HAN venido a buscarme aquellos que antes no preguntaban por mí, me han hallado aquellos que no me buscaron. Yo he dicho a una nación que no invocaba mi Nombre: Aquí estoy, heme aquí.

2 Extendí todo el día mis brazos hacia un pueblo incrédulo y rebelde que no anda por el buen camino, sino en pos de sus antojos.

3 Pueblo que cara a cara me está provocando continuamente a enojo; hombres que inmolan víctimas en los huertos, y ofrecen sacrificios sobre altares fabricados en ladrillos; 4 que se meten en los sepulcros, que duermen en los templos de los ídolos o falsos oráculos; que comen la carne del cerdo, y echan en sus tazas un caldo profano o prohibido; 5 que dicen a otros: Apártáte de mí, no me toques, porque tú eres inmundo. Todos estos se convertirán en humareda el día de mi furor, en fuego que arderá siempre. 6 Sabed que lo dicho lo tengo escrito delante de mí. Por lo que no callaré, dice el Señor, sino que les retornaré el cambio, y les pondré en su seno la paga; 7 la paga o castigo de sus iniquidades y de las iniquidades de sus padres; los cuales ofrecieron sacrificios sobre los montes, y me deshonraron sobre los collados. Yo derramaré en el seno de los hijos la paga debida a las antiguas obras de los padres.

8 Sin embargo, esto dice el Señor: Como cuando se halla un grano bueno en un racimo podrido, y se dice: No lo desperdicies, pues es una bendición o don de Dios, eso mismo haré yo por amor de mis siervos: No exterminaré a Israel del todo; 9 antes bien entresacaré de Jacob un linaje, y de Judá quien domine sobre mis montes. Y esta tierra de Sión será la herencia de mis escogidos, y en ella habitarán mis fieles siervos; 10 y las campiñas serán rediles de rebaños, y en el fértil valle de Acor se albergarán los ganados mayores de mi pueblo, de aquellos que han ido en pos de mí. 11 Pero a vosotros que abandonasteis al Señor, que os olvidasteis de Sión, mi santo monte, que aparejasteis una mesa o altar al ídolo de la Fortuna, y derramáis sobre ella libaciones, 12 yo os iré entregando uno a uno al filo de mi espada, y todos pereceréis en esta mortandad; puesto que yo os llamé y no os respondisteis, os hablé y no hicisteis caso; antes bien cometíais la maldad delante de mis ojos, y habéis escogido las cosas que yo aborrecía.

13 Por tanto, esto dice el Señor Dios: Sabed que mis siervos comerán, y vosotros padeceréis hambre; mis siervos beberán, y vosotros padeceréis sed; 14 mis siervos se regocijarán, y vosotros estaréis avergonzados: y sabed, en fin, que mis siervos, a impulsos del júbilo de su corazón, entonarán himnos de alabanza, y vosotros, por el dolor de vuestro corazón, alzaréis el grito, y os hará dar aullidos la aflicción del ánimo. 15 Y dejaréis cubierto de execración vuestro nombre a mis escogidos. El Señor Dios acabará contigo, ¡oh Israel!, y a sus siervos los llamará con otro nombre. 16 En el cual nombre quien fuere bendito sobre la tierra, bendito será del Dios verdadero; y el que jurare sobre la tierra, por este nombre del Dios verdadero jurará; porque las precedentes angustias o tribulaciones se han echado en olvido, y desaparecieron de mis ojos.

17 Porque he aquí que yo voy a crear nuevos cielos y nueva tierra y de las cosas o tribulaciones primeras no se hará más memoria, ni recuerdo alguno;

18 sino que os alegraréis, y regocijaréis eternamente en aquellas cosas que voy a crear; pues he aquí que yo formaré a Jerusalén , ciudad de júbilo, y a su pueblo, pueblo de alegría. 19 Y colocaré yo mis delicias en Jerusalén , y hallaré mi gozo en mi pueblo; nunca jamás se oirá en él la voz de llanto, ni de lamento. 20 No se verá más allí un niño que viva pocos días, ni anciano que no cumpla el tiempo de su vida; pues el que morirá más niño, tendrá cien años, y el pecador o el que no viva cien años, será reputado como maldito. 21 Y edificarán casas, y las habitarán y plantarán viñas, y comerán de su fruto. 22 No acontecerá que ellos edifiquen, y sea otro el que habite; ni plantarán para que otro sea el que coma; pues los días de mi pueblo serán duraderos como los días del árbol de la vida, y permanecerán largo tiempo las obras de sus manos. 23 No se fatigarán en vano mis escogidos, ni tendrán hijos que los conturben; porque estirpe de benditos del Señor son, así ellos como sus nietos. 24 Y antes que clamen, yo los oiré: Cuando estén aún con la palabra en la boca otorgaré su petición.

25 El lobo y el cordero pacerán juntos; el león, como el buey, comerá heno; el alimento de la serpiente será el polvo; no habrá quien haga daño ni cause muerte en todo mi santo monte, dice el Señor.

Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas