Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

necedad

I Rey 25:25 No hagas, te ruego, mi señor y mi rey, ningún caso de la injusticia de Nabal; porque es un insensato, y su mismo nombre denota su necedad. Mas yo, sierva tuya, no vi a los criados que tú, señor mío enviaste.
Job 6:30 que no habéis de hallar falsedad en mi lengua, ni de mi boca oiréis necedad alguna.
Job 36:12 mas si no escuchasen, serán pasados a cuchillo, y perecerán en su necedad.
Salm 37:6 Se enconaron y corrompieron mis llagas, a causa de mi necedad.
Prov 12:23 El hombre cauto encubre lo que sabe; mas el corazón de los imprudentes descubre su necedad.
Prov 13:16 El hombre cuerdo todo lo hace con consejo; mas el insensato descubre su necedad.
Prov 14:18 Los imprudentes tendrán por herencia la necedad; y los juiciosos la esperanza de la ciencia.
Prov 14:29 Quien es sufrido, se gobierna con mucha prudencia; pero el impaciente pone de manifiesto su necedad.
Prov 22:15 Pegada está la necedad al corazón del muchacho; mas la vara del castigo la arrojará fuera.
Prov 26:4 No respondas al necio, imitando su necedad en el hablar, para que no te hagas a él semejante.
Prov 26:5 Contéstale, sí, como su necedad se merece; a fin de que no se crea él que es un sabio.
Prov 26:11 Como el perro que vuelve a lo que ha vomitado; así es el imprudente que repite o recae en su necedad.
Prov 27:22 Aun cuando majases al necio en un mortero, como se maja la cebada con el mazo, no desprenderías de él su necedad.
Ecle 2:12 Pasé de aquí a contemplar la sabiduría, y los errores, y la necedad de los mortales; (pero, ¿quién es el hombre, dije, para poder seguir las obras del rey, su Creador?)
Ecle 2:13 y eché de ver que tanto se aventaja la sabiduría a la necedad cuanto se diferencia la luz de las tinieblas.
Ecle 10:13 Sus primeras palabras son una necedad, y un error pernicioso el remate de su habla.
Sab 5:4 ¡Insensatos de nosotros! Su tenor de vida nos parecía una necedad, y su muerte una ignominia.
Sab 10:8 Así es que aquellos que dieron de mano a la sabiduría, no solamente vinieron a desconocer la virtud, sino que dejaron a los hombres memoria de su necedad, de manera que no pudieron encubrir los pecados que cometieron.
Ecli 22:16 Desvíate de él, y tendrás sosiego, y no recibirás tedio o fastidio por su necedad.
Ecli 47:22 Echaste un borrón a tu gloria, y profanaste tu linaje, provocando la ira de Dios sobre tus hijos, y llevando a tal extremo tu necedad,
Ecli 47:27 y dejó después de sí a Roboam, uno de los hijos, ejemplo de necedad para su nación,
Ecli 51:26 Levanté mis manos a lo alto pidiéndole a Dios, y deploré la necedad y tinieblas de mi alma.
Isa 44:25 Que falsifico los presagios de los adivinos, y a los agoreros les quito el juicio; que dejo corridos a los sabios, y convierto en necedad su ciencia.
Bar 3:28 Porque no tuvieron sabiduría, perecieron por su necedad."
Os 2:10 Y ahora manifestaré su necedad a los ojos de sus mismos amadores, y nadie la liberará de mis manos;
Os 9:7 Vendrán los días de la visita del Señor, los días del castigo llegarán luego. Sepas, ¡oh Israel!, que tus profetas son unos fatuos, esos que se creen varones espirituales son unos insensatos; permitiéndolo Dios en pena de tus muchas iniquidades y de la suma necedad tuya.
I Cor 1:18 A la verdad que la predicación de la cruz o de un Dios crucificado, parece una necedad a los ojos de los que se pierden; mas para los que se salvan, esto es, para nosotros, es la virtud y poder de Dios.
I Cor 2:14 Porque el hombre animal no puede hacerse capaz de las cosas que son del Espíritu de Dios; pues para él todas son una necedad, y no puede entenderlas, puesto que se han de discernir con una luz espiritual que no tiene.
I Cor 3:19 Porque la sabiduría de este mundo es necedad delante de Dios. Pues está escrito: Yo prenderé a los astutos en su propia astucia.
II Tim 3:9 Mas no lograrán sus intentos; porque su necedad se hará patente a todos, como antes se hizo la de aquellos magos.
II Ped 2:16 mas tuvo quien reprendiese su sandez y mal designio, una muda bestia o burra en que iba montado, hablando en voz humana, refrenó la necedad del profeta.