NO te pongas a pleitear con un hombre poderoso, no sea que caigas en sus manos. 2 No contiendas con un hombre rico, no sea que te mueva una querella.

3 Porque a muchos ha corrompido el oro y la plata; y hasta los reyes han llegado a pervertir estos metales.

4 No porfíes con hombre chismoso, y así no echarás leña en su fuego atizando su locuacidad.

5 No tengas trato con hombre ignorante y grosero, a fin de que no diga mal de tu linaje.

6 No mires con de precio al hombre que se arrepiente del pecado, y no se lo eches en cara; acuérdate que todos somos dignos de reprensión.

7 No pierdas el respeto al hombre en su vejez, pues de nosotros, jóvenes, se hacen los viejos.

8 No te alegres en la muerte de tu enemigo, sabiendo que todos morimos, y no queremos ser entonces objeto de gozo. 9 No menosprecies lo que contaren los ancianos sabios, antes bien hazte familiares sus máximas;

10 porque de ellos aprenderás sabiduría y documentos de prudencia, y el modo de servir a los príncipes de una manera irreprensible. 11 No dejes de oír lo que cuentan los ancianos, porque ellos lo aprendieron de sus padres. 12 Pues así aprenderás tú de los mismos discreción y saber dar una respuesta cuando fuere menester.

13 No enciendas la ira de los pecadores, con hacerles reconvenciones indiscretamente; de otra suerte serás abrasado con la llama del fuego de sus pecados.

14 No te opongas de frente a persona de mala lengua, a fin de que no esté en acecho para cogerte en alguna palabra.

15 No prestes al que puede más que tú; que si algo le prestaste, haz cuenta que lo has perdido.

16 No hagas fianza sobre tus fuerzas; que si la has hecho, piensa cómo pagarla. 17 No te metas a juzgar de tu juez; porque él juzga lo que cree justo. 18 En viaje no te acompañes con un hombre temerario; no sea que te cojan también a ti sus desastres, porque él va siguiendo su caprichosa voluntad y su locura te perderá a ti con él.

19 Con colérico no trabes ninguna riña; ni camines por lugar solitario con el atrevido; porque para él la sangre no importa nada, y cuando no haya quien te socorra te hará pedazos.

20 No te aconsejes con tontos; porque éstos no pueden amar sino aquello que a ellos les place. 21 No consultes en presencia de un extraño o desconocido; porque no sabes lo que él maquina dentro de sí. 22 Ni descubras tu corazón a cualquier hombre; no sea que te muestre una falsa amistad, y te afrente.
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