PARA el fin: Salmo de David, en memoría de haberle el Señor salvado. 2 Oh Dios, atiende a mi socorro; acude, Señor, luego a ayudarme.

3 Corridos y avergonzados queden los que me persiguen de muerte. 4 Que se arredren, y se confundan los que se complacen en mis males. Sean puestos en vergonzosa fuga aquellos que me dicen insultándome: ¡Bueno, bueno! 5 Que se regocijen, y se alegren en ti todos los que te buscan; y digan sin cesar los que aman a su salvador : Engrandecido sea el Señor. 6 Yo por mí soy un menesteroso y pobre; ayúdame, oh Dios. Amparo mío y mi libertador eres tú; ¡oh Señor!, no tardes.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Referencia
Ilustración
Atlas