Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

esperanzas

I Rey 27:1 Mas David dijo en su corazón: Al fin algún día vendré a caer en manos de Saúl. ¿No me vale más huir y ponerme a salvo en tierra de los filisteos, para que Saúl pierda las esperanzas y cese de andarme buscando por todo el país de Israel? Huiré, pues, de sus dominios.
Job 7:16 Perdí las esperanzas de poder vivir más; ten lástima de mí, Señor, ya que mis días son nada.
Job 11:20 Mas los ojos de los impíos se secarán de envidia; y no habrá guarida para ellos; y sus mismas esperanzas causarán abominación y tormento a su alma.
Job 18:14 Arrancado será de su habitación el objeto de sus esperanzas, y la muerte como soberana le pondrá el pie sobre la cerviz.
Prov 19:18 Corrige a tu hijo, no pierdas las esperanzas; pero no llegue tu severidad hasta ocasionarle la muerte.
Prov 23:18 con lo que al fin lograrás cuanto esperas; no quedarán burladas tus esperanzas.
Sab 12:19 Por esta tu conducta has enseñado a tu pueblo que el justo debe también ser humano, y has dado a tus hijos buenas esperanzas, viendo que cuando los juzgas por sus pecados dejas lugar a la penitencia.
Sab 13:10 Pero malaventurados son y fundan en cosas muertas sus esperanzas aquellos que llamaron dioses a las obras de la mano de los hombres, al oro y a la plata, labrados con arte, o a las figuras de los animales o a una piedra inútil, obra de mano antigua.
Ecli 13:7 Si te necesita, te engañará con palabras halagüeñas, y con semblante risueño te dará esperanzas, prometiéndote mil bienes, y te dirá: ¿Qué es lo que has de necesitar?
Ecli 34:1 Las vanas esperanzas y las mentiras son el entretenimiento del necio; y los sueños dan alas a los imprudentes.
Os 9:2 Pero ni la era, ni el lagar les darán con qué sustentarse; y la viña dejará burladas sus esperanzas.
II Mac 7:34 Pero tú, ¡oh malvado y el más abominable de todos los hombres!, no te lisonjees inútilmente con vanas esperanzas, inflamado en cólera contra los siervos de Dios;"
Hech 27:20 Entretanto, había muchos días que no se dejaban ver ni el sol, ni las estrellas, y la borrasca era continuamente tan furiosa, que ya habíamos perdido todas las esperanzas de salvarnos.