia y la sangre derramada en medio de ti. 14 ¿Por ventura podrá mantenerse firme tu corazón, o serán bastante robustos tus brazos en los días de quebranto que yo te preparo? Yo el Señor lo dije, y lo haré: 15 yo te esparciré entre las naciones, y te esparciré por todo el mundo, y pondré fin a tus abominaciones. 16 Y después tomaré otra vez posesión de ti, a la vista de las gentes, y sabrás que yo soy el Señor.

17 Y me habló el Señor, diciendo: 18 Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha convertido en escoria: cobre y estaño, y hierro, y plomo, son todos éstos de Israel en medio del crisol; escoria de plata han venido a ser. 19 Por lo cual esto dice el Señor Dios: Por cuanto todos habéis venido a ser no más que escoria, por eso he aquí que yo os reuniré en medio de Jerusalén , 20 como quien junta plata, y cobre, y estaño, y hierro, y plomo en medio de la fragua, y enciende fuego debajo de ella para fundirlos. Así yo os recogeré lleno de furor e ira, y allí os dejaré, y os derretiré. 21 Os congregaré, y os abrasaré con el fuego de mi furor; y en medio de él os derretiré. 22 Como se funde la plata en medio del horno, así vosotros lo seréis en medio de Jerusalén ; y conoceréis que yo soy el Señor cuando haya derramado sobre vosotros la indignación mía.

23 Y me habló el Señor diciendo: 24 Hijo de hombre, dile a ella (a Jerusalén ): Tú eres una tierra inmunda, y no humedecida con lluvia y rocío del cielo, en el día de mi ira. 25 En medio de ella hay una conjuración de falsos profetas. Como león rugiente que arrebata la presa, así han devorado las almas, han recibido ricas pagas, y han aumentado en ellas las viudas. 26 Sus sacerdotes han despreciado mi ley, han contaminado mis santuarios, no han sabido hacer diferencia entre lo sagrado y lo profano, ni distinguir entre lo inmundo y lo puro, y no hicieron caso de mis sábados, y he sido yo deshonrado en medio de ellos. 27 Sus príncipes están en medio de ella como lobos para arrebatar la presa, para derramar sangre, y destruir vidas, y buscar usuras para su avaricia.

28 Y sus profetas revocaban sin la mezcla necesaria, adulando al pueblo con falsas visiones y mentirosos vaticinios, diciendo: Esto dice el Señor Dios, siendo así que el Señor no había hablado. 29 Las gentes de esta tierra forjaban calumnias, y robaban con violencia lo ajeno, afligían al necesitado y al pobre, y oprimían al extranjero con imposturas e injusticias. 30 Y busqué entre ellos un varón justo que se interpusiese entre mí y el pueblo como un vallado, y pugnase contra mí a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; mas no hallé ninguno. 31 En vista de todo esto derramaré sobre ellos la indignación mía, los consumiré con el fuego de mi furor; y haré caer sobre su cabeza el castigo de sus malas obras, dice el Señor Dios.
Pater
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