Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

cuyas

Gen 45:15 Besó también José a todos sus hermanos, llorando sobre cada uno de ellos; después de cuyas demostraciones cobraron aliento para conversar con él.
Ex 37:25 Hizo además de madera de setim el altar de los perfumes, que tenía un codo en cuadro y dos de alto; de cuyas esquinas salían cuatro puntas o remates.
Ex 38:2 de cuyas cuatro esquinas salían cuatro puntas y le cubrió con láminas de bronce.
Lev 7:15 cuyas carnes serán comidas en el mismo día, sin dejar nada para el siguiente.
Lev 16:32 Esta expiación la hará el sumo sacerdote, que recibió la unción santa, y cuyas manos fueron consagradas para ejercer el sacerdocio en lugar de su padre; y se vestirá la túnica de lino y las vestiduras sagradas,
Lev 18:25 las cuales tienen contaminada la tierra, cuyas abominaciones residenciaré yo, para que ella arroje de sí con horror a sus moradores.
Lev 21:10 El sumo sacerdote, esto es, el sacerdote máximo entre sus hermanos, sobre cuya cabeza se derramó el óleo de la unción, y cuyas manos fueron consagradas para ejercer el sacerdocio, y que fue revestido de los sagrados ornamentos, no descubrirá su cabeza, no rasgará sus vestiduras,
Núm 3:3 Tales son los nombres de los hijos de Aarón, sacerdotes que fueron ungidos y cuyas manos fueron llenadas o consagradas, para que ejerciesen las funciones del sacerdocio.
Núm 21:6 Por lo cual el Señor envió contra el pueblo serpientes abrasadoras, por cuyas mordeduras y muerte de muchísimos,
Deut 8:9 donde sin escasez ninguna comerás el pan y gozarás en abundancia de todos los bienes; en cuyas piedras o peñas hallarás el hierro; y mucho cobre y metal en sus montes:
Deut 23:1 El eunuco, cuyas partes han sido majadas, cercenadas o cortadas, no entrará en la iglesia o pueblo del Señor.
Rut 2:12 El Señor te premie por tu acción, y recibas un cumplido galardón del Señor Dios de Israel, a quien has recurrido, y debajo de cuyas alas te has amparado.
Rut 3:2 Este Booz, con cuyas criadas andas junta en el campo, es nuestro pariente, y esta noche avienta la cebada en su era.
III Rey 4:13 Bengaber en Ramot de Galaad, tenía las villas de Avot-Jair, hijo de Manasés en Galaad, y gobernaba todo el país de Argod, que está en Basán, a sesenta poblaciones grandes y muradas, cuyas puertas se cerraban con barras de bronce;
I Par 4:38 Estos son los jefes famosos de las parentelas o linajes de la tribu de Simeón, cuyas familias se multiplicaron sobremanera.
I Par 9:19 Sellum, hijo de Coré, hijo de Abiasaf, hijo del viejo Coré, asistía allí con sus hermanos y la familia de su padre; esto es, los coritas, que tienen la superintendencia de las obras concernientes al ministerio, y guardan los patios del Tabernáculo, y cuyas familias hacen por turno la guardia en la entrada del campamento o morada del Señor.
II Par 3:7 El oro, con cuyas láminas cubrió el templo y sus vigas, y los pilares, y paredes, y las puertas, era sumamente fino. En las paredes hizo entallar querubines.
II Par 13:16 Y los hijos de Israel volvieron las espaldas a Judá, en cuyas manos los abandonó Dios.
II Par 20:10 Ahora, pues, los hijos de Amón y los de Moab, y los de la montaña de Seir, por cuyas tierras no permitiste que pasase Israel al salir de Egipto, antes se desvió Israel de ellos, y no los mató:
II Par 20:35 Al cabo Josafat, rey de Judá, muerto Acab, contrajo amistad con Ocozías, rey de Israel, cuyas obras fueron sumamente impías.
II Par 35:3 Dijo también a los levitas, por cuyas instrucciones se sacrificaba todo Israel para el culto del Señor: Colocad otra vez el arca en el Santuario del templo, edificado por Salomón , hijo de David, rey de Israel, porque ya no la tendréis que llevar más de una a otra parte. Ahora, pues, servid al Señor Dios vuestro y a su pueblo de Israel;
II Par 35:25 sobre todo Jeremías, cuyas lamentaciones sobre Josías repiten todos los cantores y cantoras hasta hoy día, tanto que ha venido a ser este uso como una ley en Israel. Se hallan escritas estas cosas entre las Lamentaciones.
Salm 25:10 en cuyas manos no se ve más que iniquidad, y cuya diestra está toda llena de sobornos.
Salm 67:14 Cuando durmiereis en medio de peligros, seréis como alas de paloma plateadas cuyas plumas por la espalda echan brillos de oro.
Salm 121:3 Jerusalén , la cual se va edificando como una ciudad, cuyas partes o habitantes están en perfecta y mutua unión.
Salm 143:8 cuya boca no habla sino vanidad o mentira, y cuyas manos están llenas de iniquidad.
Salm 143:11 sálvame ahora, y sácame de las garras de estos extranjeros; de cuya boca no sale sino vanidad y mentira, y cuyas manos están llenas de iniquidad.
Sab 3:14 Asimismo más feliz es el eunuco, cuyas manos no han obrado la iniquidad, ni ha pensado cosas criminales contrarias a Dios; pues se le dará un don precioso por su fidelidad y un destino muy distinguido en el cielo, que es el templo de Dios.
Ecli 44:10 Pero aquellos fueron varones misericordiosos y caritativos, cuyas obras de piedad no han caído en olvido.
Isa 57:20 Pero los impíos son como un mar alborotado, que no puede estar en calma; cuyas olas rebosan en lodo y cieno.
Isa 58:11 Y el Señor te dará un perpetuo reposo, y llenará tu alma de resplandores de gracia y reforzará tus huesos; y serás como huerto bien regado y como manantial perenne cuyas aguas jamás faltarán.
Jer 18:14 ¿Acaso puede faltar nieve en los peñascos de las espaciosas sierras del Líbano? ¿O pueden agotarse los manantiales, cuyas frescas aguas corren sobre la tierra?
Jer 46:8 Egipto, que se hincha cual torrente, cuyas olas se conmueven como ríos y ha dicho: Yo avanzaré, inundaré la tierra; destruiré la ciudad y sus habitantes.
Ezeq 3:6 ni a varias naciones, cuyo hablar te sea desconocido y extraña su lengua, cuyas palabras no puedas entender; que si a éstos fueses tú enviado, ellos te escucharían.
Ezeq 23:20 Y ardió en amor infame hacia aquéllos, cuyas carnes son como carnes de asnos, y su furor como el furor de los caballos.
Ezeq 32:27 Mas no morirán con la muerte gloriosa de los valientes incircuncisos que perecieron y bajaron al infierno o sepulcro adornados con sus armas, y debajo de cuyas cabezas se les pusieron sus espadas, donde yacen con sus huesos los instrumentos de sus iniquidades, con que fueron el terror de los fuertes en la tierra de los vivos.
Dan 4:18 cuyas ramas son hermosísimas y abundantísimos sus frutos, y que da alimento para todos; y debajo de cuya sombra habitan las bestias del campo, y en cuyas ramas anidan las aves del cielo:
Dan 4:18 cuyas ramas son hermosísimas y abundantísimos sus frutos, y que da alimento para todos; y debajo de cuya sombra habitan las bestias del campo, y en cuyas ramas anidan las aves del cielo:
Zac 5:9 Y levanté mis ojos, y miré, y he aquí que venían dos mujeres, cuyas alas movía el viento, las cuales eran como alas de milano, y alzaron el ánfora en el aire.
Mal 4:2 Mas para vosotros los que teméis mi santo Nombre nacerá el sol de justicia, debajo de cuyas alas o rayos está la salvación; y vosotros saldréis fuera, saltando alegres como novillos de la manada;
II Mac 3:25 Porque se les apareció montado en un caballo un personaje de fulminante aspecto y magnífico vestido, cuyas armas parecían de oro, el cual acometiendo con ímpetu a Heliodoro lo pateó con las patas delanteras del caballo.
II Mac 4:42 de cuyas resultas muchos quedaron heridos, algunos fueron muertos, y todos los restantes fueron puestos en fuga, perdiendo también la vida junto al erario el mismo sacrílego Lisímaco."
II Mac 12:27 Después de la derrota y mortandad de los enemigos, dirigió Judas su ejército contra Efrón, ciudad fuerte, habitada por una multitud de gentes de diversas naciones; cuyas murallas estaban coronadas de robustos jóvenes que las defendían con valor, y además había dentro de ella muchas máquinas de guerra y acopio de dardos.
Hech 8:2 Mas algunos hombres piadosos cuidaron de dar sepultura a Esteban, en cuyas exequias hicieron gran duelo.
Hech 20:25 Ahora bien, yo sé que ninguno de todos vosotros, por cuyas tierras he discurrido predicando el reino de Dios me volverá a ver.
Hech 21:30 Con esto se conmovió toda la ciudad, y se amotinó el pueblo. Y cogiendo a Pablo, le llevaron arrastrando fuera del templo, cuyas puertas fueron cerradas inmediatamente.
Rom 4:7 Bienaventurados aquellos cuyas maldades son perdonadas y cuyos pecados están borrados;
I Ped 1:12 A los cuales fue revelado, que no para sí mismos, sino para vosotros administraban, o profetizaban, las cosas que ahora se os han anunciado, por medio de los que os predicaron la buena nueva, habiendo sido enviado del cielo el Espíritu Santo, en cuyas cosas o misterios los ángeles mismos desean penetrar con su vista.
I Ped 2:24 El es el que llevó la pena de nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero de la cruz, a fin de que nosotros, muertos a los pecados vivamos a la justicia; y él es por cuyas llagas fuisteis vosotros sanados.