EN aquel tiempo me dijo el Señor: Lábrate dos tablas de piedra semejantes a las primeras, y sube a mí al monte; y harás un Arca de madera.

2 Y yo escribiré en las tablas las palabras que hubo en las que antes quebrantaste, y las pondrás en el Arca . 3 Hice, pues, un Arca de madera de setim o incorruptible; y labradas dos tablas de piedra como las primeras, subí al monte con ellas en las manos. 4 Y escribió el Señor en estas tablas como había hecho sobre las primeras, los diez Mandamientos, que os comunicó en el monte desde en medio del fuego, cuando fue congregado el pueblo; y me las dio. 5 Y a la vuelta bajando del monte, puse las tablas en el Arca que había hecho, donde están todavía, como me mandó el Señor. 6 Después los hijos de Israel alzaron el campo de Berot, distrito de los hijos de Jacam, caminando a Mosera al pie del monte Hor, donde Aarón murió y fue sepultado: al cual sucedió en las funciones del Sacerdocio su hijo Eleazar.

7 Desde allí pasaron a Gadgad, de donde habiendo partido acamparon en Jetebata, tierra de aguas y arroyos.

8 Por aquel tiempo separó el Señor la tribu de Leví para que llevara el Arca del Testamento del Señor, y le sirviese ante sus ojos en el ministerio, y para que diese al pueblo la bendición en su nombre, como lo hace hasta el presente. 9 Por lo cual Leví no tuvo porción, ni entró a la parte en la posesión con sus hermanos; por cuanto el mismo Señor es su herencia, según se lo prometió el Señor Dios tuyo.

10 Yo, pues, estuve en el monte, como la vez primera, cuarenta días y cuarenta noches, y también esta vez el Señor oyó mi súplica, y no pasó a exterminarte. 11 Antes me dijo: Anda, ve y capitanea el pueblo para que entre en posesión de la tierra que juré yo a sus padres que les daría.

12 Ahora bien, Israel, ¿qué pide de ti el Señor Dios tuyo, sino que temas a tu Señor Dios, y sigas sus caminos, y le ames, y que sirvas al Señor Dios tuyo con todo tu corazón y con toda tu alma;

13 y guardes sus mandamientos y ceremonias, que hoy te prescribo, para que seas feliz? 14 Mira cómo siendo del Señor Dios tuyo el cielo y el cielo de los cielos, la tierra y todo cuanto hay en ella; 15 esto no obstante, el Señor Dios se unió estrechísimamente con entrañable amor con tus padres, y después de ellos escogió a su linaje, esto es, a vosotros de entre todas las naciones, como se ve hoy por experiencia. 16 Circuncidad, pues, las pasiones de vuestro corazón, y no seáis más de dura cerviz, 17 porque el Señor Dios vuestro es el Dios de los dioses y el Señor de los señores; Dios grande y poderoso y terrible, que no es aceptador de personas, ni se gana con dones;

18 hace justicia al huérfano y a la viuda, ama al extranjero, y le da sustento y vestido. 19 Y así vosotros amad también a los extranjeros, pues lo fuisteis igualmente en la tierra de Egipto.

20 Temerás, ¡oh Israel!, al Señor Dios tuyo, y a él solo servirás; con él te unirás, y únicamente en su nombre harás tus juramentos.

21 Porque él es tu gloria y el Dios tuyo: el que ha hecho por ti las cosas grandiosas y terribles que han visto tus ojos. 22 En número de setenta almas bajaron tus padres a Egipto; y estás viendo que el Señor Dios tuyo te ha multiplicado como las estrellas del cielo.

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