ESCUCHAD la palabra del Señor, ¡oh vosotros hijos de Israel!, pues el Señor viene a juzgar a los moradores de esta tierra, porque no hay verdad, ni hay misericordia, no hay conocimiento de Dios en el país. 2 La maldición o blasfemia, y la mentira, y el homicidio, y el robo, y el adulterio lo han inundado todo; y una maldad alcanza a otra, 3 por cuya causa se cubrirá de luto o desolación la tierra, y desfallecerán todos sus moradores; y aun las bestias del campo, y las aves del cielo, y hasta los peces del mar perecerán. 4 Sin embargo, nadie se ponga a reprender ni corregir a otro, porque tu pueblo es como aquellos que se las apuestan al sacerdote. 5 Mas tú, ¡oh Israel!, hoy, luego perecerás, y perecerán contigo tus falsos profetas; en aquella noche reduciré a un fúnebre silencio a tu madre. 6 Quedó sin habla el pueblo mío porque se hallaba falto de la ciencia de la salud. Por haber tú desechado la ciencia, yo te desecharé a ti, para que no ejerzas mi sacerdocio; y pues olvidaste la ley de tu Dios, yo también me olvidaré de tus hijos. 7 A la par que ellos se han multiplicado con mi protección, se han multiplicado también sus pecados contra mí. Yo trocaré su gloria en ignominia. 8 Comen las víctimas de los pecados de mi pueblo; y mientras éste peca, le dan ánimo. 9 Por lo cual será tratado el sacerdote como el pueblo; y yo castigaré su mal proceder, y le daré la paga de sus designios.

10 Y comerán, y no se saciarán, han prevaricado incesantemente; han abandonado al Señor, desobedeciendo su santa ley. 11 La deshonestidad, y el vino y embriaguez, quitan el buen sentido.

12 Por eso el pueblo mío ha consultado con un pedazo del leño, y las varas suyas, o de los agoreros, le han dado las respuestas acerca de lo futuro; porque el espíritu de fornicación, o idolatría, los ha fascinado, y han vuelto la espalda a su Dios. 13 Han ofrecido sacrificios sobre las cimas de los montes, y sobre los collados quemaban el timiama o incienso, y debajo de la encina, y del álamo, y del terebinto, por serles grata su sombra; por esto vuestras hijas darán al traste con su honor, y serán adúlteras vuestras esposas. 14 Yo les daré rienda suelta, no castigaré a vuestras hijas cuando hayan pecado, ni a vuestras esposas cuando se hayan hecho adúlteras; pues los mismos padres y esposos tienen trato con las rameras, y van a ofrecer sacrificios con los hombres afeminados y corrompidos. Por esta causa será azotado este pueblo insensato que no quiere darse por entendido.

15 Si tú, ¡oh Israel!, te has entregado a la fornicación, o idolatría, al menos tú, ¡oh Judá!, no peques; y no queráis ir a Gálgala ni subáis a Betaven, para idolatrar, ni juréis diciendo: Vive el Señor.

16 Porque Israel se ha descarriado, cual vaca indómita y lozana; mas luego el Señor los conducirá a pacer como tímidos corderos en campiñas espaciosas. 17 Efraín ha hecho alianza con los ídolos: apártate de él tú, ¡oh Judá! 18 El celebra aparte sus convites idolátricos, y ha caído en la más desenfrenada fornicación, o idolatría, sus protectores se complacen en cubrirle de ignominia. 19 A Israel le llevará atado a sus alas el viento de la indignación divina; y sus hijos quedarán cubiertos de ignominia por sus sacrificios.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas