TEDIO me causa ya el vivir. Soltaré mi lengua, aunque sea contra mí; hablaré en medio de la amargura de mi alma. 2 Le diré a mi Dios: No quieras condenarme de este modo; manifiéstame por qué me juzgas de esta manera. 3 ¿Podrá, acaso, jamás ser de tu agrado que me entregues a la calumnia, y oprimirme, siendo yo la obra de tus manos, y cooperar a los designios de los impíos? 4 ¿Por ventura son tus ojos, ojos de carne? ¿O miras tú las cosas sólo por afuera como las mira el hombre? 5 ¿Son acaso tus días como los días del hombre, o tus años semejantes a los años humanos, 6 para que hayas de ir inquiriendo mis maldades, y averiguando mis pecados, 7 sabiendo, como sabes, que no he cometido maldad alguna, y que no hay nadie que pueda librarme de tus manos?

8 Tus manos, Señor, me formaron; ellas coordinaron todas las partes de mi cuerpo, ¿y tan de repente quieres despeñarme? 9 Acuérdate, te ruego, que me formaste como de una masa de barro, y que me has de reducir a polvo. 10 ¿No es así que tú me formaste como de la leche cuajada y exprimida se forma el queso?

11 Me vestiste de piel y carne, y con huesos y nervios me organizaste. 12 Me diste vida, y usaste conmigo de misericordia; y tu protección ha conservado mi espíritu. 13 Aunque encubras estas cosas en tu corazón, yo sé bien que todas las tienes presentes. 14 Si pequé, y entonces me perdonaste, ¿por qué ahora no permites que yo me vea limpio de mi iniquidad? 15 Que si yo fuere un impío, ¡ay desdichado de mí!; y si justo, no levantaré cabeza, estando como estoy agobiado de aflicciones y de miserias. 16 Y me aprisionarás por la soberbia como la leona; y volverás a atormentarme de un modo portentoso. 17 Reproducirás tus testigos contra mí, y redoblarás contra mí tu enojo, y me hallaré combatido por un ejército de penas.

18 ¿Por qué me sacaste del vientre de mi madre? Ojalá hubiera yo perecido antes que ojo mortal me viera. 19 Me habrían trasladado del seno materno al sepulcro, como si no hubiese existido. 20 ¿Por ventura no se acabará en breve el corto número de mis días? Déjame, pues, lamentarme de mi dolor por un momento; 21 antes que yo me vaya allá de donde no volveré, a aquella tierra tenebrosa, y cubierta de las negras sombras de la muerte; 22 tierra o región de miseria y de tinieblas, en donde tiene su asiento la sombra de la muerte, y donde todo está sin orden, y en un caos u horror sempiterno.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas