Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

pesada

I Rey 5:7 Viendo, pues, la plaga los vecinos de Azoto, dijeron: No quede más entre nosotros el arca del Dios de Israel; porque es muy pesada su mano sobre nosotros y sobre nuestro dios Dagón.
I Par 28:14 Le dio el oro, según el peso que había de tener cada uno de los vasos del ministerio; asimismo la plata, pesada según la diversidad de los vasos y de las hechuras.
II Par 10:4 Tu padre nos oprimió con un yugo durísimo; sea tu gobierno más suave que el de tu padre, el cual impuso una pesada esclavitud; alívianos un poco la carga, si quieres que te sirvamos.
Job 30:21 Te portas conmigo como si fueras cruel; y me tratas con mano tan pesada como si fueses mi enemigo.
Salm 31:4 Porque de día y de noche me hiciste sentir tu pesada mano. Revolcábame en mi miseria, mientras tenía clavada la espina.
Salm 37:5 Porque mis maldades sobrepujan por encima de mi cabeza; y como una carga pesada me tienen agobiado.
Prov 27:3 Pesada es la piedra y pesada es la arena; pero más pesada es todavía que estas cosas la ira del necio.
Prov 27:3 Pesada es la piedra y pesada es la arena; pero más pesada es todavía que estas cosas la ira del necio.
Ecli 6:22 Para éstos será como una pesada piedra de prueba, que no tardarán en lanzarla de sus hombros.
Ecli 10:11 Breve es la vida de todo violento potentado. La enfermedad prolija es pesada para el médico;
Ecli 22:17 ¿Qué otra cosa se nombrará que sea más pesada que el plomo, a no ser el necio?
Ezeq 20:33 Yo os juro, dice el Señor, que dominaré sobre vosotros con mano pesada y con brazo extendido, derramando todo mi furor.
Ezeq 20:34 Y os sacaré de los pueblos, y os reuniré de los países por donde habéis sido dispersados y dominaré sobre vosotros con mano pesada y con brazo extendido, derramando todo mi furor.
Zac 12:3 Y yo haré en aquel día que sea Jerusalén como una piedra muy pesada para todos los pueblos; todos cuantos probaren alzarla quedarán lisiados, contra ella se coligarán todas las naciones de la tierra.
II Cor 1:8 Pues no quiero, hermanos, que ignoréis la tribulación que padecimos en el Asia, los males de que nos vimos abrumados, tan excesivos y tan superiores a nuestras fuerzas, que nos hacían pesada la misma vida.