Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

cuyos

Gen 47:14 de cuyos países, habiendo recogido José todo el dinero por la venta de trigo, lo puso en el erario del rey.
Ex 15:21 cuyos coros guiaba, entonando la primera. Cantemos himnos al Señor, porque ha dado una gloriosa señal de su grandeza; ha precipitado en el mar al caballo y al caballero.
Ex 26:37 Y colocarás esta cortina ante las cinco columnas de madera de setim, cubiertas con láminas de oro, cuyos capiteles serán de oro y las bases de bronce.
Ex 27:4 Además un enrejado de bronce en forma de red, en cuyos cuatro ángulos habrá cuatro anillos de bronce,
Ex 27:10 y veinte columnas con otras tantas basas de bronce, cuyos capiteles con sus molduras serán de plata.
Ex 30:2 que tenga un codo de largo y otro de ancho, es decir, cuadrado, con dos codos de altura, de cuyos cuatro ángulos saldrán unas puntas o remates.
Núm 3:22 cuyos individuos del sexo masculino, contados los de un mes arriba, fueron siete mil quinientos.
Núm 13:3 Hizo Moisés lo que mandaba el Señor, enviando desde el desierto de Farán algunos varones principales cuyos nombres son estos:
Núm 21:32 Moisés entretanto envió exploradores a Jazer; cuyos lugares tomaron y se hicieron dueños de los habitantes.
Núm 26:33 Hefer fue padre de Salfaad, el cual no tuvo hijos, sino solamente hijas, cuyos nombres son estos: Maala, y Noa, y Hegla, y Melca, y Tersa.
Núm 27:1 En este tiempo acudieron las hijas de Salfaad, hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, que fue hijo de José; cuyos nombres son Maala, y Noa, y Hegla, y Melca, y Tersa;
Núm 34:19 cuyos nombres son estos: de la tribu de Judá, Caleb, hijo de Jefone;
Deut 8:7 Porque el Señor tu Dios va a introducirte en esa tierra buena, tierra llena de arroyos, y de estanques, y de fuentes; en cuyos campos y montes brotan manantiales perennes de aguas;
Deut 9:1 Escucha, Israel: Tú estás hoy día a punto de pasar el Jordán para conquistar naciones grandísimas y más fuertes que tú, ciudades magníficas, y cuyos muros llegan hasta el cielo,
Jos 9:17 Con efecto movieron el campo los hijos de Israel, y al tercer día llegaron a sus ciudades cuyos nombres son estos: Gabaón, Cafira, Berot y Cariatiarim.
Jos 17:3 Mas como Salfaad, hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, no tenía hijos, sino solamente hijas, cuyos nombres son: Maala, y Noa, y Hegla, y Melca y Tersa,
I Rey 3:2 Sucedió, pues, un día, que estando Helí, cuyos ojos habían perdido ya la facultad de ver, acostado en su aposento,
I Rey 10:26 También Saúl se fue a su casa, en Gabaa; siguiéndole parte del ejército, aquellos cuyos corazones había movido el Señor.
IV Rey 18:22 Que si me decís: Nosotros la esperanza la tenemos en el Señor Dios nuestro: ¿no es ése el mismo Dios cuyos lugares altos y altares ha destruido Ezequías , dando a Judá y Jerusalén esta orden: Desde hoy habéis de adorar a Dios en Jerusalén , y sólo delante de este altar?
I Par 7:16 Otra Maaca, segunda mujer de Maquir, tuvo un hijo que llamó Farés, quien tuvo un hermano llamado Sarés; cuyos hijos fueron Ulam y Recén.
I Par 7:21 y Sutala hijo de éste, cuyos hijos fueron Ezer y Elad, pero los habitantes del país de Get los mataron, porque habían bajado a invadir sus posesiones.
I Par 8:38 Asel tuvo seis hijos, cuyos nombres son: Ezricam, Bocru, Ismahel, Saría, Obdía y Hanán; todos éstos hijos de Asel.
I Par 9:44 Asel tuvo seis hijos, cuyos nombres fueron: Ezricam, Bocru, Ismael, Saría, Odbía, Hanán; éstos son los hijos de Asel.
I Par 20:3 A cuyos habitantes los hizo salir fuera, e hizo pasar por encima de ellos trillos y rastras, y carros armados de cortantes cuchillos, de manera que quedaban hechos piezas y añicos; otro tanto hizo David con todas las ciudades de los amonitas; y, concluido esto, volvió con todo su ejército a Jerusalén .
I Par 25:4 Asimismo Hemán, cuyos hijos eran Bocciau, Mataniau, Oziel, Subuel, y Jerimot, Hananías, Hanani, Eliata, Gedelti y Romemtiezer, y Jesbacasa, Melloti, Otir, Mahaziot;
I Par 29:19 Da también a mi hijo Salomón un corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos, y tus leyes, y tus ceremonias, y lo ponga todo por obra, y edifique la casa, cuyos materiales tengo yo prevenidos.
II Par 3:15 Además, delante de las puertas del templo erigió dos columnas, que tenían treinta y cinco codos de altura entre las dos, y cuyos capiteles eran de cinco codos.
II Par 21:2 cuyos hermanos, hijos de Josafat, fueron Azarías, y Jahiel, y Zacarías, y Micael y Safatías; todos hijos de Josafat, rey de Judá.
II Par 34:4 E hizo destruir en presencia suya los altares de Baal, y hacer pedazos los ídolos colocados encima; quitó también sus bosques, y desmenuzó las estatuas, cuyos pedazos esparció sobre los sepulcros de los que solían ofrecerle sacrificios.
I Esd 4:15 A fin de que tú, señor, hagas registrar los libros de las historias de tus predecesores, en cuyos anales hallarás escrito y verás que la ciudad es una ciudad rebelde y enemiga de los reyes y de las otras provincias, y cómo ya de tiempos antiguos se fraguan en ella las rebeliones, por lo cual dicha ciudad fue ya arruinada.
Jud 1:2 cuyos muros construyó de piedras labradas a escuadra, los cuales tenían setenta codos de anchura y treinta de altura; y levantó sus torres hasta cien codos de elevación.
Est 9:6 Tanto, que en Susán mismo mataron a quinientos hombres, sin contar diez hijos de Amán, descendientes de Agag, el enemigo de los judíos, cuyos nombres son éstos:
Est 11:7 a cuyos grandes silbidos todas las naciones se alborotaron para pelear contra la nación de los justos.
Job 15:33 Le sucederá lo que a la vid, cuyos racimos se pierden estando en cierne; y como al olivo, cuya flor cae en tierra.
Job 30:1 Mas ahora hacen burla de mí unos mozalbetes, a cuyos padres me hubiera desdeñado de ponerlos con los mastines de mis rebaños;
Salm 104:7 El es el Señor Dios nuestro, cuyos juicios son conocidos en toda la tierra.
Prov 2:15 cuyos caminos son torcidos, e infames todos sus pasos.
Prov 7:11 incapaz de sosiego, cuyos pies no pueden parar en casa.
Ecle 10:16 Desdichado de ti, oh país, cuyo rey es un niño que no sabe gobernar, y cuyos príncipes comen de mañana.
Ecle 10:17 Dichosa es la tierra cuyo rey es noble, cuyos príncipes comen a su tiempo, para sustentarse y no para echarse en los deleites.
Sab 12:21 ¿con cuánto cuidado juzgarás a tus hijos, a cuyos padres hiciste con juramentos y pactos grandes promesas?
Ecli 17:16 Todas las obras de ellos están patentes como el sol en la presencia de Dios, cuyos ojos están siempre fijos sobre sus procederes.
Ecli 49:18 cuyos huesos fueron visitados o trasladados; y así profetizaron después de su muerte.
Isa 6:5 Y dije: ¡Desgraciado de mí que no he hablado, por ser yo hombre de labios impuros, y habitar en medio de un pueblo cuyos labios están contaminados; y he visto con mis propios ojos al Rey, Señor de los ejércitos!
Isa 16:8 Porque los arrabales de Hesebón están ya desiertos, y talada ha sido por los príncipes de las naciones la viña o país de Sabama, cuyos sarmientos han ido a parar hasta Jazer; anduvieron errantes por el desierto; y los pocos mugrones que quedaron, pasaron a la otra parte del mar.
Isa 23:8 ¿Quién es el que tales cosas decretó contra Tiro, la cual en otro tiempo era la reina del mar, cuyos comerciantes eran príncipes, y sus mercaderes los más ilustres de la tierra?
Isa 36:7 Que si tú me respondieres: Nosotros confiamos en el Señor Dios nuestro, acaso ¿no es ése aquel mismo cuyos lugares altos y cuyos altares destruyó Ezequías , diciendo a Judá y a Jerusalén : Solamente ante este altar adoraréis con sacrificios a Dios?
Isa 36:7 Que si tú me respondieres: Nosotros confiamos en el Señor Dios nuestro, acaso ¿no es ése aquel mismo cuyos lugares altos y cuyos altares destruyó Ezequías , diciendo a Judá y a Jerusalén : Solamente ante este altar adoraréis con sacrificios a Dios?
Isa 51:7 Escuchad los que conocéis lo que es justo; vosotros del pueblo mío, en cuyos corazones está grabada mi ley: No temáis los oprobios de los hombres, no os arredren sus blasfemias;
Jer 19:13 Y las casas de Jerusalén y las casas de los reyes de Judá quedarán inmundas como el sitio de Tofet; todas estas casas, digo, en cuyos terrados se ofrecían sacrificios a toda la milicia o estrellas del cielo, y libaciones a los dioses ajenos.