Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

levántate

Gen 27:19 Dijo Jacob : Yo soy tu primogénito Esaú; he hecho lo que me mandaste; levántate, incorpórate, y come de mi caza, para que me des la bendición.
Gen 31:13 Yo soy el Dios de Betel, en donde tú ungiste la piedra, y me hiciste aquel voto. Ahora, pues, levántate y sal de esta tierra, y vuélvete a la de tu nacimiento .
Núm 22:20 Vino, pues, Dios a Balaam aquella noche, y le dijo: Si esos hombres han venido a llamarte, levántate y vete con ellos; pero cuidado en no hacer más que lo que yo te mandare.
II Par 6:41 Ahora, pues, levántate, oh Señor mi Dios, y ven al lugar fijo de tu morada: Tú y el arca por medio de la cual ostentas tu poderío. Experimenten tu socorro y protección, oh Señor Dios, tus sacerdotes, y gocen los santos con alegría tus beneficios.
Salm 3:7 No temeré, pues, a ese innumerable gentío que me tiene cercado; levántate, ¡oh Señor!, sálvame tú, Dios mío.
Salm 7:7 Levántate, ¡oh Señor! en el momento de tu enojo, y ostenta tu grandeza en medio de mis enemigos. Sí, Señor Dios mío, levántate según la ley por ti establecida;
Salm 56:9 Ea, levántate, gloria mía, apresúrate, ¡oh salterio y cítara! Yo me levantaré al rayar el alba.
Salm 81:8 ¡Oh Dios mío!, levántate, juzga tú la tierra, pues tuyas son por herencia todas las naciones.
Salm 131:8 ¡Oh Señor!, levántate, y ven al lugar de tu morada, tú y el arca en que brilla tu santidad.
Isa 23:12 Y ha dicho: No te vanagloriarás ya más, cuando te veas afrentada, ¡oh virgen hija de Sidón!; levántate, navega a Cetim, y allí tampoco tendrás reposo.
Isa 51:9 Levántate, levántate: ármate de fortaleza, ¡oh brazo del Señor!, levántate como en los días antiguos y en las pasadas edades. ¿No fuiste tú el que azotaste al soberbio faraón, el que heriste al dragón de Egipto?
Isa 51:9 Levántate, levántate: ármate de fortaleza, ¡oh brazo del Señor!, levántate como en los días antiguos y en las pasadas edades. ¿No fuiste tú el que azotaste al soberbio faraón, el que heriste al dragón de Egipto?
Isa 51:17 Alzate, ¡oh Sión!, álzate, levántate, ¡oh Jerusalén !, tú que has bebido de la mano del Señor el cáliz de su ira; hasta el fondo has bebido tú el cáliz que causa un mortal sopor, y has bebido hasta las heces.
Isa 52:1 Levántate, levántate, ¡oh Sión!, ármate de tu fortaleza; vístete de tus ropas de gala, ¡oh Jerusalén , ciudad del Dios Santo!, porque ya no volverá en adelante a pasar por medio de ti incircunciso, ni inmundo.
Isa 52:2 Alzate del polvo, levántate, toma asiento, ¡oh Jerusalén !, sacude de tu cuello el yugo, oh esclava hija de Sión.
Mt 9:6 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra potestad de perdonar pecados, levántate, dijo al mismo tiempo al paralítico, toma tu lecho y vete a tu casa.
Mc 5:41 Y tomándola de la mano, le dijo: Talitha, cumi (es decir: Muchacha, levántate, yo te lo mando).
Mc 10:49 Parándose entonces Jesús , le mandó llamar. Y le llamaron, diciéndole: ¡Ea, buen ánimo!, levántate, que te llama.
Lc 5:24 Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, levántate (dijo al paralítico), yo te lo mando, carga con tu camilla, y vete a tu casa.
Lc 7:14 Y se arrimó y tocó el féretro. (Y los que lo llevaban, se pararon). Dijo entonces: Mancebo, yo te lo mando, levántate.
Lc 8:54 Jesús , pues, la cogió de la mano, y dijo en alta voz: Niña, levántate.
Hech 3:6 Mas Pedro le dijo: Plata ni oro, yo no tengo; pero te doy lo que tengo: En el nombre de Jesucristo Nazareno, levántate, y camina.
Hech 9:34 Le dijo Pedro: Eneas, el Señor Jesucristo te cura: levántate, y hazte tú mismo la cama. Y al momento se levantó.
Hech 9:40 Entonces Pedro, habiendo hecho salir a toda la gente, poniéndose de rodillas, hizo oración, y vuelto al cadáver, dijo: Tabita, levántate. Al instante abrió ella los ojos, y viendo a Pedro se incorporó.
Hech 10:13 Y oyó una voz que le decía: Pedro, levántate, mata y come.
Hech 11:7 Al mismo tiempo oí una voz que me decía: Pedro, levántate, mata, y come.
Hech 26:16 Pero levántate, y ponte en pie; pues para esto te he aparecido, a fin de constituirte ministro y testigo de las cosas que has visto y de otra que te mostraré apareciéndome a ti de nuevo.