EN aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén , a fin de lavar las manchas del pecador y de la mujer inmunda. 2 Y en aquel día, dice el Señor de los ejércitos, yo exterminaré de la tierra hasta los nombres de los ídolos, y no quedará más memoria de ellos, y extirparé de ellas los falsos profetas, y el espíritu inmundo.

3 Y si alguno de allí en adelante todavía profetizare, le dirán su padre y su madre que lo engendraron: Tú morirás porque esparces mentiras en nombre del Señor. Y cuando él profetizare, lo traspasarán o herirán su mismo padre y madre que lo engendraron.

4 Y quedarán confundidos en aquel día los profetas, cada cual por su propia visión cuando profetizare, y no se cubrirán hipócritamente con el manto de penitencia para mentir;

5 sino que cada uno de ellos dirá: Yo no soy profeta; soy un labrador de la tierra; Adán ha sido mi modelo desde mi juventud.

6 Y le dirán: ¿Pues qué llagas o cicatrices son ésas en medio de tus manos? Y responderá: En la casa de aquellos que me amaban me hicieron estas llagas.

7 ¡Oh espada!, desenváinate contra mi pastor y contra el varón unido conmigo, dice el Señor de los ejércitos; hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y extenderé mi mano sobre los párvulos.

8 Y sucederá que en toda la tierra, dice el Señor, dos partes de sus moradores serán dispersadas y perecerán, y la tercera parte quedará en ella. 9 Y a esta tercera parte la haré pasar por el fuego, y la purificaré como se purifica la plata, y la acrisolaré como es acrisolado el oro. Ellos invocarán mi Nombre, y yo los escucharé propicio. Yo diré: Pueblo mío eres tú; y él dirá: Tú eres mi Dios y Señor.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas