Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

hallé

II Rey 22:6 Con las fajas mortuorias estuve ya atado, y me hallé cogido en los lazos de la muerte.
III Rey 3:21 Cuando me incorporé por la mañana para dar de mamar a mi hijo, lo hallé muerto; pero mirándole con mayor atención así que fue día claro, reconocí no ser el mío que yo había parido.
I Esd 8:15 Los congregué, pues, junto al río, que desagua en el Ahava, y nos detuvimos allí tres días; y habiendo buscado entre el pueblo y entre los sacerdotes algunos hijos de Leví, no hallé allí ninguno.
II Esd 7:5 Pero Dios inspiró en mi corazón que convocase a los magnates y a los magistrrados, y al pueblo para hacer una revista o censo, y hallé un libro del empadronamiento de aquellos que habían vuelto los primeros de Babilonia, en el cual se encontró escrito lo siguiente:
Salm 68:21 Tienes ante tus ojos todos los que me atormentan; improperios y miserias aguarda siempre mi corazón. Esperé que alguno se condoliese de mí, mas nadie lo hizo; o quien me consolase, y no hallé quien lo hiciese.
Salm 114:3 Me cercaron mortales angustias, me embistieron los horrores del infierno, o sepulcro. Me hallé en medio de la tribulación y el dolor;
Salm 141:5 Pensativo miraba si se ponía alguno a mi derecha para defenderme; peno nadie dio a entender que me conociese. Me hallé sin poder huir, y sin nadie que mirase por mi vida.
Ecle 4:7 Reflexionando hallé aún otra vanidad debajo del sol:
Ecle 7:26 y hallé al fin que es más amarga que la muerte la mujer; la cual es un lazo de cazar, y una red barredera su corazón, y sus manos unos grillos. Quien es grato a Dios huirá y se librará de ella; pero el pecador quedará preso.
Ecle 7:27 Esto es lo que hallé, dijo el Eclesiastés, habiendo recorrido una cosa tras otra, para averiguar la razón de la pérdida de tantos hombres;
Ecle 7:28 razón que aún anda buscando mi alma, sin haberla podido descubrir; a saber, porque entre mil hombres hallé uno, y ninguna entre las mujeres todas.
Ecle 7:29 Sólo esto hallé: que Dios creó al hombre recto, y el mismo hombre se enredó en infinitas cuestiones y peligros. ¿Quién es igual al sabio? ¿Quién conoce la solución de esta difícil parábola?
Cant 3:2 Me levantaré, dije, y daré vueltas por la ciudad, y buscaré por calles y plazas al amado de mi alma. ¡Ay!, lo busqué, mas no lo hallé.
Cant 5:6 Alcé, pues, la aldaba de mi puerta para que entrase mi amado; pero él se había ya retirado, y seguido adelante. Mi alma había quedado desmayada al eco de su voz; lo busqué, mas no lo hallé; lo llamé a voces, y no me respondió.
Ecli 51:27 Hacia ella enderecé el alma mía; y conociéndome a mí, la hallé.
Isa 63:5 Eché la vista alrededor, y no hubo quien acudiese a mi socorro; anduve buscando y no hallé persona que me ayudase; y sólo me salvó mi brazo; y la indignación que concebí me sostuvo.
Jer 2:34 y en las faldas de tu vestido se ha hallado todavía la sangre de los pobrecitos e inocentes? No los hallé muertos dentro de escondrijos, sino en todos los lugares y parajes que acabo de decir.
Jer 5:5 Iré, pues, a los principales del pueblo y hablaré a ellos, que sin duda esos saben el camino del Señor, los juicios de su Dios. Pero hallé que éstos, aún más que los otros, todos a una quebrantaron el yugo del Señor, rompieron sus correas.
Jer 13:7 Fui, pues, al Eufrates, y abrí el agujero, y saqué la faja del lugar en que la había escondido, y hallé que estaba ya podrida, de suerte que no era útil para uso alguno.
Jer 15:16 Yo hallé tu divina palabra, y me alimenté con ella; y en tu palabra hallé el gozo mío y la alegría de mi corazón; porque yo llevo el nombre de profeta tuyo, ¡oh Señor Dios de los ejércitos!
Jer 15:16 Yo hallé tu divina palabra, y me alimenté con ella; y en tu palabra hallé el gozo mío y la alegría de mi corazón; porque yo llevo el nombre de profeta tuyo, ¡oh Señor Dios de los ejércitos!
Jer 18:3 Bajé, pues, a casa de un alfarero, y hallé que estaba trabajando sobre la rueda.
Ezeq 22:30 Y busqué entre ellos un varón justo que se interpusiese entre mí y el pueblo como un vallado, y pugnase contra mí a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; mas no hallé ninguno.
II Cor 2:13 no tuvo sosiego mi espíritu, porque no hallé a mi hermano Tito; y así despidiéndome de ellos, partí para Macedonia.